A final de cuentas la pandemia no llegó . Por supuesto, amenaza con regresar si nos seguimos saludando de beso, actitud retrógrada e incivilizada que solo el atrasado pueblo mexicano mantiene ante la modernidad.
Pero hagamos un recuento de la gripita: al día sábado 9 de mayo el número de muertes causados por ésta era de 48. ¿Lamentables? Seguro. ¿Era necesario todo el revuelo causado por la nueva enfermedad teniendo una taza de mortalidad tan baja? No hay que perder de vista que la influenza estacional causa miles de muertes cada año, particularmente en los estratos de la población menores de 2 años y mayores de 65.
Los datos en 2005 indicaban que aproximadamente dos mil quinientos niños mueren al año de influenza y sus complicaciones (una disminución importante si se considera que la cifra en 1995 era de nueve mil), mientras que la cifra para personas sobre los 65 años se mantiene mas o menos constante, alrededor de las ocho mil muertes.
Y si de muertes hablamos, del martes 21 de abril al miércoles 6 de mayo, los días más álgidos del maldito virus, hubo en el país dos mil cuatro muertes relacionadas con la guerra contra al narcotráfico, un promedio de 17 muertes diarias. Difícil sostener que la guerra se está ganando cuando a cada detención sonada le sigue una ola de 20, 30 asesinatos de policías o militares. No todas las muertes son iguales, por supuesto.
Habrá quienes digan que la heroicidad del gobierno mexicano ha salvado al mundo de una pandemia que hubiese acabado de una vez por todas con los chicharrones y los tacos de cochinita. ¿Qué hicieron las autoridades en los últimos 15 días, aparte de obligar a miles de pequeños negocios a cerrar mandándolos directo a la quiebra?
El Banco Mundial prestó a México 205 millones de dólares el 26 de abril. El día 30, el Banco Interamericano de Desarrollo anunció un préstamo por tres mil millones de dólares para México “en apoyo a sus esfuerzos contra los efectos de la crisis económica global y la emergencia por la influenza humana A/H1N1”.
Por otra parte, aprovechando la oportuna atención de los medios a la epidemia, el Congreso aprovechó para expedir la Ley Federal de Seguridad Privada, que otorga a la Policía Federal la facultad de utilizar agentes sin uniforme, así como de intervenir comunicaciones privadas si así lo consideran necesario.
Se aprobó también la Ley de Obras Públicas, mediante la cual el Gobierno Federal queda exento de realizar licitaciones para la contratación de obra pública si así lo requiere.
Sin embargo, la influenza logró lo que nada ni nadie había logrado: robarle una semana a las campañas, esas que son la mejor muestra de la democracia mexicana, esas por las que nuestros políticos se desviven, Veremos a quién beneficia esto el próximo 5 de julio.
Pero hagamos un recuento de la gripita: al día sábado 9 de mayo el número de muertes causados por ésta era de 48. ¿Lamentables? Seguro. ¿Era necesario todo el revuelo causado por la nueva enfermedad teniendo una taza de mortalidad tan baja? No hay que perder de vista que la influenza estacional causa miles de muertes cada año, particularmente en los estratos de la población menores de 2 años y mayores de 65.
Los datos en 2005 indicaban que aproximadamente dos mil quinientos niños mueren al año de influenza y sus complicaciones (una disminución importante si se considera que la cifra en 1995 era de nueve mil), mientras que la cifra para personas sobre los 65 años se mantiene mas o menos constante, alrededor de las ocho mil muertes.
Y si de muertes hablamos, del martes 21 de abril al miércoles 6 de mayo, los días más álgidos del maldito virus, hubo en el país dos mil cuatro muertes relacionadas con la guerra contra al narcotráfico, un promedio de 17 muertes diarias. Difícil sostener que la guerra se está ganando cuando a cada detención sonada le sigue una ola de 20, 30 asesinatos de policías o militares. No todas las muertes son iguales, por supuesto.
Habrá quienes digan que la heroicidad del gobierno mexicano ha salvado al mundo de una pandemia que hubiese acabado de una vez por todas con los chicharrones y los tacos de cochinita. ¿Qué hicieron las autoridades en los últimos 15 días, aparte de obligar a miles de pequeños negocios a cerrar mandándolos directo a la quiebra?
El Banco Mundial prestó a México 205 millones de dólares el 26 de abril. El día 30, el Banco Interamericano de Desarrollo anunció un préstamo por tres mil millones de dólares para México “en apoyo a sus esfuerzos contra los efectos de la crisis económica global y la emergencia por la influenza humana A/H1N1”.
Por otra parte, aprovechando la oportuna atención de los medios a la epidemia, el Congreso aprovechó para expedir la Ley Federal de Seguridad Privada, que otorga a la Policía Federal la facultad de utilizar agentes sin uniforme, así como de intervenir comunicaciones privadas si así lo consideran necesario.
Se aprobó también la Ley de Obras Públicas, mediante la cual el Gobierno Federal queda exento de realizar licitaciones para la contratación de obra pública si así lo requiere.
Sin embargo, la influenza logró lo que nada ni nadie había logrado: robarle una semana a las campañas, esas que son la mejor muestra de la democracia mexicana, esas por las que nuestros políticos se desviven, Veremos a quién beneficia esto el próximo 5 de julio.
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