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jueves, 2 de mayo de 2013

¿A qué viene Obama a México?

Ha pasado más de un siglo desde que, por primera vez, los presidentes de México y EEUU se reunieron para dialogar. En esa ocasión, un presidente extranjero pisó por primera vez territorio estadounidense y también su presidente al territorio mexicano. Porfirio Díaz cruzó la frontera en Cd. Juárez la mañana del 16 de octubre de 1909 para ser recibido por el secretario de Guerra, Mr. Dickinson, quien lo condujo a la Cámara de Comercio para encontrarse con William Taft. Intercambiaron saludos formalmente y después -acompañados de Enrique Creel quien fungió como traductor- se encerraron en una habitación y nunca se supo de qué hablaron. Poco después Taft regresó la visita y cruzó la frontera para ser recibido por Díaz en suelo mexicano. El interés de Díaz estaba marcado por la sucesión presidencial de 1910 y quería asegurarse el apoyo yanqui, pero casi dos años después, al pedirle a los EEUU que impidieran la venta de armas a los maderistas comprobó lo que históricamente sabemos los mexicanos y el mundo: los EEUU no tienen amigos, sólo intereses. 

En este sentido, la visita de Obama a México tiene la misión de promover los intereses de su país mientras que Peña tratará de obtener promesas de beneficios futuros y, como contar con el apoyo de los vecinos para lo que se pueda ofrecer. La agenda oficial enfatiza los temas económicos aunque no se puede ocultar el hecho de que el tema de la seguridad es tanto o más importante. 

Sin embargo los medios de comunicación en México insisten en los temas comerciales para mantener la estrategia de comunicación del gobierno federal con respecto al combate al narcotráfico, que consiste en eliminar de la cobertura mediática -en la medida de lo posible- las noticias relacionadas con la captura de capos, de cargamentos de droga, secuestros, extorsiones, desapariciones forzadas y todo tipo delitos relacionados con la delincuencia organizada. Asimismo, se han empezado a retirar algunos retenes y operativos de las fuerzas armadas de las calles. Fieles a la idea de que la ciudadanía se guía por las percepciones, los asesores de Peña alimentan la ilusión de que lo que no se ve no existe. 

Los medios al norte del Rio Bravo no son tan complacientes al respecto y sin negar la importancia de los temas económicos destacan además el interés de Obama por aclarar con su homólogo mexicano las características de la política de seguridad que, debido al regreso del PRI a Los Pinos, ha sufrido modificaciones de forma, aunque no de fondo. De acuerdo con el Washington Post, la cooperación en materia de seguridad en el sexenio de Calderón se daba con varias dependencias mexicanas mientras que en este sexenio la centralización de los mandos parece ser la constante, colocando a la secretaría de Gobernación como el eje de toda la política de seguridad. Esto significa que habrá que reconfigurar la cooperación con los EEUU. Obama declaró al respecto que: “No voy a juzgar aun como esto puede alterar la relación entre los EEUU y México hasta que no escuche directamente de ellos [el gobierno mexicano] que es lo que ellos quieren lograr” [i] 

Queda claro entonces que el tema central son las nuevas condiciones de la cooperación para mantener la guerra contra el narcotráfico. Los cambios son de forma y no de fondo porque a final de cuentas, los temas comerciales están estrechamente relacionados con las exportaciones de armamento y apoyo logístico y militar al gobierno mexicano. El Plan Mérida continuará, con ajustes, pero la idea de que los EEUU tienen que estar al mando de las operaciones militares en México no ha sido puesta en duda. Sólo queda por aclarar cuáles serán las nuevas formas de intercambio de información y de operación de los militares yanquis en México. 

Así las cosas, el gasto militar de México crecerá y seguirá beneficiando al complejo político militar estadounidense y por ende a su economía, que enfrenta el enorme reto de contener el crecimiento de China y su invasión a la esfera tradicional de influencia de los EEUU. Como consecuencia del crecimiento de relaciones comerciales de los países de Sudamérica con el gigante asiático, los EEUU consideran una prioridad -cosa que no sucedía en los buenos tiempos- profundizar la dependencia económica de México y Centroamérica para impedir que estos países caigan en la esfera de influencia de China. Se pretende con ello recuperar el crecimiento del empleo y de la producción de mercancías en suelo estadounidense, apoyándose en la profundización del modelo extractivista y la explotación de mano de obra barata, principales atractivos de los países al sur de la frontera con México. 

Sobra decir que Obama felicitará a Peña por las reformas económicas que ha impulsado en el congreso y le recordará que la reforma energética es la joya de la corona, pues las empresas petroleras en EEUU incrementarían enormemente sus ganancias si logran controlar completamente el petróleo mexicano. A cambio, Obama le ofrecerá a Peña la promesa de una reforma migratoria que regularizaría a millones de mexicanos y la posibilidad de restringir la exportación indiscriminada de armas a México. Pero como bien lo sabemos, esas serán sólo promesas que cobrarían realidad siempre y cuando beneficien los intereses del 1% de la población estadounidense. Tal vez hace cien años, en aquel primer encuentro, las desigualdades no eran tan marcadas; hoy son consideradas naturales por Peña y sus amigos, por lo que podrán justificar su entreguismo, su sometimiento a los intereses de los vecinos del norte, cosa que no podríamos achacarle a Porfirio Díaz, aunque quisiéramos.


lunes, 29 de abril de 2013

Veracruz en llamas: sede de la descomposición del PRI-Estado

El estado-nación, como lo conocieron las generaciones precedentes, o como lo describiera la siempre grisácea e inexacta teoría política, está en proceso de expiración: acudimos a su accidentado fenecimiento. Pero no hace falta rasgarse las vestiduras. Todas las instituciones o autoridades que rigieron los estadios civilizatorios pretéritos están en estado acelerado de pudrimiento o mutación –llámese iglesia, matrimonio, estado, familia. La advertencia ya había sido emitida: la modernidad erosionaría todas las actividades e instituciones sagradas, a cambio de una concesión, que en términos católico-apostólico-romanos correspondería a una especie de pacto con el diablo –la libertad de comercio, la libertad de perseguir el fin egoísta, en provecho, según la torcida teoría, del bienestar común. En vocabulario cristiano, el apotegma luciría así: “haz el mal para hacer el bien”. (No cabe duda que Adam Smith se las tronaba con especial ímpetu). O como dicen en nuestros días las juventudes encandiladas con la ideológica treta entrepreneur: “Yo quiero ser rico para ayudar a la gente pobre”. En este contexto de transmutación, degradación a gran escala, los valores también sucumben al efecto arrollador de la modernidad, más duramente castigados por la posmodernidad: el esfuerzo, el respeto, el pudor, nadie los premia ni practica; el éxito es la única divisa, sin consideración de los medios utilizados .Y si existe un ámbito señaladamente afectado por esta naciente axiología, con todas las implicaciones que arrastra para la vida pública, es el de la política. El estado-nación que conocieron nuestros ascendientes, orientado a la gestión de la producción, el adiestramiento de la fuerza de trabajo, la cohesión material e inmaterial, ha capitulado en favor de la versión decantada de la polis proto-selvática: el estado nacional de competencia, orientado a la desposesión por apropiación, a la caridad filantrópica, al abaratamiento de la mano de obra nacional, al desgarramiento de la sociedad, a la producción de imaginarios fragmentarios. En este renglón, el de la devaluación de la política, el estado, los valores, Veracruz puja con fuerza y exclama sin empacho: “¡Adelante!”


Un hambriento, un voto: “¡esto es oro puro!” 

Todo el mundo sabe que el PRI-Estado compra votos, elecciones, voluntades. 84 años encumbrados en el poder lo avalan. (Inclúyase los doce de Acción Nacional). Se sabe que los programas asistenciales se usan invariablemente con fines electorales. Que las leyes electorales (así como todas las demás) se violan con frenesí. Pero pocas veces se captura in fraganti a los operadores de la defraudación electoral, quizá porque otrora la discreción era un valor inviolable en el modus operandi del octogenario tricolor. Pero fieles a la recomendación de Gloria Trevi, y acaso afectados por el “efecto arrollador de la modernidad”, los priistas se soltaron la greña. 

La semana anterior se filtró un video que exhibe a funcionarios del círculo íntimo del gobernador veracruzano confabulando para desviar los recursos de programas federales, en particular los provenientes de la proto-teletónica cruzada nacional contra el hambre, a favor del Partido Revolucionario Institucional. La fórmula de la estrategia electoral en puerta consiste en “ganarle al PAN el padrón de los abuelitos… y el padrón de Oportunidades”. En suma, que cada hambriento o adulto mayor constituya un voto para la causa priista. Véase la franca e impúdica conversación de los coordinadores operativos en jefe: “No es fácil comprar una elección, el ir y comprar votos, porque hay que saber a quién comprárselos. Y lo han visto y lo han vivido y lo hemos visto todos los que sabemos de esto: No es fácil porque a veces damos el dinero a quien no nos va a responder o al menos nos agarran de pendejos” (Pablo Anaya Rivera). Salvador Manzur Díaz remata, aunque lacónico, con más optimismo: “Entonces es realmente oro molido lo que tenemos en la mano, hay que aprovecharlo” (Proceso). 


El nuevo PRI o “aguanta Rosario” 

Erosionadas todas las formas y formalidades, el nuevo PRI se pasea en foros y tribunas sin su antiguo atuendo de pudor. Para muestra, un par de chascarrillos de nuestra pricámbrica juventud: 

1) En plena tribuna parlamentaria, el diputado federal por el distrito IX de Veracruz, Fernando Charleston, confesó con lujo de inusitada franqueza: “No caigamos en provocaciones amigas y amigos. Esto que pasa en una entidad de nuestro país pasará seguramente en las otras trece entidades donde habrá elecciones”. 

2) Ante el aluvión de amonestaciones que recibió la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga, con motivo de las corruptelas de su programa anti-pobreza en Veracruz, Enrique Peña Nieto, en un arrebato de cínica despreocupación, refrendó su respaldo a la reina del triunvirato partidario con un: “Aguanta Rosario”. 


Libertad de prensa o licencia para matar 

Los agravios contra los periodistas en la entidad veracruzana no cesan. En el preludio del aniversario del asesinato de Regina Martínez, antigua corresponsal de Proceso en Veracruz, las amenazas contra el gremio se intensifican. A las sistemáticas hostilidades contra periodistas en la entidad, se suman las recientes amenazas de muerte al reportero Jorge Carrasco Araizaga, denunciadas por el semanario Proceso. Mientras ciertos funcionarios del gobierno de Veracruz sostienen que en el estado “hay 100% libertad de expresión garantizada”, un estudio elaborado por la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias contradice terminantemente la entusiasta versión oficial. De acuerdo al organismo internacional, en Veracruz los periodistas “no sólo se enfrentan al riesgo que conlleva cubrir (informativamente) al crimen organizado, sino también al de ejercer su profesión bajo un régimen de hostil intolerancia… se sabe que en muchos casos, el crimen organizado actúa bajo los dictados del gobierno local” (Proceso). 

Si se coacciona con dinero el voto, porque no coartar con terror la libertad. 

Comida por votos: El uso electoral del hambre


Hace unos días, los habitantes del ejido La Laguna fueron convocados a una asamblea, ahí la enviada del gobierno fue clara: Los que votaron por el PRI tendrán despensa y dinero en apoyo; los que no, ya se pueden ir. Si los compañeros los quieren ayudar, allá ellos, si no, ya se amolaron, cuenta Maximino Salinas Sifuentes: Nos dividieron. Por un lado están los que tienen que comer; por otro, los que perdimos y tenemos hambre.

Por este lugar, ubicado a 350 kilómetros de Monterrey, no pasa la Cruzada contra el Hambre, aunque es uno de los municipios más pobres del país. Casi 70 por ciento de su población vive en pobreza extrema y la totalidad carece de alimentación adecuada.

Lo único que va a encontrar por estos ejidos es hambre y sequía. Vivimos de atole de maguey. Cuando hay suerte, en la mañana blanquillo, a mediodía sopa y en la noche un café. La carne tenemos años de no probarla. La única carne que comíamos era la de rata, pero ya ni eso. Hace unos meses cayeron unos granizazos que quemaron las ratoneras. No quedo ni una.

Maximino viste una camisa roja a cuadros, raída. Usa sombrero norteño sucio y maltratado. Su esposa, Gregoria Morales Rodríguez, lo mira con infinita tristeza y aprovecha uno de sus silencios para añadir: Siempre hemos comido ratas. A mí me gusta asarlas con todo y cuero, nomás las abro por en medio, les echo sal y a las brasas. Cuando ya están cocidas les quito el cuero tostado. Bien sabrosas que están, pero no hay. Hace un año se nos acabaron hasta las ratas.

El atole de maguey también escasea. En medio del desierto hasta las cactáceas y los nopales padecen los estragos de la sequía. Hace más de dos años que no llueve: Se acabó la fuerza del maguey por falta de agua. Ya ni atole de maguey. La pasamos con blanquillos y frijoles, a veces sólo frijoles, porque no tenemos ni chile, dice Gregoria mientras hace tortillas a mano, con un kilo de harina de maíz que compró en la tienda Diconsa y muestra una despensa que le vendió Cáritas a 160 pesos.

Las tortillas las comen sólo dos o tres días a la semana, porque el kilo de harina cuesta 13 pesos: Vinieron a ofrecernos maíz para la siembra. Yo les dije: ¿dónde lo vamos a sembrar? La tierra está muerta. Mejor nos lo comimos. Ni ganas dan de ir a la milpa. Está seco de a tiro, comenta Maximino.

Diariamente se levanta a las 6 de la mañana para ir a mover a los animales: un burro y dos potrancas: Es lo que me queda. Se me acaban de morir dos yeguas. Del maicito que nos quedaba les dábamos un puñito en la mañana y nada más. Pero el maíz se nos acabó. Las dejé sueltas. Si estas también se mueren, pues ni modo.

Una gallina con media docena de pollitos oscuros ronda la cocina de Gregoria, un lugar hecho de madera, cartón y láminas. Las ollas están vacías. En un comal renegrido va poniendo las tortillas hechas a mano. Hoy las comerán sólo con frijoles. Tiene cinco perros que entran y salen de la casa. Son los guardianes que ahuyentan a los coyotes y así aseguran comer huevo de vez en cuando: En la tienda hay maíz, pero bien caro, a 5 pesos, ¿con qué?... A veces no tenemos para nada. Cuando tallábamos lechuguilla sacábamos, pero ahora la forestal ya dejó de comprarla y el almacén no la quiere. ¿Qué vamos a hacer? Vivimos de la voluntad de Dios y de los 500 pesos que a veces nos mandan los hijos de Monterrey.

El Monitor de Sequía de América del Norte y la Comisión Nacional del Agua ubican alrededor de 100 comunidades en extrema pobreza principalmente en los municipios de Galeana, Doctor Arroyo, Mier y Noriega y Aramberri, donde no escasea el agua para consumo humano y últimamente no hay ni para los animales. Es la peor sequía de los pasados 15 años.

Juana Aurora Cavazos, secretaria estatal de Desarrollo Social, dijo que sólo se beneficiarán 20 mil 800 personas en pobreza extrema de Monterrey con el nuevo programa de la Cruzada contra el Hambre, dirigido a 7.4 millones de mexicanos en 400 municipios del país, pero la zona rural más devastada del sur de Nuevo León no está incluida.

Ante la crisis alimentaria, hace unas semanas el gobierno del priísta Rodrigo Medina entregó 2 mil 821 despensas del DIF estatal, cuyo proveedor es Soriana. El contenido: un kilo de Maseca, un kilo de frijol, medio kilo de arroz, medio kilo de galletas de animalitos, dos bolsas de pasta para sopa de 200 gramos cada una y medio litro de aceite.

Gregoria dice que no le tocó despensa. No hay ningún reclamo ni rencor en su comentario. Va llenando la canasta de tortillas y las tapa con un secador bordado. Lamenta que su alimentación se decida por el sentido de su voto en las elecciones del pasado mes de julio: A mí me gustaba el Partido del Trabajo, pero perdimos, perdimos en todo, ahora ni despensas nos dan.

En este pequeño ejido todos se conocen y saben las preferencias electorales de cada quien. Con lista en mano fueron entregadas las despensas a quienes sufragaron por el PRI.

Yo no votaría por el PRI por una despensa; la despensa se me acaba en dos días. Ese no es chiste. Eso sí, nomás cuando vienen a decirnos que votemos por fulano nos dan. Ahora ya ni agua. Ya nos dividieron. Los que decidieron por el alcalde Juan Francisco Espinosa del PRI están separados, todos los que votaron por el Partido del Trabajo se las tienen que arreglar solos.

Despensas raquíticas

Santos Otero Frías tiene 77 años. Camina por las calles polvorientas de La Boquilla. Hace unos días llegó la pipa para llenar el tinaco del pueblo. Llevaban varios meses sin agua para consumo humano, aunque bebían la destinada para los animales. Ahora, cuando abre la llave y ve correr el líquido siente alegría, aunque es un sentimiento tímido y a medias, porque la hambruna que azota a esta región lleva varios años calando las entrañas de sus pobladores.

Vive en una casa de adobe. Por las paredes de su cocina se cuela el frío, la lluvia, el polvo. Está cociendo arroz y en un jarro de barro frijoles. En el reciente reparto de despensas logró anotarse y finalmente le entregaron una pequeña bolsa para todo el mes: Es muy poquito. Hace un año las despensas eran bien grandes, ahora nomás nos duran dos días.

Doña Santos no sabe por qué las despensas son ahora tan raquíticas. De hecho de enero a noviembre de 2012, durante el año electoral, el gobierno de Rodrigo Medina intensificó la entrega de bolsas de alimentos. Aquellas incluían 10 kilos de Maseca, cuatro kilos de frijol, un kilo de azúcar, un kilo de arroz, un kilo de cereal, seis bolsas de pasta para sopa de 200 gramos cada una, dos latas de atún, un frasco de café soluble de 100 gramos, dos litros de leche y un litro de aceite.

Esa despensa sí duraba. Era mientras andaban en campaña los de Rodrigo Medina, luego se terminó y dejaron de dar. Ahora ya no nos necesitan, pero sí nos obligan a votar por el PRI; tenemos que ir para que nos den la comida, ni modo.

Hace una semana llegó en helicóptero Juana Aurora Cavazos, secretaria estatal de Desarrollo Social: Vino de pasadita, ni habló con nosotros. Traen esa Cruzada contra el Hambre, pero yo la verdad ni he sentido hambre, ya me acostumbré a comer poquito.

En la despensa el kilo de frijol está quebrado, pero a Doña Santos no le importa: A mí me gusta. Antes nos criábamos con puros nopales, eso les di a mis 12 hijos. ¿Qué les dábamos? No había más. Ropa ni teníamos. Andábamos con garritas parchadas. Hemos vivido muy pobremente.

Sus 10 niñas y 2 niños los parió con la partera del pueblo. Cuenta que la desnutrición es general y que el sabor de la carne de res es sólo un recuerdo: Carne comemos cada año, nomás en Navidad.

Los huevos no los ha probado desde hace más de un mes. La tienda Diconsa vende el kilo de huevo a 34 pesos. El pollo solamente cuando mata alguno, pero últimamente no ha tenido la posibilidad de criar gallinas. Rie y trajina en la cocina mientras le sirve un plato de comida a Juan, un vecino de ocho años, delgadito y bajito que aparenta tener cinco, precisamente por la desnutrición.

Para Camila Polín Price, estudiosa de la desnutrición, la falta de proteínas provoca enfermedades como Kwashiorkon, muy común en África, y el marasmo por un déficit calórico que produce una delgadez extrema: la falta de nutrientes afecta la flora intestinal de las personas y niños y bajan sus defensas, por lo cual cualquier bicho o virus puede causarles enfermedades graves y hasta la muerte.

En La Boquilla el único dispensario es atendido por un médico que asiste una vez al mes: Ni siquiera trae medicinas, yo le pedí diclofenaco y me dijo que no tenían. En el dispensario no hay nada, nunca traen medicinas ni para los chamacos. Aquí uno se muere, dice doña Santos, mientras
pregunta por la próxima entrega de despensas.

El ex diputado Gerardo Javier García Maldonado, del Partido del Trabajo y originario de Doctor Arroyo, lleva 15 años comprometido con los pobladores de este municipio. Cada 15 días reparte despensas. Y esta vez la entrega será mayor debido a la crisis que azota la región.

El hambre es un tema recurrente, pero la Cruzada contra el Hambre es puro bla bla bla... No ofrece respuesta al problema. No han sabido enfocar los puntos torales donde existen las necesidades más apremiantes. ¿Cómo es posible que Monterrey fuera catalogado como un lugar de extrema pobreza, en lugar de los municipios rurales? Está claro que es porque habrá elecciones y el partido en el poder quiere ganarlas utilizando electoralmente el hambre.

Gerardo Javier prepara un camión para llenarlo de víveres y dice que lo peor es cómo en este momento se está condicionando la entrega de apoyos por cuestiones electorales: Debería ser un programa más humanista, sin colores partidistas. Nos deberíamos unir para erradicar la pobreza de tajo. Es necesario que dejen de lucrar con el hambre.

lunes, 22 de abril de 2013

Empresas Socialmente Impresentables, ¡uníos contra el hambre!

Primero la educación. Ahora la cuestión alimentaria. Luego, la seguridad social. Y al final, la cereza del pastel, o la enchilada completa: la energía. Con inconfundible tufo salinista, la actual administración se arropa con la bandera de la filantropía en boga, como mártir o niño héroe, y se lanza saleroso al rescate de la patria. Y fiel a la costumbre de la fabricación de engaños, el PRI-gobierno arranca su publicitaria cruzada contra el hambre envolviéndola con ficciones, que para la inteligencia de un adulto son tan sólo equiparables con el relato de la inseminación in-vitro-santo de la incólume virgen María. Las dos olímpicas mentiras piadosas que yacen en el fondo de la santa cruzada se aprecian con entrañable transparencia: una, que el programa paliará efectivamente el hambre en el país, y dos, que las empresas participantes gozan de una calidad moral e infraestructural –en razón de una presunta “responsabilidad social”– para fortalecer el esquema alimentario nacional. Pero el ardid sólo tiene efecto en las limitadas inteligencias de los ejecutores e impulsores de la campaña, en los desangelados –‘rosarinos’– pasillos de la Sedesol o en los laberínticos cubículos de las empresas benefactoras. Otra de las criaturas sofísticas del pacto por México, la cruzada nacional contra el hambre reúne precisamente a las organizaciones políticas y a las fuerzas económicas responsables de la plaga de hambruna que flagela al país. El funesto binomio estado-transnacionales –sociedad anónima orientada al usufructo privado con cargo al erario público– otra vez más cancela la posibilidad de una solución real a un problema real, y en cambio surca el camino para un beneficio real a expensas de un problema consustancial con la coexistencia de dicho binomio: el hambre. 

En correlación con las dos olímpicas mentiras, la frágil legitimidad de la campaña se sostiene, aunque subterráneamente, en otro mito: el de la escasez. Sólo desatendiendo las causas estructurales del hambre, se puede llegar a argüir que un programa de estas características –asistencialista o caritativo– atenderá el problema de la cuestión alimentaria. El mito de la escasez atraviesa toda la fundamentación de la cruzada; es una suerte de argumento subrepticio. Pues si el problema se planteara, no en los términos abstractos del discurso corriente, sino a partir de un cuestionamiento material de las causas, uno se vería obligado a preguntar, ¿por qué un país con pletóricos recursos naturales, y una fuerza de trabajo abundante, con histórica vocación para la producción agrícola, tiene hundidas en pobreza alimentaria a 28 millones de personas? En un estudio elaborado por el Institute For Food and Development Policy, Frances Moore Lappé –el autor– responde con precisión a esta pregunta: “La escasez no es la causa del hambre. La ilusión de la escasez es consecuencia de las extremas desigualdades en el control de los recursos para producir alimentos, que bloquean su desarrollo y distorsionan su empleo”. En otras palabras, si la tenencia de recursos para producir alimentos fuera un derecho subsidiado e inalienable de las comunidades, y no una prerrogativa de un círculo exclusivo de empresas, la misericordiosa cruzada contra el hambre carecería de sustancia, o sería absolutamente innecesaria. El estudio referido no escatima en observaciones atinadamente críticas: “Atribuir el hambre a la escasez es una forma de culpar a la naturaleza de los problemas creados por el hombre. No hay razón, sin embargo, para culpar a nadie por los límites naturales de la Tierra. El hambre existe junto a la abundancia. Esto es lo indignante”. 

Con Walmart, Pepsico y Nestlé a la vanguardia, esta cruzada inaugural de un sexenio saldado a base de repartimiento de despensas, busca continuar con esta estructural e histórica práctica, aplicando la fórmula que mejor conocen PRI-gobierno y transnacionales subsidiarias: el de las pequeñas caridades, grandes saqueos a la población. No es ningún accidente que las empresas señaladas de fomentar la crisis del campo nacional figuren como patrocinadores de los productos que se distribuirán en los 400 municipios seleccionados. Un dirigente de la Central Campesina Cardenista denuncia el artificio inconfesable de la “alianza estratégica público-privada” o “convenio de colaboración gobierno-empresas”: “Las transnacionales acudieron al llamado de la Sedesol para ‘expiar’ sólo en apariencia sus culpas con ‘dádivas’ a los hambrientos… Al final de la Cruzada contra el Hambre no van a erogar un solo cinco, ya que gracias a sus fundaciones sus aportaciones serán deducibles de impuestos. Al contrario, a cargo del erario, recibirán publicidad gratis como las grandes benefactoras” (Proceso). 

Esta política social caritativa, capitaneada por los lobos de pantalón largo, tiene como finalidad poner en marcha una doble estrategia publicitaria para beneficio de ciertos cárteles privados: a saber, proselitismo electoral para el Revolucionario Institucional, y propaganda corporativa con factura a las arcas públicas para provecho de Walmart, Pepsico, Nestlé y consortes. 

La teatral –falsaria– cruzada contra el hambre, conmemora las palabras de un obispo brasileño, que Eduardo Galeano rescata en “Escuela del mundo al revés”. El religioso advertía, no sin pesadumbre: “Cuando doy comida a los pobres, me llaman santo. Y cuando pregunto porque no tienen comida, me llaman comunista”. 

Galeano remata esta evidencia, y desarticula el indiscreto artilugio de la publicitaria cruzada nacional: “La caridad consuela, pero no cuestiona”.