Llegaron a mi oído rumores de los cuáles no puedo dar más fe que mis propias palabras:
a) por que sería insensato de mi parte revelar la fuente de cualquier información que no lo requiera a terceros,
b) además de que trataría de evitarlo si alguna autoridad buscara mi persona para preguntarle -con rudeza o sin rudeza- quién carajos me dijo tal barbaridad y
c) finalmente, por que son ideas aún en construcción y sería de muy mala estima poner en evidencia a cualquier artista.
El caso es que, fechas más fechas menos, en el esplendor (largo esplendor debería ser) de los EEUU comenzaron a reorientar nuestros gobernantes el rumbo de la nación (de la nación mexicana, por supuesto. El patio trasero de la otra…)
Eso quiere decir que en los últimos treinta años hemos caminado hacía donde la clase política, pero sobre todo los emprendedores -que ocupan amplias ramas de operación como el sector de la transformación o de las comunicaciones o las construcciones o todo aquello que permita, con una simple transacción bancaria, hacerse dueño de tierra y agua y gente- nos han dicho.
Así nuestros bancos fueron nacionalizados por primera vez a finales de los setenta y luego cuando menos otras dos veces hasta ser vendidos al final de los noventa al mundo -al capital extranjero para ser más preciso.
Pero el engaño está en que las nacionalizaciones hicieron en verdad un país… pero para unos cuántos nada más, dividido y seco. Con rutas comerciales sólo en sectores estratégicos para el capital y el resto: penurias agrícolas, de salario e incluso, en casos muy severos, hasta de valor.
Recurrir entonces a un aparato mediático fuerte, robusto -como deberían estar los niños de este país- es una salida obligada. No se le puede andar diciendo a todo el mundo cuánto dinero tiene uno…
Y por eso la crisis.
“El panorama presenta desafíos importantes para el sistema financiero mexicano”, dice un estudio de julio pasado del Banco de México.
“El aumento de la morosidad en el crédito al consumo y el deterioro previsible de las carteras empresarial e hipotecaria, derivadas de la caída en el ritmo de actividad económica y la pérdida en el empleo, representan retos significativos.
“Por lo anterior, la economía mexicana, al igual que otras economías emergentes, se enfrenta a un contexto internacional sumamente débil en el cual los desequilibrios macroeconómicos tardarán algunos años en corregirse […]
“El objetivo es poder enfrentar de mejor manera las crisis financieras y tener una mayor capacidad para mitigar su contagio. Para ello, organismos y comités financieros internacionales han expandido su membrecía para incluir a representantes de las economías emergentes más importantes, entre ellas la mexicana”.
a) por que sería insensato de mi parte revelar la fuente de cualquier información que no lo requiera a terceros,
b) además de que trataría de evitarlo si alguna autoridad buscara mi persona para preguntarle -con rudeza o sin rudeza- quién carajos me dijo tal barbaridad y
c) finalmente, por que son ideas aún en construcción y sería de muy mala estima poner en evidencia a cualquier artista.
El caso es que, fechas más fechas menos, en el esplendor (largo esplendor debería ser) de los EEUU comenzaron a reorientar nuestros gobernantes el rumbo de la nación (de la nación mexicana, por supuesto. El patio trasero de la otra…)
Eso quiere decir que en los últimos treinta años hemos caminado hacía donde la clase política, pero sobre todo los emprendedores -que ocupan amplias ramas de operación como el sector de la transformación o de las comunicaciones o las construcciones o todo aquello que permita, con una simple transacción bancaria, hacerse dueño de tierra y agua y gente- nos han dicho.
Así nuestros bancos fueron nacionalizados por primera vez a finales de los setenta y luego cuando menos otras dos veces hasta ser vendidos al final de los noventa al mundo -al capital extranjero para ser más preciso.
Pero el engaño está en que las nacionalizaciones hicieron en verdad un país… pero para unos cuántos nada más, dividido y seco. Con rutas comerciales sólo en sectores estratégicos para el capital y el resto: penurias agrícolas, de salario e incluso, en casos muy severos, hasta de valor.
Recurrir entonces a un aparato mediático fuerte, robusto -como deberían estar los niños de este país- es una salida obligada. No se le puede andar diciendo a todo el mundo cuánto dinero tiene uno…
Y por eso la crisis.
“El panorama presenta desafíos importantes para el sistema financiero mexicano”, dice un estudio de julio pasado del Banco de México.
“El aumento de la morosidad en el crédito al consumo y el deterioro previsible de las carteras empresarial e hipotecaria, derivadas de la caída en el ritmo de actividad económica y la pérdida en el empleo, representan retos significativos.
“Por lo anterior, la economía mexicana, al igual que otras economías emergentes, se enfrenta a un contexto internacional sumamente débil en el cual los desequilibrios macroeconómicos tardarán algunos años en corregirse […]
“El objetivo es poder enfrentar de mejor manera las crisis financieras y tener una mayor capacidad para mitigar su contagio. Para ello, organismos y comités financieros internacionales han expandido su membrecía para incluir a representantes de las economías emergentes más importantes, entre ellas la mexicana”.
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