El sentimiento de angustia y desesperación de la población de nuestro país, generado por la debacle económica y las políticas depredadoras de nuestros gobernantes, está convenciendo a mucha gente de la necesidad de intervenir, de salir a la calle para defenderse y sobrevivir. Desde que llegaron los panistas al poder en el año 2000, la máscara del estado, que procuraba ocultar su estrecha relación con los dueños del dinero vía políticas clientelares y corporativas, se ha desvanecido, mostrando su verdadera naturaleza frente a todo el que quiera verla.
En efecto, cuando Vicente Fox inició su sexenio afirmando que su gobierno era de empresarios y para empresarios, amplios sectores de la ciudadanía empezaron a identificar a la maquinaria estatal como el principal aliado del capital garantizándole amplios margen de utilidad a costa de la pauperización de la vida de las mayorías. A lo largo de estos últimos diez años, las acciones gubernamentales, entre las que se distinguen el caso de Atenco, el de Oaxaca y ahora el del SME no dejaron lugar para pensar que Fox estaba bromeando.
En este contexto, uno se pregunta ¿Qué hacer? A riesgo de parecer inocente o iluso propongo simple y sencillamente una cosa: pensar. Como dice Santiago López Petit: “El pensamiento no sirve para luchar, sino que él mismo es lucha.” ¡Cuánta razón tiene el catedrático español! Y es que normalmente se identifica a la acción de pensar como un acto pasivo, a diferencia de la acción material, que es el acto activo por excelencia. ¡Deja de estar pensando y actúa! parece decirnos el sentido común.
Sin embargo, el pensamiento es fundamental, no sólo para darle un sentido a la acción sino una dirección, un objetivo. Así, el pensamiento nos obliga primero a pensar en contra del propio acto de pensar, criticando las ideas dominantes, que nos impiden actuar en libertad; pero también es definir una estrategia, diseñar un horizonte de destino.
Por lo tanto, es necesario incentivar el pensamiento y verlo como la acción por excelencia y no como un acto de cobardía o simple escepticismo. En la medida en que lo hagamos estaremos enfrentándonos a los problemas que nos acosan y de paso seremos más resistentes a la demagogia y el cinismo típico de nuestros gobernantes. Y créanme será tanto o más importante que cualquier acción directa. No en balde los medios de comunicación han cobrado gran importancia en el mantenimiento de la dominación. Su misión radica en bloquear el pensamiento, oscureciendo y manipulando la información.
Termino entonces volviendo a citar a López Petit, quien afirma “No es suficiente afirmar que tenemos que atacar la realidad, debemos dotarnos de las armas y de las estrategias para poder hacerlo." www.rebelion.org/noticia.php?id=94024
En efecto, cuando Vicente Fox inició su sexenio afirmando que su gobierno era de empresarios y para empresarios, amplios sectores de la ciudadanía empezaron a identificar a la maquinaria estatal como el principal aliado del capital garantizándole amplios margen de utilidad a costa de la pauperización de la vida de las mayorías. A lo largo de estos últimos diez años, las acciones gubernamentales, entre las que se distinguen el caso de Atenco, el de Oaxaca y ahora el del SME no dejaron lugar para pensar que Fox estaba bromeando.
En este contexto, uno se pregunta ¿Qué hacer? A riesgo de parecer inocente o iluso propongo simple y sencillamente una cosa: pensar. Como dice Santiago López Petit: “El pensamiento no sirve para luchar, sino que él mismo es lucha.” ¡Cuánta razón tiene el catedrático español! Y es que normalmente se identifica a la acción de pensar como un acto pasivo, a diferencia de la acción material, que es el acto activo por excelencia. ¡Deja de estar pensando y actúa! parece decirnos el sentido común.
Sin embargo, el pensamiento es fundamental, no sólo para darle un sentido a la acción sino una dirección, un objetivo. Así, el pensamiento nos obliga primero a pensar en contra del propio acto de pensar, criticando las ideas dominantes, que nos impiden actuar en libertad; pero también es definir una estrategia, diseñar un horizonte de destino.
Por lo tanto, es necesario incentivar el pensamiento y verlo como la acción por excelencia y no como un acto de cobardía o simple escepticismo. En la medida en que lo hagamos estaremos enfrentándonos a los problemas que nos acosan y de paso seremos más resistentes a la demagogia y el cinismo típico de nuestros gobernantes. Y créanme será tanto o más importante que cualquier acción directa. No en balde los medios de comunicación han cobrado gran importancia en el mantenimiento de la dominación. Su misión radica en bloquear el pensamiento, oscureciendo y manipulando la información.
Termino entonces volviendo a citar a López Petit, quien afirma “No es suficiente afirmar que tenemos que atacar la realidad, debemos dotarnos de las armas y de las estrategias para poder hacerlo." www.rebelion.org/noticia.php?id=94024
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