martes, 13 de octubre de 2009

QUIERO UN MUNDO DE CARAMELO

No cabe duda que el caos se apodera cada vez más de nuestra realidad. Los acontecimientos, que los medios de comunicación se encargan de difundir y exaltar, hacen parecer que nuestro mundo necesita algo así como un “Bastián”, héroe mítico de la bonita novela de Michael Ende “La historia sin fin”, quien es el elegido para salvar un universo fantástico, que se encuentra a punto de ser consumido por la nada, pues la gente ya no quiere creer en la fantasía.

La diferencia entre nuestro caso y "la historia sin fin", estriba en que nosotros necesitamos un héroe mítico que funcione un tanto a la inversa, puesto que no es la falta de sueños la que ha generado el caos en nuestro mundo.

Por el contrario, son los excesos fantasiosos y de ensoñación de los bien llamados, por mis camaradas y colegas de la voz del Sinchi, “emprendedores” los que se han encargado de crear esta caótica y compleja ilusión que atenta tragarse nuestra burda, cruda y tranquila cotidianidad.

Mientras el gobierno federal se encarga de terminar de destruir los pocos logros y vestigios de un aparato estatal, si usted quiere un tanto “Frankesteiniano”, los principales canales de la televisión mexicana, con su sequito de “intelectuales” y “doctos” periodistas, no se cansan de ensalzar y de proferir loas a un grupo de futbolistas mediocres, que no saben ni mandar un centro, que por que consiguieron el pase al mundial. ¡Hubiera sido el colmo que no! (Por cierto, me fascina el futbol, ¡pero por todos los Dioses! juegan peor que cualquier equipo juvenil del llano). He aquí la fantasía.

Por otro lado, “el carnal de las estrellas” ha puesto a su disposición la última y más novedosa de sus ilusiones (o debería decir alucinaciones), un tierno y romántico concurso de amor, en el cual los participantes se tienen que enamorar, (casi me hacen llorar).

Por supuesto también cuenta con una elite de consejeros del amor, los cuales orientan a los embelesados concursantes. No olvide usted también tomar nota y aprender de estos experimentadísimos amantes y consejeros, quienes por cierto, están más solos que un ostión, otro de ellos se ama tanto que ya sabe cuando se realizará su próxima cirugía plástica.

En fin, entre fantasías, profetas locos, telenovelas para todos los gustos y “reality” Shows, el mundo en su simplicidad se consume, que nos importa la crisis y el desempleo; que nos importa la realidad si es tan hermoso soñar.

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