“El comercio es satánico por su esencia. El comercio es el préstamo con rédito, el préstamo que dice Devuélveme más de lo que te he dado.
“El espíritu de cada comerciante está completamente viciado.
“El comercio es natural, luego es infame.
“El menos infame de todos los comerciantes es el que dice ‘Seamos virtuosos para ganar mucho más dinero que los tontos, que son viciosos’.
“Para el comerciante, la misma honestidad es una especulación de lucro.
“El comercio es satánico por ser una forma del egoísmo, la más vil y más baja.”
En realidad sólo me gustaría hacer notar que los Díarios íntimos que cito de Baudelaire fueron impresos durante la gestión del señor (empresario) Felipe González, a la sazón todavía Gobernador del céntrico estado de Aguascalientes.
Aquél que es el más conocido abarrotero del bajío. Dueño de un emporio de tiendas regionales, que abastecen un mercado local de clientes que datan desde tiempos felices de su familia…
Si aún no logran atinar el recuerdo, fue el mismo que el día en que lo nombraron candidato a la Senaduría por su estado natal al levantar los brazos en señal de triunfo enseñó tremendo revólver, que hizo a todos súbitamente recordar que era Subsecretario de Gobernación en turno.
Sé muy bien de la natural inclinación de los comerciantes a moralizar. Pero me parece que esa ardua labor la tendremos que dejar en manos de quienes se dedican a reflexionar y no de quienes se dedican a contar.
Algo así como abarrotero a tus abarrotes, poeta a tus poemas.
La división de clases no es una idea que viene en los libros comunistas, sino una realidad material: los ricos viven en lagos y los pobres en charcos.
Me parece pertinente anotar de nuevo las palabras del célebre Moisés Montefiore (a quien debo una disculpa por una horrorosa errata en una mención que hice de su nombre) que en sus Aspectos técnicos de la Revolución sobre sale su punto intermedio: para una satisfacción de las necesidades sociales, es necesario recurrir a un “impuesto progresivo sobre la propiedad”. Sobretodo la industrial…
“El espíritu de cada comerciante está completamente viciado.
“El comercio es natural, luego es infame.
“El menos infame de todos los comerciantes es el que dice ‘Seamos virtuosos para ganar mucho más dinero que los tontos, que son viciosos’.
“Para el comerciante, la misma honestidad es una especulación de lucro.
“El comercio es satánico por ser una forma del egoísmo, la más vil y más baja.”
En realidad sólo me gustaría hacer notar que los Díarios íntimos que cito de Baudelaire fueron impresos durante la gestión del señor (empresario) Felipe González, a la sazón todavía Gobernador del céntrico estado de Aguascalientes.
Aquél que es el más conocido abarrotero del bajío. Dueño de un emporio de tiendas regionales, que abastecen un mercado local de clientes que datan desde tiempos felices de su familia…
Si aún no logran atinar el recuerdo, fue el mismo que el día en que lo nombraron candidato a la Senaduría por su estado natal al levantar los brazos en señal de triunfo enseñó tremendo revólver, que hizo a todos súbitamente recordar que era Subsecretario de Gobernación en turno.
Sé muy bien de la natural inclinación de los comerciantes a moralizar. Pero me parece que esa ardua labor la tendremos que dejar en manos de quienes se dedican a reflexionar y no de quienes se dedican a contar.
Algo así como abarrotero a tus abarrotes, poeta a tus poemas.
La división de clases no es una idea que viene en los libros comunistas, sino una realidad material: los ricos viven en lagos y los pobres en charcos.
Me parece pertinente anotar de nuevo las palabras del célebre Moisés Montefiore (a quien debo una disculpa por una horrorosa errata en una mención que hice de su nombre) que en sus Aspectos técnicos de la Revolución sobre sale su punto intermedio: para una satisfacción de las necesidades sociales, es necesario recurrir a un “impuesto progresivo sobre la propiedad”. Sobretodo la industrial…
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