Una vez mas el gobierno de Veracruz se inclina ante los poderes económicos del estado con el argumento de que lo que es bueno para las empresas es bueno para Veracruz y sus habitantes. El pretexto -que ya se está convirtiendo en una ‘tradición’- es el carnaval porteño. Con la intención de mejorar las ganancias de las compañías dueñas del carnaval, el gobierno libera a todos los empleados públicos de sus jornadas laborales para que puedan asistir.
En el caso de las escuelas públicas y privadas de la ciudad de Xalapa, desde ayer apareció la circular que ordena la suspensión de clases. Atrás quedaron las preocupaciones por cumplir con el calendario oficial y las actividades de cientos de miles de niños, que seguramente serán los primeros en asistir al carnaval para pasear por el malecón rodeados de personas bebiendo y procurando experimentar el mundo al revés.
Desde hace algunos años miembros de la comunidad porteña han manifestado el secuestro de que ha sido víctima el carnaval por las empresas que venden refrescos y cervezas en plena vía pública. Son ellas las que organizan y definen el orden de los espectáculos y a los que participan en ellos. Los hoteleros y restauranteros se frotan las manos esperando contar con la casa llena, al grado de que un funcionario del ayuntamiento de Boca del Río tuvo la puntada de amenazar con desalojar a las personas que acamparan en las playas pues los considera como ‘turismo de baja calidad’.
El sometimiento del estado para con los poderes económicos no es nuevo ni es una aberración. Es simple y llanamente su trabajo cotidiano. Parten de la idea de que mejorar las ganancias de las empresas tendrá un efecto positivo en los ingresos de las mayorías. Una y otra vez repiten, a lo largo y ancho del estado, que sin inversión, o sea sin grandes ganancias, el crecimiento económico se estanca y por lo tanto la sociedad se empobrece.
Es la misma lógica detrás de la declaración de la presidenta municipal de Xalapa, quien prometió la celebración de la feria como una premio a la ciudadanía ocultando el hecho de que los que van ganar serán los mismos que van a ganar en el puerto de Veracruz con el carnaval. Esto sin mencionar que otra posible explicación es que la receta de pan y circo es particularmente útil en tiempos de crisis económica y deterioro generalizado de las condiciones de vida para la clase dominante y sus empleados en el gobierno.
Pensar que el turismo debe ser la base de la recuperación de la economía es simplemente ignorar que el problema es complejo y por lo tanto no puede ser abordado de manera unilateral. El modelo económico basado en el turismo provoca mayor subordinación a los centros económicos internacionales, mayor depredación del ambiente y mayor pobreza y exclusión. Veracruz y el país en su conjunto deben dejar de ser vistos como una gran zona turística y a sus pobladores como mucamas, jardineros, meseros y botones. En todo caso ¿se va usted al carnaval? Yo tampoco.
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