El pasado 5 de agosto sucedió un extraño accidente, cuya causal no ha sido elucidada, por un grupo empresarial inepto –contratado vía outsourcing (maquila) por la Agencia de Protección (¡supersic!) Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés)–, que destapó un reservorio de agua tóxica en una parte de la mina Gold King y provocó la contaminación del arroyo Cement Creek que fluye al cercano río Ánimas, tributario del río Colorado binacional estadunidense-mexicano (sic), trasmutado en un asombroso color anaranjado.
Para no variar, fue el atroz outsourcing de la empresa depredadora de nombre cómico Environmental (sic) Restoration (sic) LLC, con sede en St. Louis, agraciada por el desregulado contractualismo de la EPA, lo que provocó la catástrofe fluvial.
¿Quién regula todo el proxenetismo dual entre entidades públicas y las hetairas del mercado, que los neoliberales denominan outsourcing: vulgar coyotaje desregulado con licencia para contaminar?
La mina Gold King, desactivada en 1923 (¡hace 92 años!), se ubica al norte de la ciudad de Durango (EU), cerca de la frontera de Nuevo México.
El río Ánimas mide 203 kilómetros y es tributario del río San Juan, a su vez parte del sistema del río Colorado que abastece a 25 millones (¡supersic!) de personas a los dos lados de la transfrontera e irriga 3.5 millones de hectáreas agrícolas.
La oficina del sheriff del condado La Plata fue obligado a cerrar el río al público después del accidente de los ineptos contratistas del outsourcing de la EPA cuando 11.3 millones de litros de desecho minero contaminaron el arroyo Cement Creek que se vierte en el hoy anaranjado río Ánimas.
La flora y la fauna del río se encuentran en alto riesgo (http://goo.gl/xHHWl1), mientras la desinformativa EPA ha sido obligada a rectificar que la derrama tóxica es tres (¡supersic!) veces mayor a sus subreportadas estimaciones.
La toxicidad fluvial “amenaza entrar al lago Powell (Utah) que abastece amplias partes del sudoeste de EU con agua bebible (http://goo.gl/Vkh8I8)” y según Al Jazeera America, los más de 11 millones de litros tóxicos “amenazan a los estados vecinos (http://goo.gl/EmkeiY)”.
¿Incluyen a los estados mexicanos de Baja California (BC) y Sonora, cuyos gobiernos están instalados en la catatonia ambiental?
Max Costa, jefe del departamento de medicina ambiental de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, afirma que los niveles de intoxicación son alarmantes: mercurio 10 veces superior a los niveles aceptables por la EPA; berilio y cadmio 33 veces más, y arsénico 800 veces mayor.
La exposición a estos elevados niveles de metales tóxicos puede causar una gama de problemas médicos desde el cáncer pasando por enfermedades renales hasta daños al desarrollo de los niños.
Los granjeros de Nuevo México han cesado de retirar el agua del río, lo cual podría significar enormes pérdidas a sus cosechas a lo largo del río San Juan que provee su irrigación (http://goo.gl/T9UTSx).
Por el momento 400 mil personas han sido advertidas de no retirar el agua en Ohio y varias ciudades en Nuevo México se encuentran en alto riesgo conforme avanza la contaminación en su trayecto a la transfrontera con México.
¿Por qué nadie ha dicho nada al respecto en el México neoliberal itamita?
Los gobernadores de Colorado y Nuevo México han decretado el estado de emergencia, mientras los imprudentes directivos de la EPA, de cultura inmediatista y cortoplacista, tienden a minimizar los daños cuando nunca contemplan las consecuencias a la salud humana ni a la flora/fauna, en los plazos mediano y largo (http://goo.gl/B4d97m).
La cifra asignada de medio millón de dólares para paliar la catástrofe ambiental por el gobernador de Colorado, del Partido Demócrata, John Hickenlooper, es ridícula ante el estado de emergencia.
Uno de los problemas deriva que hasta finales de la década de los 70 del siglo pasado no existían regulaciones en la minería en la mayor parte de la población y los expertos estiman que existen 55 mil (¡supersic!) minas abandonadas desde Colorado pasando por Idaho hasta California, cuando las autoridades federales y estatales luchan limpiarlas (sic) durante décadas. ¡Este es un tema transcendental: la desregulación neoliberal en las minas y el contractualismo depredador de su inimputable outsourcing!
¿Cómo andarán las cosas en el México neoliberal itamita tan despreciativo del cuidado ambiental: una absurda externalidad incontable para las atroces leyes del mercado?
¿Cuándo convertirá la dictadura economicista global a la externalidad ambiental en internalidad para descontar los daños a la biósfera?
Se supone que la EPA fue creada para proteger (sic) la salud de los humanos y el ambiente: cuenta con casi 16 mil empleados y ostenta un presupuesto anual de 7 mil 901 millones de dólares.
La EPA, no se diga la contratada empresa privada agraciada por el desregulado outsourcing, no dice ni pío en su página oficial sobre su iatrogénico “accidente (http://www.epa.gov/)”.
El líder de la comunidad indígena Shiprock, de la reserva de los navajos, aduce que el daño al agua de su nación va más allá del dinero.
La nación navajo se ubica entre los estados de Nuevo México, Arizona y Utah, y su líder anunció que entablará un juicio a la EPA debido al impacto destructivo a los ecosistemas alimentados por el río San Juan del que depende su cultura indígena.
Para la tribu navajo –que vive hoy en estado luctuoso de choque ambiental– el agua es mucho más que un asunto economicista y forma parte de su cosmogonía espiritual.
Los depredadores neoliberales de Wall Street y sus mineros se han de morir de risa de la idiosincrasia de los navajos.
The Economist comenta que EU posee mas de 5.6 millones de kilómetros de vías acuíferas naturales cuya situación es lamentable. De acuerdo con la más reciente Evaluación de los ríos y arroyos nacionales, más de la mitad (¡supersic!) se encuentra en condiciones deplorables, debido a la contaminación (http://goo.gl/Z0nRso). ¿Cómo estará la evaluación análoga, en caso de existir, del México neoliberal itamita?
El neoliberalismo transfronterizo no aprende de sus cataclísmicos errores ambientales: desde el crimen de BP en el Golfo de México (http://goo.gl/lP19tl) hasta la corrupta privatización del agua de la fétida ley Korenfeld de Conagua (http://goo.gl/Eukjrg).
Es espeluznante que quienes deban proteger el ambiente propicien la contaminación tóxica de los ríos por accidentes y fallas humanas que no cotizan en Wall Street.
El río Colorado, de 2 mil 333 kilómetros de extensión, trasmutado en anaranjado por el desregulado outsourcing neoliberal, es estadunidense-mexicano: nace en las Montañas Rocosas (Colorado) y desemboca en el golfo de California (México), después de atravesar cinco estados de EU –Colorado, Utah, Arizona, Nevada y California– y dos estados de México: BC y Sonora.
¿Estarán enterados los gobernadores de BC y Sonora, no se diga el gobierno federal del devaluado México neoliberal itamita, cuando la barbarie antiambientalista y su desregulado outsourcing descuartizan la transfrontera?
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