Señor Pascual:
Antes que nada me permito exaltar su gran sentido del humor en el último artículo que publicó para El Universal.
La risa nos ayuda a ser mejores, como Umberto Eco lo recuerda en El nombre de la Rosa. Y es importante utilizar el humor para reconocer nuestros errores.Apunta B. Traven:
“— No, santo padre blanco, no entiendo. Lamento si soy descortés pero, ¿por qué tantos rodeos? ¿Por qué el hombre tiene que ganarse con tantas complicaciones lo que un dios siempre amoroso y bueno debería darles por nada, sólo por el inmenso amor que les tiene? Si así fuese, no debería pedirle a la gente que creyera en él, que le rezara y lo adorara. Mi madre me da todo lo que tiene que darme por amor a mí, crea o no en ella, le rece o no. Ella, mi querida madre, me daría todo lo que pudiera, aunque yo fuera cruel y la insultara; algo que mi dios me impediría hacer aun en sueños, incluso entonces ella me daría todo lo que estuviera en sus manos. Sí, mi madre es mucho, muchísimo más grande que tu dios. Ella tiene más amor eterno que tu dios, y es solamente un ser humano.”
Pareciera que habla de la Tierra. Porque últimamente en este mundo la vida no vale nada. Aquí por ejemplo en mi país la gente se muere como el campo se muere, como la Tierra se muere. Y desde su país mandan miles de dólares en armas, en helicópteros, en especie diría Cantinflas.
Es como el cuento del borracho y el cantinero que tan bien cantó José Alfredo Jiménez. O como aquellos versos de Antonio Machado: “El ojo que tú ves no es ojo porque tú lo veas, es ojo porque él te ve.”
O como sus propias palabras:
“realizar cualquier actividad con otros – ya sea bancaria, legal, periodística, financiera, médica, educativa o diplomática – se requiere confidencialidad. Las personas necesitan compartir información, evaluar situaciones, analizar prospectos y proponer opciones que pueden producir mejores resultados.
“Si no se hace algo al respecto, los ataques contra la confidencialidad amenazarán nuestros empleos, nuestra capacidad de resolver problemas y el impulso a la creatividad en nuestras sociedades.”
Pensaba que yo era el que no estaba hablando de nada. Además aquí ni siquiera hay empleos.
Claro que con México “no hay relación más importante para los Estados Unidos en el mundo y ninguna acción ilegal la va a socavar.”
¿Como las armas ilegales que entran a mi país por su país? ¿O como la droga de mi país que hasta en Harvard donde usted estudió se consume con singular alegría?
Dice usted:
“México y los Estados Unidos están ligados como pueblos. Somos socios en el comercio cuya prosperidad mutua depende del otro. Hacemos frente a las mismas amenazas causadas por enfermedades infecciosas, las organizaciones criminales y los desastres naturales. Compartimos la promesa de un futuro mejor si permanecemos unidos para trabajar y resolver los retos de cada día.”
¿Por qué no han utilizado su moneda para construir programas de infraestructura en lugar de comprar pistolas? ¿Por qué el Congreso de su país legisla sobre las cosas que pasan en mi país?
Permítame evitar caer en el ridículo. Usted sabe todas esas cosas mucho mejor que yo y pienso que su trabajo lo hace con buena fe.
¿Por qué sus políticos insisten en usar las armas para resolver un problema de salud pública? ¿Por qué si es tan importante la relación con mi país no vienen maestros, doctores, inversiones?
Ya las armas no sirven. Su problema es que matan y bueno, otra vez discúlpeme el ridículo, pero lo que vale es la vida. No la muerte.
Usted hace una pregunta:
“¿Cómo justifican los Estados Unidos y otras naciones democráticas que continúen los canales de comunicación confidenciales al tiempo que proclaman que practican la transparencia y la apertura?”
También da una respuesta. Yo la verdad creo que no la hay.
“Lo único que ha cambiado ha sido los medios técnicos de transmitirlas. Los modernos cables diplomáticos son fundamentalmente una carta privada que se envía a casa.”
Además de la errata en la conjugación del verbo haber (el segundo en la oración), usted tiene razón: la política ha sido una porquería desde antes que la diplomacia existiera.
El mundo impresionista que propone es singularmente agradable si usted conoce los textos de Carlos Monsiváis.
Me gustaría citarlo sólo por honrar su memoria:
““A la sociedad o al pueblo ya no se le convence, ha perdido el don divino de la credulidad, y, o no están informados de nada, o se nutren de internet, radio, incluso noticieros de televisión, celulares, o twitters. Y los que no, ni se enteran ni les importa, y con dificultad saben el nombre de alguno de nosotros, lo que llamamos aquí analfabetismo onomástico. Entonces, ¿a quién persuadir?, pues a los más enterados, a los más competentes, a los que rigen los destinos de la nación, nos referimos naturalmente a nosotros mismos. De esta manera nuestra estrategia mediática y nuestras redes sociales se dirigen a ese objetivo maravilloso: convencernos a nosotros mismos. Si logramos eso, lo demás ya no importa. Hablamos para oírnos y, sin broma alguna, la técnica es de una gran profundidad: el que persuade a las élites, persuade a lo más elevado del país. Por eso al autoengaño, como le dicen los resentidos, es la manera más solidaria y eficaz de ir avanzando en el gobierno”.”
Qué bueno que estén “realizando consultas estrechas con nuestros socios en el gobierno del Presidente Calderón” pero le recuerdo que por más que se quiera volver al Gobierno una empresa, no lo es.
Por eso a ustedes les importa tanto que haya policías y militares entrenados en su Escuela de las Américas, que de tanto que la cambian de lugar ya no sé dónde quedó. Por eso les importa la confidencialidad de sus comunicaciones, porque todos sabemos que son sus intereses los que les interesan, como a Descartes le interesaba nada más Descartes.
Lo llamaría “El ensimismamiento internacional del país que está al norte del mío” pero no lo voy a hacer. Como Batman y Robin atacaban a los secuaces puedo imaginar sin problema a muchos de sus “socios del gobierno del presidente Calderón” tratando de seguir sus pasos.
Usted afirmó:
“En una alocución dirigida a todo el mundo hace unos cuantos días, la Secretaria Hillary Clinton afirmó que estamos tomando medidas enérgicas para que quienes robaron esta información se hagan responsables de sus actos.”
¿Tiene algo que ver la petición de extradición de Assange por parte de Suecia? Le pregunto en público de una vez porque si de todos modos usted manda un cable a la calle H WikiLeaks lo terminará filtrando algún día quizá cuando usted ya tenga nietos (si es que no los tiene ya).
Así pues, la relación bilateral —la roca sólida— de nuestros paises necesita un nuevo rumbo.
Adiós a las armas escribió Hemingway.
Me gustaría escribir lo mismo.
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