“Sequen el pantano y se acabarán los mosquitos”, dijo Noam Chomsky recién sucedieron los avionazos que derribaran las torres gemelas y que generaran que el aquel entonces presidente de los Estados Unidos de América, George Bush, se cuestionara por qué el mundo los odiaba tanto. La respuesta de Chomsky no se hizo esperar.
Evidentemente, Chomsky, con su parabólica frase, lo que pretende explicarnos es el hecho de que la existencia de tanto odio y resentimiento en el mundo no son gratuitos y tienen una razón. Si los terroristas atacan A los E.U.A esto se debe a la desigualdad e injusticias sociales que ellos mismos han sembrado en todo el mundo. La solución por ende, no esta en matar a los mosquitos uno por uno, es decir, perseguir y acabar a todo aquel rebelde resentido que clama por un poco de venganza, sino en erradicar las desigualdades sociales en todos los niveles y dimensiones. Esto es secar el pantano.
El gobierno y legisladores de nuestro país (y no solo los actuales) parecen tampoco entender esta sencilla analogía. Los índices de criminalidad y violencia han aumentado en los recientes años y parecen aun no haber alcanzado su pico más alto.
Ante este panorama tan atemorizante y poco esperanzador lo más que se hace es construir algunas propuestas un tanto sensacionalistas y cuasi épicas, como la propuesta que realiza el verde por implementar la pena de muerte. Propuesta que no puedo mas que calificar de retrograda y fascista.
Si bien este tipo de propuestas tienen impacto y aprobación en cierto sector de la población, sobre todo en las esferas de familias empresariales (quienes suelen ser blanco frecuente de secuestros), no creo que de ninguna manera tales medidas ayuden a borrar la violencia y el crimen de nuestra cruda realidad, es más, llevarlas a cabo solo seria encender un generador de más violencia.
Es un hecho que los crímenes deben ser castigados y que ante este tipo de situaciones violentas, el estado debe reafirmar su posición, ejercer su poder y hacer prevalecer su soberanía; sin embargo, también es obligación del estado encontrar los orígenes del odio y el resentimiento que se manifiestan ahora en nuestra sociedad, hacer una retrospectiva que los haga reflexionar cual es la causa de tanta miseria. Invertir en educación, aprovechar los recursos, sanear los problemas de raíz y no solo tratarlos sintomáticamente.
Hay que entender que el Estado es un aparato que debe procurar bienestar social a cada uno de los individuos que se amparan ante el, y no solo un negocio que beneficia a algunos cuantos. Mientras no entendamos esto, seguiremos con nuestra interminable tarea de matar mosquitos.
Evidentemente, Chomsky, con su parabólica frase, lo que pretende explicarnos es el hecho de que la existencia de tanto odio y resentimiento en el mundo no son gratuitos y tienen una razón. Si los terroristas atacan A los E.U.A esto se debe a la desigualdad e injusticias sociales que ellos mismos han sembrado en todo el mundo. La solución por ende, no esta en matar a los mosquitos uno por uno, es decir, perseguir y acabar a todo aquel rebelde resentido que clama por un poco de venganza, sino en erradicar las desigualdades sociales en todos los niveles y dimensiones. Esto es secar el pantano.
El gobierno y legisladores de nuestro país (y no solo los actuales) parecen tampoco entender esta sencilla analogía. Los índices de criminalidad y violencia han aumentado en los recientes años y parecen aun no haber alcanzado su pico más alto.
Ante este panorama tan atemorizante y poco esperanzador lo más que se hace es construir algunas propuestas un tanto sensacionalistas y cuasi épicas, como la propuesta que realiza el verde por implementar la pena de muerte. Propuesta que no puedo mas que calificar de retrograda y fascista.
Si bien este tipo de propuestas tienen impacto y aprobación en cierto sector de la población, sobre todo en las esferas de familias empresariales (quienes suelen ser blanco frecuente de secuestros), no creo que de ninguna manera tales medidas ayuden a borrar la violencia y el crimen de nuestra cruda realidad, es más, llevarlas a cabo solo seria encender un generador de más violencia.
Es un hecho que los crímenes deben ser castigados y que ante este tipo de situaciones violentas, el estado debe reafirmar su posición, ejercer su poder y hacer prevalecer su soberanía; sin embargo, también es obligación del estado encontrar los orígenes del odio y el resentimiento que se manifiestan ahora en nuestra sociedad, hacer una retrospectiva que los haga reflexionar cual es la causa de tanta miseria. Invertir en educación, aprovechar los recursos, sanear los problemas de raíz y no solo tratarlos sintomáticamente.
Hay que entender que el Estado es un aparato que debe procurar bienestar social a cada uno de los individuos que se amparan ante el, y no solo un negocio que beneficia a algunos cuantos. Mientras no entendamos esto, seguiremos con nuestra interminable tarea de matar mosquitos.
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