Otra vez despidieron a Carmen Aristegui, ahora de MVS, por ejercer la libertad de expresión y sobre todo por tener un alto raiting, lo que le daba un enorme impacto a los temas que día a día trataba en su programa matutino. Primero chocó con las querencias de Televisa, que se opuso terminantemente a exponer las atrocidades cometidas por Marcial Maciel y que hoy son moneda corriente. Ahora fue con otro que se cree intocable, ni más ni menos que el inquilino de Los Vinos… perdón Los Pinos, Felipe Calderón.
Para nadie es un secreto que el originario de Michoacán le tupe con ganas al trago pero que se diga en los medios de comunicación electrónicos es una osadía imperdonable. Como en los mejores tiempos del autoritarismo priísta (hoy vivimos en el autoritarismo panista, que no es lo mismo pero es igual) el dictador democrático instalado en la silla presidencial, haiga sido como haiga sido (Calderón dixit), no está de humor para aguantar semejantes críticas y la empresa consideró que, frente al próxima licitación para abrir nuevas señales televisivas, era mejor plegarse a los berrinches etílicos de nuestro señor presidente.
Habrá que señalar que la periodista egresada de la UNAM se limitó a leer una manta colgada, no por los narcos sino por un grupo de diputados federales en San Lázaro, que decía que si no dejamos a un borracho conducir nuestro auto por qué si dejamos que conduzca a un país. La Aristegui sólo la leyó pero parece ser que eso fue suficiente para irritar a Felipe(do) y poner en riesgo los planes de expansión de MVS, que ha sido sistemáticamente marginada del reparto de concesiones por parte de la COFETEL.
A pesar de ser uno de los programas más escuchados y que generaba buenas ganancias a la empresa, ésta no vaciló en deshacerse de los servicios de la periodista para quedar bien con el repartidor de dádivas. Está por verse si le funciona. Mientras tanto los que escuchábamos diariamente el programa de Carmen nos quedamos sin la valiosa información que generaba cotidianamente a través de su cobertura noticiosa, sus entrevistas y su valentía para decir lo que pocos se atreven decir en los medios electrónicos. ¿Quién será el que se atreva a contratarla nuevamente? Alguien que no aspire a tener favores oficiales para mejorar su empresa. Pero ¿habrá alguien lo suficientemente iluso o atrevido que le entre? Veremos dijo el ciego.
Por otro lado, atrás quedaron las ilusiones de que un gobierno panista hiciera efectivas las libertades civiles tan encarnizadamente defendidas por los panistas herederos de Gómez Morín a lo largo de más de cincuenta años. Alguien dirá que los gobernantes no se juzgan por su comportamiento personal sino por sus acciones políticas; pero que un individuo que no puede controlar su manera de beber sea el encargado de conducir la guerra contra el narcotráfico diciendo que daña la salud y el futuro de las y los mexicanos no puede ser sino una ironía, una terrible ironía.
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