Camilo González
Las reformas trascendentales apresuradas, fast track, no son nuevas en la legislación nacional de cualquier país, y aunque suene a redundancia, no lo es.
En todos los países de latinoamericanos, sobre todos los demás, se han creado ex profeso los bancos centrales independientes, los centros de inteligencia, muchas zonas militares, las bases de datos unificadas, los comandos especiales que rinden cuentas a las agencias internacionales, sean de los Vecinos del Norte o de los ilustres europeos.
Rapidentamente (saludos Mar y sic) se “analizan”, se “discuten”, se “ventilan” y se aprueban las reformas urgentes y las acciones que tomar.
(Me encuentro en un texto firmado por la redacción de un medio nacional en internet (http://bit.ly/1576Qrl) que menciona específicamente el punto que sobre el IVA fue modificado en la XXI asamblea que al PRI nacional tanto beneplácito le ha causado. Dice la nota textual: “Se eliminó el punto 154 del Programa de Acción del PRI que a la letra decía: -Apoyar con todo vigor a los productores agropecuarios de nuestra nación para garantizar la soberanía alimentaria. El PRI defiende la economía popular y no aceptará la aplicación del IVA en alimentos y medicinas-. Y pasó a ser el punto 199 con esta redacción: -Apoyar con todo vigor a los productores agropecuarios de nuestra nación para garantizar la soberanía alimentaria, y así contribuir con la defensa de la economía familiar-.”)
Ahora vemos que la propuesta de reforma hacendaria no prevé modificaciones en el IVA a alimentos y medicinas y se apresura, junto con la energética, a recorrer el camino que la Constitución requiere para ser cambiada en la letra, y así justificar los hechos...
Porque el derecho reformista que me parece se han planteado desde la Federación es congruente a un modelo de desarrollo liberal obsoleto: la privatización en los hechos, aunque no en las palabras. Y aquí es donde a nadie debe sorprender que se aprueben fast track las reformas planteadas. Qué extraño que encuentren voces críticas internas (los profesores, los de Morena, los estudiantes del 132 y todos aquellos que se movilizan para defender alguna causa) y ninguna externa, salvo las que acusan a la reforma energética, como los periódicos de la capital norteamericana, de ser conservadora.
Cuando una reforma interna no encuentra oposición extranjera, sobre todo en México con la distinguida atención que tienen los yankis de espiar hasta al Presidente y su señora esposa, quiere decir que no afecta a los intereses extranjeros. Cuando al contrario, una reforma interna -por ejemplo, la nacionalización del banco central argentino- encuentra oposición en el extranjero, es porque afecta directamente a los intereses del extranjero en la nación que reforma.
Existe una relación directa, entonces, entre los procedimientos fast track que afectan o no a los intereses extranjeros, que al parecer son más importantes que los internos, pues ambas reformas -la hacendaria y energética- fueron promovidas primero fuera de nuestras fronteras.
Dudo mucho que a la discusión y aprobación de lascandidaturas independientes en el Senado le pudiéramos llamar fast track...
También se ha procurado que las manifestaciones se mantengan en el ámbito social, es decir, en los grupos civiles organizados y medio organizados, y nunca en los patronales o de inversionistas locales o no. Es más, podría sonar exagerado, pero pienso que se ha intentado incluso tener primero el visto bueno de los sectores industriales y de accionistas, para presentar las reformas constitucionales, y se ha dejado fuera de la negociación a los grupos de la sociedad no tan civil. Esto también me llevaría a pensar que justamente por esa razón ahora los profesores se manifiestan, porque no fueron invitados a la reunión donde se redactaron las tres leyes secundarias que presentó el Presidente.
Pero llegar a eso sería demasiado. Las marchas ni se ven ni se oyen parecen decir desde la oficina del legislador 501 y lo más importante es continuar con la agenda de cambios trascendentales porque dice la fórmula que estas reformas harán resurgir el crecimiento económico, pues generaran empleos nuevos, darán certidumbre tributaria, incorporarán al sector formal a medio país que produce fuera del sector formal. También se le quitará poco a poco el lastre que derraman las ganancias de Pemex al sector hacendario, y llegarán a su destino fundamental: los corporativos extranjeros.
Basta de catastrofismos. Esta LXII legislatura federal en San Lázaro, compuesta por lo mejor de México, nos devuelve la confianza en las instituciones. Los diputados federales todos son probos, con altas miras e ínfulas.
No será al nuevo congreso local al que le toque aprobar esta reforma urgente en el capítulo Veracruz, pero imagino que tendrán pronto la oportunidad de aportar con su voto un grano de arena a la causa reformista.
Al tiempo...
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