Voy a retomar el tema que abordara un digno compañero la semana anterior. Recientemente fue publicado en la interred (Internet) un vídeo que muestra con lujo de detalle audiovisual la instauración de la vida democrática, libertaria y fraternal en suelo iraquí; aquella que con bombo y platillo –ó bombarderos y misiles- promueven nuestros “hermanos” Norteamericanos y sus honorables “cuerpos militares de paz” (nótese lo bonito del lenguaje eufemístico) en Oriente Medio.
Estoy seguro que muchos no habrán tenido la oportunidad de ver este vídeo, ya sea por falta de difusión del mismo o simplemente porque es más placentero ver videos mitoteros en las afamadas redes sociales cibernéticas que ver a hombres, niños y mujeres de carne y hueso siendo vandálicamente asesinados por soldados estadounidenses. Así que como periodista comprometido, he convenido traer hasta usted, lector, lectora, la narración e interpretación del material expuesto en esta grabación titulada Homicidio Colateral.
Mientras una docena de hombres, algunos de ellos rebeldes iraquíes otros periodistas de la agencia Reuters, transitaban agrupados por las calles de un suburbio de Bagdad (julio, 2007), un comando aéreo del ejercito estadounidense ametralló indiscriminadamente al grupo aludido. La autorización para abrir fuego provino de los altos mandos del ejercito norteamericano. El argumento fue que los “presuntos” rebeldes “presuntamente” portaban armas de fuego (destaca una cámara de vídeo de alto calibre). Al tiempo que disparaban contra estos hombres y niños iraquíes, los agresores lanzaban toda clase de insultos, se mofaban y celebraban la masacre. “Ja, Ja... Le di... Maldito idiota”, fueron las palabras de un soldado de paz en pleno cumplimiento de sus altruistas y democráticas labores. “Estoy tratando de encontrar más blancos... Creo que voy a disparar un poco más”, vociferaba con irreductible éxtasis otro mercenario (quise decir, combatiente) norteamericano. “Ja, Ja... acabo de aplastar un cuerpo con el tanque” exclamó con júbilo un soldado que se hallaba “al nivel de cancha” rematando a los heridos.
Pero aun hay más. Cuando un grupo de iraquíes a bordo de una camioneta amagó con socorrer a los agraviados, de nuevo las fuerzas armadas estadounidenses convinieron descargar todo su arsenal sobre estas indefensas personas (lo que representa una flagrante violación a la Convención de Ginebra), sofocando así toda posibilidad de rescate y de paso asesinando brutalmente a todos los que se hallaban en el perímetro de “acción”.
El vídeo logra captar con precisión la forma en que proceden actualmente los ejércitos en todo el mundo. El perfeccionamiento de la tecnología bélica aérea ha permitido que los autores materiales de los crímenes más atroces y repulsivos cumplan sus “deberes” sin necesidad de entrar en contacto siquiera visual con las víctimas. Hoy, la guerra se libra desde pantallas digitales que hacen de cualquier mortal inocente un blanco cibernético: Todo aquello que detecta el radar puede y debe ser pulverizado. La distancia entre el mundo de los videojuegos y el mundo real y tangible se ha acortado. Las expresiones que usan los jóvenes que se postran frente al televisor para matar el tiempo con los juegos de vídeo, son las mismas que usan los militares, en este caso estadounidenses, para matar seres humanos (enemigos, dicen ellos).
Si bien existen decretos y tratados internacionales que norman las confrontaciones bélicas, lo cierto es que quienes menos las respetan son precisamente aquellos que las han establecido, es decir, los mismos que promueven, patrocinan y hacen la guerra a escala planetaria. Es curioso este doble papel de gendarme e inculpado que desempeñan los dueños del mundo. No fue si no hasta ahora que se filtró este vídeo en Internet que el gobierno de Estados Unidos acordó finalmente hacer una revisión del material y determinar si hubo o no un crimen de guerra perpetrado por sus tropas. Es decir, Washington será el juez de sus propios enviados. O lo que es lo mismo, el autor intelectual del crimen dictaminará la culpabilidad de sus corresponsales, esto es, de los autores materiales del homicidio. ¡Que bonito es lo bonito!
Como bien dice mi compañero, la publicación de este vídeo nos obliga a reflexionar sobre múltiples asuntos.
¿No será que estos crímenes de lesa humanidad son la norma y no la excepción de las guerras que se libran en pro de la democracia? ¿Será que algún día el machismo militar de los Estados Unidos pierda por completo su legitimidad y se le cuestione más tajante y enérgicamente? ¿Hasta cuando vamos a solapar que un grupo de engreídos asesinos establezcan, dictaminen y sancionen sus propias reglas con aplicabilidad universal? Ante la creciente deshumanización de las sociedades, ¿no será acaso urgente comenzar a reglar la venta y uso de los juegos de vídeo, tal y como hizo recientemente Venezuela? Si la publicación de este vídeo no es motivo suficiente para que los pueblos del mundo alcen la voz y den la espalda al proyecto militar e imperial de los Estados Unidos, ¿entonces que carajos se necesita para sensibilizar y concientizar a la gente y la opinión pública mundial?
La primer pregunta que se le vino a la cabeza a un servidor después de ver este vídeo fue la siguiente: ¿Hasta cuando seguiremos creyendo en la Gran Mentira de la democracia?
Yo le pregunto a usted lector, ¿Hasta cuando seguirá depositando su confianza en ella?
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