Calderón volvió al ataque. Ahora resulta que la causa de todos nuestros males son los gringos: las medidas proteccionistas en el vecino país el norte han provocado que el Tratado de Libre Comercio no funcione como debiera en los últimos años.
"El TLC a principios de esta década perdió cierto impulso (...). El problema del Tratado de Libre Comercio ha sido la falta de libre comercio verdadero que todavía necesitamos". Así como lo lee, así se lo dijo nuestro señor presidente a los participantes en el Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC) en Singapur.
Según Calderón, Estados Unidos y en particular Obama están enfrentando una restricción política contraria a los principios fundamentales del neoliberalismo, es decir, a la no intervención del Estado en los asuntos de la economía, de los cuáles la omnipresente y todo poderosa mano invisible debe encargarse.
Los principales problemas del TLC son, a decir de Felipillo, “la restricción política en el Congreso estadunidense impulsada por los sindicatos, la cláusula ‘Buy American’ a favor del consumo de productos estadunidenses y la tendencia de Estados Unidos a proteger a sus empresas.”
Y la verdad es que yo ya no entiendo nada. Ahora somos más liberales que los norteamericanos. ¿Será que nos toca a nosotros imponerles un Consenso de Washington y obligarlos a abrir sus mercados y a que dejen de estar rescatando bancos y empresas, vencidas por las inquebrantables leyes de la oferta y la demanda?
¿O será más bien tiempo de empezar a mirar hacia otro lado y olvidarnos por un ratito de las recetas económicas impuestas (democráticamente, claro está) desde el norte de la frontera, mismas que han probado una y otra vez su ineficacia para solucionar los problemas estructurales que afectan a nuestro país y, por el contrario, han resultado ser indiscutiblemente eficientes para generar efectos tequila, vodka y demás alcoholes para poder después socializar pérdidas y privatizar ganancias?
¿Por qué tanto empeño en defender el TLC, si nos tiene al borde del precipicio? No es coincidencia que los países miembros sean los más afectados por la crisis económico-financiera-bursátil. Los Estados Unidos por tratarse del centro de un sistema económico de tendencias canibalísticas. México y Canadá por haber decidido depender en un 80% o más de su comercio con los USA, atándose así la soga al cuello.
Nuestro país esta viviendo una situación de descomposición social cada vez más apremiante. Todas las crisis habidas y por haber (seguridad, alimentación, desempleo, impuestos, etc.) se han hecho presentes, y el año que viene no pinta mejor.
Lo único seguro es que seguir implementando las políticas que durante los últimos veinte años nos han traído hasta este punto, seguir comerciando de la manera en que lo venimos haciendo, pensando sólo en el crecimiento económico (mismo que solo un puñado de iluminados llegan a ver), no nos sacará de crisis alguna.
"El TLC a principios de esta década perdió cierto impulso (...). El problema del Tratado de Libre Comercio ha sido la falta de libre comercio verdadero que todavía necesitamos". Así como lo lee, así se lo dijo nuestro señor presidente a los participantes en el Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC) en Singapur.
Según Calderón, Estados Unidos y en particular Obama están enfrentando una restricción política contraria a los principios fundamentales del neoliberalismo, es decir, a la no intervención del Estado en los asuntos de la economía, de los cuáles la omnipresente y todo poderosa mano invisible debe encargarse.
Los principales problemas del TLC son, a decir de Felipillo, “la restricción política en el Congreso estadunidense impulsada por los sindicatos, la cláusula ‘Buy American’ a favor del consumo de productos estadunidenses y la tendencia de Estados Unidos a proteger a sus empresas.”
Y la verdad es que yo ya no entiendo nada. Ahora somos más liberales que los norteamericanos. ¿Será que nos toca a nosotros imponerles un Consenso de Washington y obligarlos a abrir sus mercados y a que dejen de estar rescatando bancos y empresas, vencidas por las inquebrantables leyes de la oferta y la demanda?
¿O será más bien tiempo de empezar a mirar hacia otro lado y olvidarnos por un ratito de las recetas económicas impuestas (democráticamente, claro está) desde el norte de la frontera, mismas que han probado una y otra vez su ineficacia para solucionar los problemas estructurales que afectan a nuestro país y, por el contrario, han resultado ser indiscutiblemente eficientes para generar efectos tequila, vodka y demás alcoholes para poder después socializar pérdidas y privatizar ganancias?
¿Por qué tanto empeño en defender el TLC, si nos tiene al borde del precipicio? No es coincidencia que los países miembros sean los más afectados por la crisis económico-financiera-bursátil. Los Estados Unidos por tratarse del centro de un sistema económico de tendencias canibalísticas. México y Canadá por haber decidido depender en un 80% o más de su comercio con los USA, atándose así la soga al cuello.
Nuestro país esta viviendo una situación de descomposición social cada vez más apremiante. Todas las crisis habidas y por haber (seguridad, alimentación, desempleo, impuestos, etc.) se han hecho presentes, y el año que viene no pinta mejor.
Lo único seguro es que seguir implementando las políticas que durante los últimos veinte años nos han traído hasta este punto, seguir comerciando de la manera en que lo venimos haciendo, pensando sólo en el crecimiento económico (mismo que solo un puñado de iluminados llegan a ver), no nos sacará de crisis alguna.
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