El veneno contenido en la reforma educativa empieza a surtir efecto. Al
igual que con el golpe autoritario contra el Sindicato Mexicano de
Electricistas, que tuvo como verdadero motivo el negocio de la fibra
óptica- la embestida mediática y política en contra de la disidencia
magisterial tiene la misión de generar condiciones para una
privatización del sistema de educación básica, desplazando del escenario
a los maestros ‘incómodos’. Esa y no la idea peregrina de la educación
de calidad es el problema de fondo.
Y si no me cree revise usted las recientes declaraciones de la Coparmex,
que amarra navajas para 'salvar la educación' al proponer clases
extramuros, pagadas por la derecha patronal. Su presidente, un tal Juan
Castañón, en el colmo de la demagogia declaró: “No vamos a permitir que
un grupo de personas con privilegios e intereses personales se imponga
en detrimento del derecho de los niños y jóvenes a recibir educación”
¿Desde cuándo los empresarios mexicanos han defendido los derechos de
las mayorías y los bienes comunes? ¿Desde que pretenden abrir
oportunidades para hacer negocios y lucrar con los derechos sociales?
¿Habrá en nuestro país personas con más privilegios que los grandes
empresarios?
Por parte de los gobernantes la cosa no cambia mucho. Un personaje que
encarna la corrupción mejor que nadie, Emilio Chuayffet, declara que “no
hay derecho contra el derecho” Supongo que se refiere al derecho de los
poderosos a hacer lo que quieran y su jefe, el copete ensillado, suelta
una amenaza velada al afirmar que “no va a permitir” presiones ni
retrocesos. Remember Atenco. El desalojo de la autopista del Sol y su
declaración asumiendo la responsabilidad del hecho no dejan lugar a
dudas de su posición al respecto. El costo político no parece
preocuparle ni mucho menos la posibilidad de un surgimiento popular en
Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Michoacán. Tal vea así, calcula el
presidente, pueda justificar más ampliamente la represión y desaparición
de la corriente magisterial disidente al corrupto Sindicato Nacional
Trabajadores de la Educación, que después de su descabezamiento no pasa
por sus mejores momentos.
Así las cosas me pregunto: ¿No fue el estado mexicano y sus dueños, con
el partidazo a la cabeza, el mayor beneficiado con la corrupción que
auspició en los sindicatos en México? ¿No fueron ellos quienes
fomentaron y fomentan la venta de plazas, las licencias indefinidas y el
enriquecimiento de sus líderes a cambio de votos? ¿No fueron y son
ellos quienes desvían los recursos públicos destinados a la educación
básica para desmantelar las escuelas en las que estudiamos usted y yo, y
que eran las mejores, responsabilizando a los maestros por el abandono y
las paupérrimas condiciones en las que se encuentran?
Y ahora le pregunto a usted, indignado lector; ¿De veras cree que la
reforma mejorará la educación? ¿De veras cree que Peña y Chuayffet
tienen calidad moral para darse baños de pureza? De veras cree que los
únicos responsables de la situación es de los maestros? ¿De veras cree
que la privatización y los empresarios mantendrán la educación laica y
mejoraran su calidad? ¿Está dispuesto a que un cura defina los planes de
estudio de sus hijos y además tenga que pagar por ello?
Deje de
cargarle el muerto los maestros y dirija su mirada a los lobos
disfrazados de ovejas, a los políticos y grandes empresarios a quienes
les incomoda que los maestros se opongan a los planes de privatización
largamente acariciados. Son ellos los que nos han llevado a la situación
en la que nos encontramos con la finalidad de seguir mejorando sus
ganancias. Suponer que los maestros son la fuente de todos los problemas
en la educación básica es tratar de tapar el sol con un dedo y desviar
la atención del verdadero origen del conflicto. La verdad no peca pero
incomoda. Usted disculpe
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