En medio del lodazal electoral y la crisis
financiera en Veracruz -que han colocado a la UV en el ojo del
huracán- #LadyTormenta se aferra al timón para alinear la nave
universitaria con la armada oficialista y arribar a la continuidad
del régimen político. Otras naves, señaladamente la piloteada por
Raúl Arias, corsario con patente oficial claro, ya navega al ritmo
del tricolor, madrugando a propios y extraños en la delicada misión
de manifestar públicamente su preferencia electoral. De paso, el
fallido economista compró protección para mantener su poder al
interior de la UV y soñar con su regreso triunfal de la mano de
Leticia Audirac. Y digo fallido porque durante su largo mandato se
cocinó y consumó el quebranto a las finanzas universitarias,
desviando recursos públicos para apoyar a su mentor, el góber
faccioso ¿O mafioso?, ese si mago en el manejo de la finanzas para
beneficio personal y para ganar elecciones comprando voluntades a
diestra y siniestra.
La postura de #Lady Tormenta frente al
saqueo siempre ha sido siempre institucional, evitando a toda costa
-¿Desde que colaboró en el rectorado del corsario con patente?- que
la UV se enfrente al gobierno estatal para reclamar lo que le
corresponde. Sin embargo, la crisis financiera puso en entredicho su
capacidad para mantenerse en el timón y fue así como no le quedó
mas remedio que 'denunciar' el adeudo en su primer informe de
labores. Desde entonces se ha dedicado a administrar el conflicto
procurando conciliar sus intereses políticos (un segundo periodo
consolidaría su poder) con los intereses de la UV, cosa delicada en
mares embravecidos. Para ello decidió primero apoyar al candidato
que no usa el logo de su partido en la campaña -o sea Héctor
Yunes, por si no lo había notado embarcado lector- y luego contener
hasta donde se pueda las protestas de la comunidad universitaria
aunque no necesariamente en ése orden.
Para lograr la contención del descontento
convocó a la megamarcha del 10 de marzo para después, via Consejo
Universitario, decretar una veda electoral declarando que “ ... no
queremos que la defensa de nuestros derechos sea vista como parte de
un interés partidista, esto no significa terminar con las
gestiones”. Las gestiones para lograr el pago fracasaron
estrepitosamente y atizaron al descontento de la comunidad
universitaria, que poco a poco empezó a mostrar su rechazo a la
kafkiana veda electoral, aplicable a los gobiernos para impedir el
uso de los programas sociales pero nunca para conculcar derechos como
el de expresión y manifestación. Pero como el desprestigio PRI es
enorme resulta evidente que la protesta social en tiempo de campaña
llevará más votos a la oposición por lo que es indispensable
mantener a la gente en su casa hasta el 5 de junio.
Pero navegar en contra el viento huracanado
del hartazgo social no es fácil y las velas empezaron a rasgarse con
los vientos de la inconformidad por lo que para evitar males mayores
#LadyTormenta decidió dar un golpe de timón, que sin desviarla de
su curso le permitiera seguir administrando el conflicto. Fue así
como convocó a una Asamblea General en donde procuró impedir el
consenso para un paro general, cosa que logró, pero a costa de tener
que convocar a otra marcha, no el 10 de junio como había sugerido
sino el 27 de mayo. Seguramente el ambiente no será el mismo que en
marzo pero parece un poco tarde para lograr el objetivo, que dicho
sea de paso se aleja cada vez mas en la medida en que el sexenio
duartista agoniza y las necesidades de la campaña siguen devorando
el presupuesto; las campañas negras son muy costosas y falta el
cierre.
La pregunta entonces es ¿Qué se puede
lograr con las movilizaciones de la comunidad universitaria? En la
humilde opinión de este simple marinero, lo que se puede lograr es
subrayar las consecuencias de seguir manteniendo al PRI en el
gobierno del estado. La UV ha sido desde los años setenta y ochenta
un actor político que se ha distinguido por impulsar el cambio en el
estado de Veracruz. Ese legado debe ser honrado hoy, a pesar de la
crisis institucional en la que se encuentra, mostrando a la
ciudadanía lo que está en riesgo si se continua con gobiernos como
los de Miguel Alemán, Fidel Herrera o Javier Duarte, los cuales
además de sumir al estado en la pobreza y la violencia han mostrado
su desprecio por la UV. Más aún, que por medio del saqueo de sus
recursos han ganado terreno los procesos de privatización, que de
seguir propagándose acabarían finalmente con ella.
Es ésta tormenta la que debe enfrentar la
rectoría, la tormenta que pone en riego la viabilidad de una
universidad, gratuita, laica y abierta a todos y no la que amenaza al
continuidad del dominio priísta en el estado y el país. El legado
político de #LadyTormenta debe apuntar a la continuidad de la UV y
su espíritu, a la defensa de un bien público como lo es la
educación pública. Todo lo demás es secundario, incluidos los
intereses personales o partidistas. Que no se tome el apelativo que
aspira a hashtag como una falta de respeto a la persona que lleva el
timón de la nave universitaria; mas bien es simplemente una manera
de recordarle cual es la verdadera tormenta en la que navega y cual
es el puerto de arribo.
Probablemente la UV no desaparecerá pero
podría dejar de ser lo que ha sido y es hoy por hoy, al menos en
teoría: un oasis de amor al conocimiento, a la libertad de
pensamiento, a la tolerancia y la diversidad, en medio de la
barbarie, el cinismo, la corrupción y la impunidad rampantes. Cobrar
caro el agravio cometido por los siniestros personajes arriba
mencionados a la UV -¿que mas caro que la derrota electoral de su
partido?- significaría un mensaje contundente para que quienes
lleguen al poder consideren el costo político de seguir debilitando
el proyecto universitario original. Para que tomen en cuenta que la
UV es más que una universidad pública, con todos sus defectos y
virtudes. La UV es una aspiración legítima de las mayorías
veracruzanas para alcanzar una vida digna, una vida que valga la pena
vivir.
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