Las multitudes que huyen de las
guerras en el Medio Oriente, principalmente en Siria pero también de
las crisis en el África subsahariana, han desatado una discusión
entre los que las consideran un peligro para la cristiandad y los que
promueven la inclusión de una parte de los refugiados en diferentes
países europeos oculta el hecho de que las causa del éxodo forzado
está directamente relacionada con la venta de armas por parte de
países como Alemania, que curiosamente se ha dado a la tarea de
convencer a otros países para aceptar el ingreso de los refugiados.
Como se sabe, la guerra en Siria no es
una guerra civil, como insistentemente se ha dicho en la opinión
pública internacional, sino una invasión camuflada con mercenarios
sirios pagados por las corporaciones internacionales y los países
interesados en la explotación de los recursos naturales de la
región. Parte de un ciclo de guerras que inició en 2001 con la
invasión de Afganistán, por parte de la coalición encabezada por
los EE. UU., la guerra contra el gobierno sirio ha provocado la
muerte de mas de 200 mil personas y el desplazamiento interno y
externo de mas de doce millones de personas que representan la mitad
de la población siria. ¿Y todo para qué? Para derrocar al gobierno
de Siria, encabezado por Bashar al-Asad, que se ha resistido a
someterse a los poderes económicos occidentales.
En este contexto, las lágrimas de
cocodrilo derramadas por los líderes europeos pretenden sacar
provecho de la crisis humanitaria -provocada por ellos con la venta
masiva de armas- y quedar como los buenos de la película. El
presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, considera
que se deben recibir 'con los brazos abiertos' cuando menos a 160 mil
refugiados, que de acuerdo con las cifras arriba mencionadas no pasa
de ser una cifra simbólica, por decirlo de alguna manera. Queda
claro que no se trata de resolver la crisis humanitaria sino salvarle
la cara a los países ricos de Europa y honrar, aunque sea de los
dientes para afuera, lo que queda del humanismo en una región que
depende de la catástrofe de vastas regiones del mundo para mantener
con vida el sueño de un mundo libre y democrático.
La foto que obligó a que los líderes
europeos a reconocer el problema describe el horror que ha provocado
la guerra en Siria. El niño de tres años Aylan Kurdi -ahogado junto
con su madre y su hermano en el fallido intento de cruzar el mar para
llegar a las costas griegas- dejaba atrás todo su mundo para
simplemente sobrevivir. De hecho, ya lo había intentado antes,
cuando solicitó asilo en Canadá, donde reside una hermana, pero fue
rechazada por no estar completa e incumplir con el reglamento. En el
colmo del oportunismo, el gobierno canadiense ha ofrecido el asilo al
padre de Aylan, como una manera de compensar la muerte de su mujer y
dos de sus hijos. En todo caso, la hermana de Aylan declaró que no
culpa de su muerte al Canadá sino al mundo entero.
La discusión en Europa se
circunscribe a la cifra mágica de cuántos refugiados pueden ser
aceptados y no en la manera en la que los países ricos podrían
detener el flujo de armas al Medio Oriente. Y es que al final, la
crisis del humanismo en Europa y el mundo tiene que ver con que el
ser humano ha sido desplazado del centro de las preocupaciones de la
humanidad por la sed de ganancias, por la lógica irracional del
capital. Y por ello seguirán muriendo miles y miles de personas que
huyendo de la barbarie chocan con el muro invisible del interés y la
ganancia.
Tal vez desde nuestro país, la crisis
humanitaria se vea lejana, ajena a nuestra vida cotidiana.
Lamentablemente en México, el flujo indiscriminado de armas y
municiones alimenta la guerra civil que vivimos. Y todo para que la
industria militar florezca y mantenga viva la ilusión de Wall Street
y sus lacayos: larga vida al capital. Mientras tanto, miles y miles
de mexicanos siguen huyendo del país, no sólo por falta de
oportunidades sino también para salvar la vida. Y al igual que
Aylan, ¿cuántos niños mexicanos y centroamericanos han muerto en
el intento, en medio del desierto? Pero eso si, el gobierno de México
analiza la posibilidad de asilar a ciudadanos sirios para sacarle
provecho a la máscara del humanismo.
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