El uso de la energía nuclear fue
puesto en la picota en Europa a partir de la tragedia en Fukushima, al grado
de que el gobierno alemán ha decidido dar marcha atrás a un programa de
renovación de varias centrales nucleares optando por su desmantelamiento. La
pregunta que ronda alrededor del tema es si el costo del uso de la energía
nuclear es menor que el costo de un accidente que provoque la liberación de
altos niveles de radiación en el ambiente, degradándolo y contaminándolo por
muchos años.
Es por eso que el dilema de su uso
debe ser superado utilizando una nueva concepción del desarrollo económico que
sustituya el modelo basado en el crecimiento económico, en el tener más como
sociedad y como individuos para vivir mejor a costa de las mayorías
empobrecidas. Tal vez sea necesario replantear los objetivos de nuestras
sociedades, evitando las metas a corto plazo, o mejor dicho subordinándolas a
largo plazo y la supervivencia de nuestra especie. El uso de la energía nuclear
sacrifica el futuro por el presente; el futuro de todos por el presente de unos
cuantos.
Por lo tanto, hay que romper con el
falso dilema que coloca en un lado el uso de la energía nuclear para desarrollar
una economía o y en el otro la prohibición que generaría limitaciones al
desarrollo. Estamos a tiempo de buscar otras soluciones, que probablemente no
sean tan eficientes en la creación de riqueza pero que nos garanticen un mundo
habitable para los próximos siglos. ¿De qué sirve vivir mejor hoy, consumir más
hoy, si comprometemos el futuro de nuestros hijos y nietos? De nada. Lamentablemente
ésa es la típica actitud de nuestros días, que desprecia a la reflexión ética
para regodearse en la abundancia del presente, procurando negar las
consecuencias de sus acciones en la vida de los demás.
Los gobiernos de Alemania e Italia, obligados por
la voluntad popular y la conciencia ecológica de sus gobernados, han iniciado
la cuenta regresiva para cerrar todos los reactores en ambos países y cancelar
la construcción de nuevas centrales nucleares. Los japoneses están empezando a
articular la presión sobre su gobierno para discutir la viabilidad el
desarrollo nuclear en la isla y el llamado a cuentas de los dueños de los
reactores de Fukushima, que han ocultado sistemáticamente la verdadera
dimensión de la catástrofe, procurando minimizar sus pérdidas trasladando el
costo del desastre al ciudadano japonés.
Pues así las cosas no queda más que deplorar las recientes declaraciones del
gerente de la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde, Agustín Lozano Laez, quien
asegura que seguirán operando los próximos años que quedan del permiso vigente
y, por si fuera poco, están preparando la solicitud para que la Comisión
Nacional de Seguridad y Salvaguardia autorice que la planta amplíe sus
actividades por… ¡treinta años más! Si, leyó usted bien, si todo sale bien
tendremos reactor nuclear -produciendo la miserable cantidad del 5% de la
energía eléctrica nacional- para los próximos cuarenta años.
Es necesario desmantelar los reactores de Laguna
Verde, entre otras razones por su antigüedad y por el bajo nivel de producción
de electricidad. Pero además, desde el año 2000, John Large director de la consultora
Large and Associates, la cual se especializa en estudiar la seguridad nuclear,
al referirse al informe de la Asociación Mundial de
Operadores Nucleares (WANO, por sus siglas en inglés) elaborado
en 1999 para evaluar a Laguna Verde declaró que “… sus estructuras de organización y
administración corporativa podría considerarse que están al borde de falla
institucional. La falla institucional está allí donde los factores y eventos
causativos relacionados se combinan y actúan de tal manera que derrumban el
sistema completo… Los informes de campo de WANO sugieren que Laguna Verde no
está simplemente empantanada, sino profundamente encaminada hacia una falla
institucional”. Con los niveles de corrupción y tráfico de
influencias que caracterizan a nuestra casta gobernante, ¿quién puede confiar
en ellos para mantener segura una planta nuclear? De hecho, se puede inferir
que sus ineficientes estructuras organizacional y administrativa son consecuencia
directa de la corrupción y malos manejos de la central nuclear.
Parece mentira que en plena decadencia de la
industria nuclear, generada por la cada vez más fuerte conciencia ciudadana de
los altísimos costos de una falla -ya sea inducida por un ser humano o por una
contigencia ambiental- nos veamos obligados a vivir al lado de una bomba de
tiempo por otras cuantas décadas. Puedo comprender que el gerente de Laguna
Verde estén pensando en su futuro laboral y en el de todos los que allí
trabajan, pero lo que está en riesgo son millones de vidas que no pueden ser
simplemente sacrificables para mantener el empleo de unos cuantos y mucho menos
para engordar los bolsillos de las corporaciones internacionales que, frente a
la pérdida de mercado en Europa, dirigirán sus baterías comerciales hacia
países como el nuestro para mantener sus ganancias. Este último factor puede
estar detrás de la peregrina idea de alargar la vida útil de Laguna Verde:
ganan las corporaciones nucleares y ganan los políticos que ‘gestionen’ el
proyecto.
El argumento técnico basado en que la energía nuclear
no contribuye al calentamiento global oculta más bien los problemas que
tendremos en las próximas décadas para deshacernos de los desechos que produce
y producirá la planta y que no se desvanecen en el aire precisamente sino que
permanecen por cientos de años activos. La energía nuclear simboliza más que
ninguna otra la dinámica social contemporánea: consuma hoy y dejemos para
después las consecuencias. En todo caso las declaraciones, que bien podrían ser
tomadas como amenazas, de los funcionarios de Laguna Verde preocupan y mucho.
2 comentarios:
Decadencia de la industria nuclear? vaya desinformacion, la energia nuclear sigue siendo el metodo alternativo mas economico, y limpio de produccion de energia, no se libera ningun tipo de contaminacion al medio ambiente como en el caso de las termoelectricas o las plantas de gas, y ese miserable 5% que tu llamas de produccion se da durante mas de 18 meses continuos utilizando un combustible que es abundante en el territorio nacional, lo que reduce por mucho los costos de produccion y generacion, informate bien antes de hacer una critica como la que haces.
Me pregunto que opinarían los japoneses que vivían cerca de Fukushima. Ellos si que tienen información de primera mano
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