Después de la marcha
en Xalapa el 1º de septiembre, los integrantes del Frente Anti
Imposición ocuparon el palacio municipal para manifestar su indignación
por el fallo del TEPJF que se ufanó de calificar una elección ejemplar,
validando así un proceso que se caracterizó por la transgresión sistemática
de las leyes electorales y el espíritu de la constitución federal.
La actitud de las autoridades
municipales estuvo a la altura de las circunstancias por lo que, a diferencia
del cabildo de Veracruz, la ocupación se llevó a cabo sin problemas
y los participantes pudieron desarrollar una serie de actividades para
manifestar su desacuerdo con el fallo y en general con todo el proceso
electoral de este año. La lectura del contrainforme elaborado por integrantes
de #YoSoy132 fue un momento muy significativo de la naturaleza de las
acciones de el pasado fin de semana.
El día que desocuparon
el inmueble, en rueda de prensa, informaron que la ocupación formó
parte de una jornada de cien días de protesta que culminará el 1º
de diciembre; hay que señalar que también fueron ocupadas las presidencias
municipales de Querétaro, Mexicali, Durango y Veracruz. Al mismo tiempo
el campamento que se mantuvo en Plaza Lerdo desde el mes de julio fue
levantando, culminando así una etapa muy intensa del movimiento estudiantil
en Xalapa.
La etapa se caracterizó
por su densidad moral y su ingeniosa crítica, aglutinando a su alrededor
a otras fuerzas políticas de la capital del estado para articular el
repudio al sistema político, señalando con particular insistencia
en la perversión de los procesos electorales por la intervención de
poderes fácticos, como las televisoras, para definir el sentido de
una elección. Asimismo, el periodo que va desde el surgimiento de #YoSoy132
en las redes sociales hasta el fallo del TEPJF se caracterizó
por los reiterados intentos por articular los principios éticos con
la organización interna del movimiento, siendo este un espacio de análisis
muy interesante para definir la naturaleza y el carácter de la gesta
estudiantil.
Y si bien en un principio
#YoSoy132 gozó de un simulado respeto por parte de la mayoría
de los grupos políticos, la ocupación del palacio municipal xalapeño
acabó con la paciencia de muchos. Incluso, uno de los que más se benefició
con el movimiento estudiantil, Uriel Flores, calificó las acciones
de radicales y con consecuencias jurídicas, aclarándole a la ciudadanía
que ni él ni su partido las suscriben y recomendándole al movimiento
evitarlas a toda costa.
No sorprende que los
políticos veracruzanos, del color que sean, no sean capaces de concebir
las motivaciones que subyacen a este tipo de acciones. Ignorantes del
significado de la dignidad no pueden entender como un grupo de estudiantes
y ciudadanos en general deciden defender la dignidad actuando de acuerdo
a sus principios. La ocupación del palacio municipal de Xalapa fue
una manifestación de repudio al fraude electoral pero también una
manera de abrir sobre la marcha los espacios públicos a todos, para
convertirlos en puntos de encuentro, en cajas de resonancia de las demandas
más sentidas de los habitantes. Fue una muestra de dignidad.
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