Ahora que han arrancado las campañas electorales y para evitar caer en análisis ´serios´ que sólo ocultan la realidad y ponen de mal humor a cualquiera por el despilfarro y el cinismo de los actores principales del proceso, no estaría de más reírse un poco a sus costillas seleccionando declaraciones que demuestren la farsa de las elecciones de este año. Dada la diarrea verbal que tendremos que consumir en los próximos noventa días habrá material para aventar pa’ arriba que nos haga el trago menos amargo.
El que se ganó de calle el primer lugar esta semana fue el ahijado de la Gordillo. El ecologista Gabriel Quadri, en su afán por dar golpes mediáticos que le permitan soñar con obtener el 2% de los votos, se aventó la puntada de decir que los mexicanos no son pobres sino clasemedieros emergentes. Al visitar un predio irregular en una barranca de la delegación Álvaro Obregón del Distrito Federal, el Groucho Marx de las elecciones presidenciales (a poco no le recuerda al inmortal cómico estadounidense: bigote, lentes y nariz; sin mencionar su afecto por el sarcasmo) dijo sin rubor que ya “Basta de seguirnos considerando como una nación pobre…” y abundó, con cifras y datos, que las familias pobres pertenecen “a la clase media baja que está emergiendo”
A pesar de los datos producidos por la ONU, del PNUD, de la OCDE y demás representantes de la ciencia de la pobreza, Groucho Quadri no tiene empacho en negarlos para motivar a la gente que vive en las barrancas del DF a que, gracias a que no los califica de pobres, voten por él. Insiste en que es “gente que trabaja (aunque sea limpiando vidrios o pepenando latas de refresco), que tiene su casa (sin papeles, sin piso, sin agua, luz o drenaje. Con riesgo de ser barridas por un deslave o arrasadas para construir un edificio ‘inteligente’) una televisión, coche (¿BMW, Audi, Mercedes o cuando menos un Tsuru?), va la escuela (¿será a la Ibero, UNAM, Tec de Monterrey?) y tienen empleo aunque sea en la informalidad (o sea, sin seguro social, pensión, antigüedad, salario digno). Es mentira que los mexicanos que habitan en estas zonas sean pobres, es clase media emergente” (El Universal, 04-04-12) Supongo que es emergente ya que espera pacientemente en su miseria a que un clasemediero se muera para sustituirlo.
La verdad es que resulta imposible no reírse de la imaginación del flamante candidato a la presidencia por el PANAL. Pero no anda tan perdido, pues las campañas electorales tiene por objetivo persuadir, que según la Real Academia Española significa: Inducir, mover, obligar a alguien con razones a creer o hacer algo. Esto quiere decir que persuadir no significa convencer con argumentos verdaderos sino simplemente obligar a la acción, de preferencia sin una reflexión previa, difundiendo creencias ‘razonables’.
De todos modos la palmadita en la espalda a los supuestos miembros de la clase media emergente no necesariamente funciona. Uno de los asistentes reaccionó con sorna a la verborrea del candidato al afirmar: “… somos pobres de una casa pobre, pero pudientes” La psicología barata como recurso electorero más parece un acto de desesperación que un curso posible de acción. Esto porque según el Groucho del Panal considera que “Esa idea de recalcar que los mexicanos somos pobres no es algo que nos convenga en términos de sicología colectiva, (sobre todo porque es una calumnia difundida por el comunismo internacional y los enemigos de México) hay que luchar contra ella (de preferencia ignorándola), hay que decir que somos ciudadanos trabajadores y queremos salir adelante, como ustedes.” (La Jornada, 04-04-12) Menos mal que se me acabó el espacio.
1 comentario:
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