La reciente celebración
del mundial de fútbol en Brasil no dejó lugar a dudas de lo que está en el
centro de este tipo de competencias: el afán de lucro desmesurado, alimentado
por el desplazamiento de enormes cantidades de personas para la construcción de
elefantes blancos que sólo sirven para lavar dinero y alimentar el tráfico de
influencias; pero además sirven para promover el ‘fair play’, que es
exactamente lo que no existe en el mundo de los negocios y por ende tampoco en
las relaciones entre gobernantes y gobernados. Me pregunto si en realidad
existe en las propias competencias deportivas, avaladas en este caso por
corporaciones internacionales profundamente corrompidas como es el caso de
FIFA.
En el caso de
Veracruz las cosas no son muy diferentes. Empecemos con los negocios, columna
vertebral de las justas internacionales. El cambio de uso de suelo así como la
adjudicación del contrato a las empresas Casas Carpín y Constructora Ara, para
albergar las villas para los atletas, fue sólo una maniobra perversa para facilitar
la invasión de las constructoras a la Reserva Territorial de Xalapa. La
donación de los terrenos exigía modificar el uso del suelo de 10 hectáreas, lo
que provocará una mayor presión para construir en la reserva, viejo anhelo de
la oligarquía local. A cambio de la donación, las constructoras se
comprometieron a facilitar el uso de las viviendas para los atletas; una vez
culminados los juegos se pondrían discrecionalmente en venta. O sea, a cambio de ceder el uso de
las viviendas por un mes, las constructoras se quedarían con los terrenos
gratis y posteriormente podrían vender las viviendas al mejor postor. Mejor ni
especular sobre el monto de las comisiones pagadas por las constructoras a los
generosos donantes para gozar de semejante privilegio.
Pero por si fuera
poco, cien días antes de la inauguración de los JCC, el gobierno del estado
decidió ponerle la cereza al pastel de los negocios privados con recursos
públicos, anunciando que, para asegurar la comodidad de los atletas y toda vez
que no había recursos para amueblar las villas, se les albergará en hoteles y
moteles. Supongo que ante las pingües ganancias que se embolsarían las
constructoras en cuestión, los hoteleros pusieron el grito en el cielo y
pidieron una rebanada del pastel. Fue entonces cuando el gobierno del estado, a
través de su Secretario de Turismo, anunció que los atletas se quedarían en
hoteles, quebrantando así un principio de seguridad básico en la organización de
este tipo de justas: la concentración de los competidores en un sólo lugar para
facilitar las labores de seguridad, transporte y alimentación. Una raya más al
voraz tigre de los negocios.
En lo que toca a la
función política de los JCC, resulta grotesco que un gobierno estatal que se ha
mostrado indiferente al sufrimiento y las violaciones sistemáticas a los
derechos humanos de los migrantes centroamericanos en su paso por el estado de
Veracruz, se convierta en el amable anfitrión de atletas provenientes de los
mismos países de los cuales son originarios la mayoría de ésos migrantes.
Convertido en un territorio de desapariciones, secuestros y vejaciones
sistemáticas a miles de personas -locales y extranjeras- el estado de Veracruz
se convertirá, como por arte de magia, en lo contrario. El gobierno del estado
utilizará sin ruborizarse a los JCC como una ventana al mundo para ocultar la
crisis humanitaria que viven sus habitantes, pero eso sí, con la noble
intención de promover los negocios y la creación de empleos, faltaba más.
En un contexto de
indignación nacional e internacional por la desaparición de los 43 estudiantes
normalistas en Guerrero y ante las maniobras para administrar el conflicto por
parte del gobierno federal, la celebración de los JCC no estará exenta de
movilizaciones y protestas por parte de la ciudadanía. No comprender lo
anterior y asumir que como anfitriones debemos evitar manifestarnos pacíficamente
para no empañar el espíritu de concordia entre los pueblos de la región es
simplemente tratar de tapar el sol con un dedo. ¿Se manifestarán también los
atletas para protestar por el trato que se les dispensa a sus compatriotas?
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