Durante el Hay Festival, realizado en la ciudad de Xalapa, Ver. la semana pasada, tuve
la oportunidad de entrevistar a una reportera y analista política que me dio
una lección sobre la labor del periodismo y su compromiso con la realidad, un
compromiso que viene del oficio y una búsqueda incansable por entender desde
diferentes perspectivas nuestro contexto social.
Esta reportera es Ivonne
Melgar y fue la encargada de entrevistar a Jodi Williams, ganadora del premio
Nobel de Paz, en el Hay Festival. Un poco apresurado mi encuentro con ella,
enfrente de la cascada estatua del general Ignacio de la Llave, me presentó a
su esposo y a sus hijos y ahí, a la intemperie pude hacerle una breve entrevista.
¿En
qué circunstancias llegó a México? Sé que su familia es salvadoreña.
“Mis padres venían a hacer
un posgrado y viviendo aquí en México se recrudeció la guerra civil del
Salvador y resultó difícil volver, entonces nos sentíamos mucho más seguros y felices
en México, porque la sociedad mexicana fue muy solidaria con los salvadoreños
en aquel momento. Mi hermana y yo estudiamos en la secundaria, hicimos la prepa
en CCH sur de la UNAM, luego continué la carrera en Ciencias Políticas y no
pudimos volver. Cuando mis padre volvieron yo ya tenía una vida hecha aquí”.
Háblenos
de su labor como comunicadora en México.
“Básicamente he sido de reportera
de día a día desde 1990, he tenido la fortuna de pasar por varios medios
importantes, empecé en Uno más Uno, trabajé
ahí 7 años, luego 9 años en Reforma y
desde el 2006 a la fecha en Excélsior.
Al principio cubría cosas sociales y ahora cubro la política, cubrí 10 años
presidencia, y ahora estoy cubriendo cámara de diputados. Tengo una columna de
análisis los sábados en Excélsior y
me gusta mucho el periodismo como una labor que tiene que mostrar lo que somos,
no juzgar, sino mostrar de qué estamos hechos y construir puentes de
comunicación y de entendimiento”.
¿Cómo
se enfrenta a la información de la fuente presidencial?
“En su momento es un trabajo
de registro, de qué se trata la vida pública del presidente, porque no es un
reporteo ni una cobertura de los entretelones, si no lo que hace el presidente
públicamente, es muy interesante porque se conoce la diversidad de un país como
México, tan complejo y desigual, con tantas potencialidades. Al mismo tiempo
aprende uno a distinguir cuándo hay mucha parafernalia y protocolos que quizá
están de más en nuestra vida política y no necesariamente son lo que está
pasando en el día a día. Es importante darle un registro a ese discurso,
ponerlo en perspectiva y entender a qué está respondiendo”.
El
discurso político tiene muchas caras y quiero mencionar un libro, La seducción de las Palabras de Alex
Grijelmo, donde se menciona que siempre hay una trasgresión lingüística en el
discurso político. ¿Crees que haya una imperante es estos tiempos?
“Me parece que es muy
importante el señalamiento de Alex Grijelmo en el sentido de que las palabras
para un periodista siempre son aliadas y son suficientemente profundas, flexibles
y diversas para decir lo que queremos decir, hay que aprender a decir sin
ofender, sin herir, pero tenemos que señalar lo que estamos observando y si
aprendemos a aliarnos de las palabras podemos conseguir muchas cosas como
periodistas. Dice Sándor Márai, mi escritor favorito, las palabras una vez
pronunciadas cobran vida. Es muy importante entender que las palabras están
construyendo realidades, eso como periodistas, pero también como analistas
debemos aprender a desconstruir las palabras del poder y entender qué hay
detrás de ellas, no sólo su registro, sino saber a qué realidad están
respondiendo, en qué contexto se dicen, y muchas veces, cuando sabemos a qué
intereses e historias responden los actores, podemos entender mejor la
dimensión de sus palabras. Eso es lo bonito del periodismo, porque uno va
aprendiendo a entender cuando alguien dice X o Y, cuando tiene jiribilla o
cuando se esta pronunciado en una declaración algo muy importante o cuando te
están dando la vuelta. Trabajamos con palabras y hay que entender las que dice
el poder y uno desde su construcción de la noticia, también usarlas y hacerlas
nuestras”.
¿Qué
proyecciones tienes de un Estado que cada más está dejando de lado al hombre
común?
“Creo que estamos en una encrucijada
muy fuerte donde la política tiene que hacerse cargo del futuro y que el fututo
es la gobernabilidad, pero no en abstracto, sino la posibilidad de que todos
tengamos resueltas nuestras necesidades. Eso le da viabilidad a un país. Creo
que no todos lo entienden, estamos en esa faz de transición, donde a muchos les
ha caigo el 20 de que no es posible gobernar para los números sino para garantizar
ciertos derechos. Estamos entrando en el gran debate de los derechos sociales,
las políticas enfocadas en las personas y no en la seguridad del Estado en
abstracto”.
El
hombre está bajo mucha presión en ese sentido ¿cuáles crees que sean sus
opciones?
“Creo que hay una evolución,
hay hombres más comprometidos con su entornos, hay la capacidad de construir
comunidad e identidad y eso estamos observándolo ante un Estado que se
desentiende. Hay grupos sociales que se hacen cargo de sí mismos y que van a enfrentar
a ese Estado por diferentes vías”.
¿Crees
que los medios están cumpliendo con su papel de comunicación o se están
comprometiendo a fomentar el discurso hegemónico?
“Hay de todo tipo, creo que
estamos enfrentando el riesgo de que se vean sólo como negocios y de que la
información se vea como mercancía y no como un insumo necesario para la
democracia, pero creo que por la vía de los hechos, ese esquema de
mercantilismo va a caer, porque la gente puede no tener trabajo pero está ilustrada
y sabe qué medios mienten, qué medios construyen y venden una imagen y cuáles
están registrando la verdad. Los hombres y las mujeres van a ir desechando esos
medios”.
¿Cuál
crees que sea el papel de las redes sociales en la imagen del Estado?
“Creo que es clave, a pesar
de sus excesos y sus escándalos, asuntos de irresponsabilidad que ha habido, es
importantísimo que los ciudadanos tengamos poder para decir y que no haya
mediación en nuestra verdad, al final muchas cosas se han conocido hoy en las
redes y muchas decisiones del poder se ven matizadas y limitadas por el poder
de los ciudadanos hablando desde las redes”.
¿Algún
consejo que desean resistir a la hegemonía política, pero más como
analistas y no como meros detractores?
“Eso no existe, hay que
interactuar con al realidad, hay que leer, hay que entender a qué responde cada
medio, hay que ir a trabajar a los medios, picar piedra, tener humildad,
trabajar hasta las dos de la mañana, hay que hacer oficio, ese es mi consejo, y
después pensar que podemos escribir como Monsiváis, pero antes hay que trabajar,
profesionalizarse, saber para quién estamos trabajando. Es muy importante leer
eso, conocer la agenda, el zurcido de los medios”.
¿Recomiendas algún libro?
“Diarios de Sándor Márai, Tierra
tierra y el más bello, el que más me gusta, pero que es literatura, El último encuentro”.
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