Camilo González
Analizados ya Veracruz y los estados del norte, este año también hubo elecciones en Tamaulipas (43 alcaldes y 36 diputados a la LXII Legislatura, donde la mayoría la tiene el PRI seguido del PAN), Hidalgo (arrasa el PRI, elección en la que solamente se eligieron diputados, ya que los ediles son, al igual que en Veracruz, electos cada 4 años), Tlaxcala (se eligen 60 munícipes y 32 diputados locales, 13 plurinominales. El estado sin duda muestra su diversidad al haber sido gobernado por todos los partidos registrados en su instituto electoral a nivel municipal); en Puebla (217 ayuntamientos y 34 diputados) y Oaxaca (153 ayuntamientos regidos por el sistema de partidos [570] y 42 diputados) donde se consolidaron electoralmente los gobiernos en turno, condición que acompaña a cada una de las elecciones de este año) y Quintana Roo (10 ayuntamientos y 25 diputados), donde gobierna el PRI.
En 2014 se elegirán diputados (31) y alcaldes (20) en Nayarit, diputados locales en Coahuila (25), así como los presidentes municipales de Hidalgo (94).
La cuestión sobre si se deben homologar las elecciones parece que ya no está en discusión, pues ya se tomó la decisión de reformar al IFE en INE, al parecer, incorporando la llamada “experiencia” de los institutos locales.
Aunque parezca ocioso, recordemos cuál es la postura de Guillén Vicente, de la UNAM, sobre el tema: “Si a la luz de la experiencia de las elecciones federales de 2012 y las locales de 2013 se mira que algunos de los principales obstáculos para la democracia mexicana radican en los comicios en estados y municipios, el solo tránsito a la homologación total de las elecciones en nuestro país, sin revisar todo el entramado del federalismo mexicano, únicamente traerá a la escena política, aunque por otros caminos, aquello que se ha querido corregir con la concurrencia de las jornadas electorales, a saber, la afectación de los trabajos de negociación entre los partidos políticos, la relación entre los Poderes Legislativo y Ejecutivo de la Unión.” (http://bit.ly/179rpBb)
La decisión ha sido impulsada dentro del Pacto por México al que Ricardo Alemán le da muy pocos meses de vida, y lo califica como una herramienta exclusiva para lograr 3 reformas importantes (http://bit.ly/15BDIbC).
Por otro lado, las condiciones reales del escenario económico han complicado la argumentación que busca consolidar la reforma hacendaria. Las negociaciones políticas por parte de las bancadas que aprobarán esta semana el ingreso del paquete económico, consolidarán las negociaciones hechas dentro del Pacto de avanzar con las reformas, pero eso no quiere decir que van a lograr mejores resultados o que van a mejorar las condiciones de la economía.
La visión de Estado atrás del gobierno en turno es la de un modelo que “muestra absolutamente un crecimiento insuficiente, los últimos doce años fueron peores, francamente mediocres, pero eso sí exitosos en generación de pobreza y desindustrialización.
“Alguien tiene que apoyar para resolver este problema.
“El Banco de México con una gran visión (espero que no sólo sea ocurrencia o coincidencia del doctor Agustín Carstens), y previendo las resistencias que enfrentarían los proyectos de reformas estructurales (hacendaria y energética...), trata de resolverlo y se adelanta a estos procesos: baja la tasa de referencia generando con ello expectativas positivas, enviando señales al mercado para bajar las tasas de interés, dándole un importante respaldo al mercado interno y a la economía en su conjunto, tratando de generar un entorno estable en el ámbito de la inflación, la formación de precios y posibilitando una mayor oferta crediticia y estabilidad cambiaria.
“Recordemos que la tasa de referencia que determina el Banco de México (nuestro banco central), influye en el precio de los activos, en las diferentes tasas de interés y plazos, en el costo del crédito y el tipo de cambio.
“La baja en la tasa de referencia en el contexto en el que estamos viviendo, no solo (sic) es relevante, sino es una medida estratégica para generar estabilidad en los mercados.”
Continúa el Dr. Eduardo Pagaza Robles (http://bit.ly/1bIetcx): “Pero hay que reconocer que esto es totalmente insuficiente. Las posibilidades del Banco Central están acotadas, las reformas estructurales que se aprobaron a inicios de los noventa, entre ellas, la nueva Ley del Banco de México (que se aprobó en diciembre de 1993), le cortaron las manos, limitaron el ámbito de acción del Banco de México, para poder apoyar con mayores instrumentos a la economía, a la estabilidad de los mercados, el crecimiento y la generación de empleo.
“La Ley del Banco de México, en sus artículos 2 y 18, le da un mandato en el que sólo debe responsabilizarse y preocuparse por el control de la inflación (estabilidad de precios).”
ARTICULO 2o.- El Banco de México tendrá por finalidad proveer a la economía del país de moneda nacional. En la consecución de esta finalidad tendrá como objetivo prioritario procurar la estabilidad del poder adquisitivo de dicha moneda. Serán también finalidades del Banco promover el sano desarrollo del sistema financiero y propiciar el buen funcionamiento de los sistemas de pagos.
ARTICULO 18.- El Banco de México contará con una reserva de activos internacionales, que tendrá por objeto coadyuvar a la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional mediante la compensación de desequilibrios entre los ingresos y egresos de divisas del país.
“Como se puede ver, nuestros legisladores le amarraron las manos, quitándole instrumentos de intervención para apoyar al mercado interno y hacer más robusto el crecimiento de la economía.
“El Banco de México, en la actualidad no tiene el mandato de apoyar el crecimiento económico, pero con la manipulación de la tasa de referencia lo hace indirectamente y reconoce con ello la necesidad de intervenir.” El resto de la propuesta del Dr. Pagaza incita al gobierno federal a tomar las reservas de divisas y dotar al banco central con mayores poderes para “impulsar el crecimiento de la economía [...] con el fin de fortalecer el mercado interno.”
Me gusta su crítica a la actitud legislativa, en la conclusión de su artículo: “Espero que nuestros legisladores no se atraganten con tantos temas y proyectos de reformas que tienen que conocer, entender y procesar, sean estructurales o no.”
No estoy de acuerdo en que “haya que sacar adelante” estas propuestas. La propuesta mejor debería ser que pudiéramos “sacar adelante” una reforma que nos permita sacar a los del gobierno. Pero como los legisladores no van a morder la mano que les da de comer, y los partidos políticos mucho menos, las cosas por lo pronto tendrán que cambiar, apresuradamente, para que todo siga igual.
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