viernes, 23 de junio de 2017

Luis Videgaray o el suicidio del PRI o la entrega de México a Estados Unidos

En Brasil, se usa decir: “No pasarán”. Y se usa por la población para decir que “no pasarán” los fascistas y golpistas. Es decir, que no triunfarán las fuerzas del fascismo inoculado en ese país y otros del cono sur (Venezuela es el caso más agravado). Y uso la consigna para decirles a esos a cuyas personas alude este artículo que en México “no pasarán”. No pasarán los Videgaray, ni los Trump, ni los Calderón, ni los Bush, ni los Salinas de Gortari, ni los Clinton. En 2018, a México le espera un duelo contra las añejas, corruptas y beligerantes castas políticas nacionales. 

En la última publicación, se advirtió acerca de eso que un escritor uruguayo llamó “el suicidio de los partidos políticos” (http://lavoznet.blogspot.com.br/2017/06/el-suicidio-de-los-partidos-politicos-o.html). Y eso es exactamente lo que está en puerta, en la antesala de la elección de 2018: la muerte asistida del único partido gobernante en México –el Partido Revolucionario Institucional (inclúyase las ramificaciones caleidoscópicas de pelaje azul o amarillo o verde). El PRI-partido firmó anticipadamente su carta de defunción en 1992, con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). El funeral es el próximo año (2018). 

Históricamente, “el Partido” (como lo conocen sus prosélitos) definió las formas y fórmulas de la política en México. La totalidad de las decisiones de interés político discurrían por los canales del partido. A diferencia de otros países homólogos (Latinoamérica), en México el significante material e inmaterial de la política no recayó exactamente en la figura de un líder bonapartista-caudillista (como Perón en Argentina o Getulio en Brasil). En México, la soberanía política del siglo XX descansó en el Partido Revolucionario Institucional (esa entelequia decadente que el no tan nobel Mario Vargas Llosa llamó la “dictadura perfecta”, acaso la única contribución valiosa que aportó ese inescrupuloso escritor al análisis de la región). El campo político en el que se dirimió la cosa pública durante un centenar de años en México fue el PRI. Esta institución, que constituía el pivote del sistema político, contó con facultades metalegales extraordinarias: por ejemplo, la elección del “candidato-presidente”, que por muchos años fue una decisión exclusiva del partido, aún durante la mal llamada “transición democrática” (que en nuestro país consistió en un tránsito pactado de un centro-derecha a una derecha confesional sin recatos de clase). 

Pero la evidencia sugiere que eso llegó a su fin. El PRI está en agonía pre mortem. Y la estocada final es 2018. 

Pero cuidado: esa muerte anunciada no es por una potencial derrota del PRI en la elección del año entrante (eso todavía es difícil de prever, aunque absolutamente deseable); ni tampoco por un desterramiento de la cultura política que ese partido prohijó e instaló a sus anchas en un país condenado al clientelismo o el ostracismo o la muerte (y que perdura en no pocas esferas de la política nacional). El PRI-partido murió porque perdió esa “facultad metalegal” otrora incontestada: la selección del “candidato-presidente”. A partir de 2018, el candidato a la presidencia no será elegido por el partido: lo elegirá Estados Unidos. 

Por eso la carrera por “la candidatura” discurre por otros canales. En el presente, competir por la presidencia en México involucra esencialmente hacer campaña en (con) Estados Unidos. El guiño y los amarres no apuntan a los correligionarios del partido. El “lobby” tampoco contempla el longevo imperativo de conseguir la aprobación de las diferentes fracciones intestinas. Las “camarillas” están desdibujadas, y mudan sus “lealtades” con más promiscuidad que las componendas matrimoniales de “La Gaviota” (de acuerdo con el testimonio de las malas lenguas). Y en ese río revuelto, los más astutos e innobles perfilan aspiraciones presidenciales, naturalmente cosechando simpatías con el soberano en turno: Washington. 

Y adivinen quién es el puntero: sí, el secretario de relaciones exteriores, Luis Videgaray Caso. 

Para nadie es un secreto que Luis Videgaray es un operador de Estados Unidos, y de las oligarquías domésticas beneficiarias del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Él mismo ha dicho que su prioridad es la renegociación de ese acuerdo. Y eso explica que el canciller responda al comando de Washington; que participe personalmente en la planeación del “muro Trump”; que encabece el proyecto de la construcción del muro en la frontera México-Guatemala; y que abrace con ahínco desenfrenado la causa anti-Venezuela en la Organización de Estados Americanos (OEA). Luis Videgaray es una especie de “encomendero” de la “era global”, al servicio de Estados Unidos, y de ese no-proyecto de nación que tiene al país postrado en la ignominia: “El México neoliberal itamita y su fracasado modelo maquilador/librecambista quedó amurallado: al norte, el muro Trump, y al sur, el muro Videgaray con Guatemala” (Alfredo Jalife Rahme en La Jornada 12-II-2017). 

Cabe recapitular lo sostenido en otra oportunidad: 

“Al gobierno de México lo único que le preocupa es la renegociación del TLCAN. Y es absolutamente omiso con las deportaciones masivas y la fractura de familias mexicanas que está teniendo lugar en Estados Unidos. La suerte de los migrantes nunca fue de ningún interés para las elites gobernantes: el TLCAN que esas propias elites firmaron, expulsó a millones de mexicanos a Estados Unidos. Y ahora que están a punto de sufrir una segunda expulsión, de Estados Unidos a México, el gobierno mexicano está cruzado de brazos, haciendo como que la virgen le habla, y renegociando humillantemente un tratado que dejó muerte y destrucción en suelo nacional… En materia política, el ascenso de Trump dejó huérfanas a las élites gobernantes. No tienen fuerza ni siquiera para movilizar populistamente a la población. Por añadidura, México no cuenta con el apoyo de los gobiernos latinoamericanos. El TLCAN fue un harakiri político: la clase política en México eligió el proyecto con base en la geografía y por oposición a su historia y cultura. El Estado no tiene brújula, no tiene dirección. La política exterior es de persistente deshonra y humillación: el alto funcionariado mexicano lanza gestos de amistad a un gobierno –el de Estados Unidos– que responde con aspavientos de enemistad e insulto llano. México es un peón acasillado” (Leer artículo completo en http://lavoznet.blogspot.com.br/2017/04/que-significa-el-triunfo-de-donald.html). 

Si el proyecto de “nación” es la entrega de la nación a Estados Unidos, Luis Videgaray es la figura política más calificada para tomar las riendas de ese continuum. La muerte anunciada del PRI le confiere algunas libertades para despreciar al partido, y posicionarse –no sin recato– frente a la metrópoli: “(…) El canciller tiene que dedicarse de tiempo completo a esto (de renegociar el TLCAN) y mantener la neutralidad política… Tengo una militancia de la cual estoy muy orgulloso pero que no ejerzo, estoy dedicado a ser canciller… Tengo mi militancia guardada en un cajón” (El Universal 26-V-2017). 

Pero en Estados Unidos están preocupados por la elección de 2018 en México. En abril del año en curso, el senador republicano John McCain dijo: “Si las elecciones fueran mañana en México, probablemente se tendría a un antiestadounidense de ala izquierdista como presidente de México. Eso no puede ser bueno para Estados Unidos”. Y, para redoblar la consternación con guiño cómplice a las élites mexicanas, el secretario de seguridad interior, John Kelly remató: “No sería bueno para Estados Unidos ni para México” (El Financiero 5-IV-2017). 

No debe asombrar a nadie que desde Washington dispongan nombrar a Luis Videgaray como candidato para la elección presidencial de 2018. Hasta ahora, el secretario de relaciones exteriores ha sido su más fiel acólito y operador. 

El PRI está en la antesala del suicidio. Estados Unidos necesita neutralizar políticamente a México. La inercia anexionista es arrolladora. El puntero en las preferencias electorales de 2018 es “un antiestadounidense de ala izquierdista” (sic). Y Washington está intranquilo. 

No pasarán.


Brasil y el Cono Sur en la geopolítica estadounidense

Silvina Romano y Amílcar Salas Oroño

El Atlántico Sur: del PreSal a Las Malvinas

La mega causa del Lava Jato, que ha puesto en jaque a Brasil en una aparente “limpieza” anti-corrupción, ha atacado (no casualmente) a los principales exponentes del Partido de los Trabajadores, en particular a los ex presidentes Lula da Silva y a Dilma Rousseff. Se ha escrito bastante ya sobre lo que subyace a este proceso de lucha contra “la corrupción” (léase: la lucha contra el Estado y lo público, etc.), en particular, al modo en que se relaciona con los intereses de petroleras estadounidenses de tener una participación más protagónica y directa en la explotación de las enormes reservas submarinas de gas y petróleo en aguas del Atlántico, el yacimiento del PreSal [1], cuya producción estaba –hasta hace poco– prioritariamente en manos de la petrolera nacional Petrobras. La importancia de estas reservas se dimensiona cuando se conocen los operativos de espionaje por parte de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense, focalizados en Petrobras –hackeando las computadoras de la empresa e interceptando sus conversaciones telefónicas [2]. A esto se suman probados encuentros entre el embajador estadounidense en Brasil y CEOs de otras empresas petroleras, en los que se desliza la necesidad de presionar a favor del cambio de la legislación en hidrocarburos a los fines de quitarle el monopolio a Petrobras, datos que están a disposición en los documentos de wikileaks.

Los mismos documentos muestran que el PreSal –una de las mayores reservas de petróleo en aguas profundas descubiertas en el siglo XXI– no es la única reserva preciada en el Atlántico, espacio considerado por algunos expertos como “una mina de oro” para la industria petrolera. Recordemos que en el 2011 la Rockhopper encontró una reserva calculada en 1.4 mil millones de barriles de petróleo en la cuenca de las Islas Malvinas, bajo control británico (espacio en disputa histórica con la Argentina, particularmente durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner). Esto aparece también en los documentos filtrados por wikileaks relativos a Brasil y la actuación de la empresa Stratfor entre 2004 y 2011 [3] –empresa de análisis de inteligencia y seguridad internacional “privada”, que en los hechos está al servicio de varias agencias del gobierno de Estados Unidos y de otras empresas multinacionales [4]. Uno de los analistas de Startfor comentaba con asombro el apoyo de Brasil a Argentina en el contexto de disputa por las Malvinas frente al Reino Unido, además de recalcar que “Brasil ha mencionado varias veces que el Atlántico del Sur es un Amazonas azul y que ningún país del Norte debe ocuparlo (…) Desde que Lula está en el gobierno, ha mostrado signos de apoyo a la postura de Argentina con respecto a Las Malvinas. No quieren tener al Reino Unido cerca de las reservas del Pres-Sal” [5]. En otro mail secreto, la empresa Stratfor advertía a sus investigadores: “Brasil está aumentando su capacidad militar de cara a la próxima década. De modo que cualquier cosa que pueda hacerse respecto del desarrollo de doctrina militar o de industria militar es de interés [6]”. Por ejemplo, lograr que las empresas de armas de EEUU fueran las proveedoras.


Otro aditivo es que el fundador de Stratfor, George Friedman, en su libro The Next Decade (2012) advertía que Brasil en sí mismo no era una amenaza para los EEUU, pero que podría representar un desafío económico en caso de lograr un mayor desarrollo de su poderío naval y aéreo, extendiendo así su control sobre el Atlántico Sur, hasta las costas de África. El “experto” recomendaba al gobierno estadounidense que procurara un acercamiento a Argentina para contrabalancear el liderazgo de Brasil, pero incluyéndolo en los programas a nivel latinoamericano, cuestión que además ayudaría a contrarrestar a Chávez en Venezuela. Aclaraba que la estrategia “costará dinero, pero será más barato que enfrentar a Brasil en el 2030 o 2040 por el control del Atlántico Sur” [7]. Esto explica, también, el acercamiento estadounidense con varios políticos argentinos que, posteriormente, serán claves en la victoria electoral de Mauricio Macri en el 2015, como lo explicita propiamente wikileaks.

Como factor fundamental de este panorama geopolítico, no debe dejarse de lado que desde 2009 se supo que los EEUU estaban “aumentando su potencial para ataques nucleares y no nucleares en América Latina y el Caribe, adquiriendo una libertad de acción sin precedentes en siete nuevas bases militares, navales y aéreas en Colombia” [8]. A este dato, se agregaba el regreso del “patrullaje” de la Cuarta Flota (incluyendo los submarinos nucleares militares Polaris). Este despliegue fue explicado en su momento, no solo por el hecho de que la mitad del petróleo de EEUU proviene de América Latina, sino que según las FFAA estadounidenses, avanzar territorialmente en espacios estratégicos resultaba clave “en una región de nuestro hemisferio donde la seguridad y la estabilidad está bajo constante amenaza… por parte de gobiernos anti-EEUU”[9]. Ambas “amenazas” son una preocupación constante, más allá de la escasa o inusual presencia de América Latina en la agenda oficial del Departamento de Estado estadounidense.

Defensa y desarrollo tecnológico nacional

El presidente Lula en varias oportunidades advirtió sobre la necesidad imperiosa de proteger el Amazonas y las reservas de petróleo en aguas marinas, así como la importancia de aumentar la proyección diplomática y militar de Brasil a nivel regional [10]. En esta clave, por ejemplo, se impulsó el desarrollo del sector nuclear, incluyendo un programa de construcción de submarinos nucleares, el ProSub (Programa de Desarrollo de Submarinos). En 2008, Brasil firmó un acuerdo de defensa con el gobierno francés y se embarcó en la compra de cuatro submarinos diesel-eléctricos y la asistencia en la construcción de un submarino de propulsión nuclear que sería desarrollado en una joint venture entre la francesa DCNS y Odebrecht SA (empresa de construcción e ingeniería brasileña), que comenzaron a trabajar en conjunto en un astillero de la Marina en Río de Janeiro [11]. Esto, en un contexto en que Odebrecht SA fue estrechando vínculos con los gobiernos del PT, participando en diferentes proyectos, incluso en la expansión realizada por la propia Petrobras.

Desde un inicio, el interés fue adquirir el know-how para la construcción de los submarinos a nivel nacional, disminuyendo la dependencia respecto de constructoras extranjeras [12]. El financiamiento de 3.2 mil millones de dólares, dio cuenta del empuje real que buscó darse al desarrollo de tecnología nuclear, remitiendo de algún modo a la experiencia de Embraer y el desarrollo aeronáutico [13].


El desarrollo nuclear brasileño data desde finales de los ’70 y está fuertemente ligado a la industria militar, pues fue con el proyecto Aramar que la Marina se encargó de desarrollar (no sin contratiempos) la energía nuclear desde 1979 [14]. Teniendo en cuenta ese antecedente, vale aclarar que la estrategia de defensa nacional del primer gobierno de Lula exponía que los objetivos de la industria militar estaban orientados a lograr transferencia tecnológica y desarrollar la industria de manufactura nacional, procurando controlar el involucramiento de las Fuerzas Armadas en la política nacional.


Los proyectos incluyen la producción de energía eléctrica, el enriquecimiento de uranio, la construcción de un submarino nuclear, acondicionar un astillero para submarinos y una base naval [15]. Estos emprendimientos han implicado no solo desarrollo en ciencia y tecnología sino un importante desarrollo infraestructural, así como la creación de fuentes de trabajo. Como declaró el entonces Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación del gobierno de Lula, Roberto Amaral “cuando desarrollas submarinos, se desarrolla al mismo tiempo física, matemática e ingeniería” [16].

Se calculó que en el ProSub participarían más de 30 empresas brasileñas, que proveerían de 36 mil productos, incluidos sistemas complejos. Se estimaba que la construcción y manutención de bases submarinas generaría 2 mil puestos de trabajo directos y 6 mil puestos indirectos [17]. Un ejemplo concreto es que en 2013, la Unidad de Fabricación de Estructuras Metálicas (UFEM) quedó formalmente implicada en la construcción de cascos metálicos para las plataformas [18]. Esto debe enmarcarse en un escenario en el que Brasil – siguiendo una determinada tradición de desarrollo– ha compuesto un complejo tecnológico/industrial de envergadura en determinados sectores, como por ejemplo el de la aviación (Embraer), producto de la coordinación de diferentes ámbitos y esferas estatales, científico-universitarias, militares, empresariales, etc. Tal avance fue promovido, al mismo tiempo, gracias a la existencia de ciertos diseños jurídicos que lo han posibilitado, en donde la esfera estatal tiene un protagonismo clave; el complejo industrial en torno al ProSub quizás también deba ser comprendido en esta posibilidad, no necesariamente presente en otros países del Cono Sur.

Estabilidad política y disputa de soberanía: Brasil y Venezuela.

Unos meses antes del golpe “parlamentario” a Dilma Rousseff (2016), en un evento sobre petróleo llevado a cabo en un think-tank estadounidense muy influyente, el Center for Strategic and International Studies (CSIS), los expertos “predijeron” (o anunciaron) que Rousseff no llegaría a finalizar su mandato, debido a la crisis económica y las investigaciones por corrupción que involucraban a Petrobras y al Partido de los Trabajadores [19]. En el mismo encuentro, representantes de Medley Global Advisor (NY) exponían con claridad que lo que “realmente se necesita tanto en Brasil como en Venezuela es la estabilización política antes de una estabilización económica”. En el caso de Brasil, se dejaba en claro que el problema era la “incapacidad” e “ineficiencia” de Petrobras de explotar la cantidad de reservas (sobre todo las del PreSal), de modo que planteaban la inminencia de “nuevas leyes” para que el sector privado pudiera intervenir con mayor protagonismo en el proceso de extracción, transporte, etc. de hidrocarburos en Brasil (ley que fue enmendada inmediatamente luego del derrocamiento de Rousseff).

En el caso de Venezuela, se advertía en el encuentro del CSIS, que si bien Estados Unidos estaba en un momento muy positivo en la producción de crudo debido al impulso del fracking, eso no debía ocultar el hecho de que los “300 mil millones de barriles de reserva que tiene Venezuela no sean atractivos a inversores extranjeros, en un escenario político más estable” [21].

Aquí vale señalar dos cuestiones. La primera es que, precisamente, los gobiernos progresistas en Brasil y Venezuela han experimentado una dura arremetida de la oposición y de las derechas, que en el caso de Brasil, conllevó al derrocamiento de Rousseff y en el caso de Venezuela a una escalada en los métodos de desestabilización e implementación de violencia. La segunda, es la relación entre estabilización política y presencia de Fuerzas Armadas estadounidenses en la región.

Con respecto a este último punto, hay que destacar que en el escenario de debilitamiento y crisis política y económica, se ha notado un mayor protagonismo de Brasil en los programas del Comando Sur: en 2015 fue el anfitrión del ejercicio UNITAS y en 2016 Brasil fue el que subcomandó el PANAMAX 2016–Multi-National Forces-South [22]. En el segundo mandato de Rousseff hubo mayores acercamientos, y luego del golpe, los lazos se han estrechado. En marzo de 2017, el Ejército de los EEUU inauguró un centro de tecnología en São Paulo para “asociarse con Brasil en proyectos de investigación enfocados en la innovación” y el Ministerio de Defensa de Brasil y el Departamento de Defensa de los EEUU firmaron el Convenio para Intercambio de Informaciones en Investigación y Desarrollo, el MIEA (Master Information Exchange Agreement) [23].

Por otra parte, las Fuerzas Armadas brasileñas invitaron a tropas de los EEUU para participar de un ejercicio militar “inédito” en la triple frontera entre Brasil, Perú y Colombia (para octubre 2017) en un escenario de escalada de la violencia en Venezuela, agravado por información que da cuenta que desde hace varios años, el Comando Sur maneja diversas alternativas para una posible intervención en Venezuela [24]. Esto, a su vez, opera en un contexto en el que las FFAA de EEUU mantienen programas de entrenamiento a lo largo y ancho de la región: a inicios de junio en el marco del programa Trade Winds 2017 del Comando Sur, se iniciaron ejercicios conjuntos nada más y nada menos que en la Cuenca del Caribe (junto a Venezuela), con 2500 militares de diferentes países de la Cuenca, así como personal de países Europeos y Norteamericanos, con el objetivo de “aumentar la cooperación multinacional compleja en operativos de seguridad, asistencia humanitaria y operaciones en respuesta a desastres”. La última fase de los ejercicios conjuntos consiste un “Seminario de liderazgo” con el Comando Sur en Miami [25], que presumiblemente tendrá un alto contenido político-ideológico camuflado en objetivos de “seguridad hemisférica”.

Si bien los ejercicios militares conjuntos, o la “cooperación internacional” en estas áreas viene operando desde hace varias décadas, se trata de una “red” que parece estar en una fase de expansión y consolidación (mientras que en otras etapas estuvo más latente), materializada en la presencia -más o menos permanente- de las FFAA estadounidenses en territorios del Cono Sur. Esta “red” se actualiza últimamente también, por ejemplo, mediante las “cooperaciones” en materia judicial-investigativa, que desde el Departamento de Justicia de EEUU (en triangulación con agencias vinculadas, como NSA, FBI o CIA) interfieren sobre la jurisdiccionalidad estatal brasileña.

La desarticulación de la economía nacional

Las numerosas afirmaciones (infundadas) sobre la ineficiencia de Petrobras para hacerse cargo de la explotación del PreSal y la presión de empresas (junto y a través de sectores opositores al gobierno del PT) parecen haber encontrado (¿inducido?) un escenario propicio en la crisis generada por la Investigación Lava Jato, una mega causa judicial en buena medida organizada y auditada por el Departamento de Justicia de EEUU. Por ejemplo, el desarrollo del ProSub quedó en aparente suspenso luego de que “El Padre del desarrollo nuclear brasileño”, el Almirante Othon Luiz Piheiro da Silva, fuera condenado a 43 años de cárcel (una cantidad de tiempo ciertamente llamativa, considerando que empresarios implicados en esa misma causa lograron reducir sus penas gracias al sistema de “delación premiada” a 6 años, y el menos favorecido estará 20 años preso) [26] por estar implicado en actos de corrupción durante la construcción de la usina nuclear Angra 3 [27]; la principal contratista del programa era Odebrecht SA [28]. Una circunstancia enmarcada en la que Petrobras –que fue en algún momento “el orgullo brasileño”–[29] pasó a influir sobre el debilitamiento de la economía brasileña que, como se ha planteado, afecta profundamente diversos planos a la vez, y en términos estratégicos, el propio desarrollo en ciencia y tecnología, muy vinculado a los rubros de petroquímica, ingeniería y construcción.

La cantidad de funcionarios procesados, el impeachment a Dilma Rousseff y las acusaciones realizadas al mismo Michel Temer, llevaron a un escenario de inestabilidad casi permanente –que se refuerza con el reciente fallo de la Corte Electoral a favor de que Temer conserve su cargo, mostrando de paso la escasa “imparcialidad” de la justicia [30]. Lo preocupante es que en medio de las turbulencias, en lo que va de este interinato de M. Temer, queda claro un nuevo panorama: los sectores estratégicos de la economía nacional brasileña (petróleo, ingeniería, construcción y, ahora, proteína animal) están en metamorfosis estructurales vertiginosas, con secuelas para la soberanía del país.

Si bien algunas fuentes afirman que “a pesar de la crisis política, la Marina brasileña continúa con el proyecto de construcción de submarinos” [31], en caso de que así sea, se abre el interrogante de cuánto de este desarrollo se dará en el marco de la ciencia y tecnología a nivel nacional, ahora que se ha quitado el monopolio a Petrobras (en un camino hacia su eventual privatización) y Odebrecht está prácticamente fuera de juego. ¿De dónde saldrán los contratistas?

Notas:

domingo, 18 de junio de 2017

La izquierda frente a Venezuela


Durante los últimos dos meses Venezuela afrontó una terrible oleada de violencia. Ya se computan más de 60 muertos entre escuelas saqueadas, edificios públicos incendiados, transportes públicos destruidos y hospitales evacuados. Los grandes medios de comunicación sólo transmiten en cadena denuncias macabras del gobierno. Han instalando la imagen de un dictador en conflicto con los demócratas de la oposición.

Pero los datos de lo ocurrido no corroboran ese relato, especialmente en lo referido a los fallecidos. Cuando totalizaban 39, un primer informe destacó que sólo 4 fueron víctimas de las fuerzas de seguridad. El resto murió en saqueos o confusas balaceras al interior de las movilizaciones opositoras2. Otra evaluación señaló que el 60 por ciento de los ultimados era totalmente ajeno a la confrontación3.

Estas caracterizaciones son coherentes con las estimaciones que atribuyen gran parte de los asesinatos a francotiradores ligados a la oposición. Indagaciones más recientes destacan que el grueso de los victimas perdió la vida por vandalismo o ajustes de cuenta4 .

Existen además incontables denuncias sobre incursiones de grupos paramilitares ligados a la derecha. También hay indicios de un alto grado de violencia con protección local, en los municipios gobernados por la oposición5.

Estos balances sintonizan con la brutalidad fascista que introdujo el incendio de personas adscriptas al chavismo6. Quemar vivo a un partidario del gobierno es una práctica más ligada a los paramilitares colombianos o al hampa, que a las organizaciones políticas tradicionales. Algunos analistas incluso estiman que sobre un total de 60 muertos 27 eran simpatizantes del chavismo7.

Otros afirman que al interior de las marchas opositoras actuaron unas 15.000 personas entrenadas como grupos de choque. Utilizaron capuchas, escudos y armas caseras para crear un clima caótico e instalar “territorios liberados”8.

Las evaluaciones que presenta la oposición son diametralmente opuestas, pero han sido refutadas por detallados informes sobre las víctimas9. Como nadie reconoce la existencia de evaluaciones “independientes”, conviene juzgar lo sucedido recordando los antecedentes. En la guarimba de febrero del 2014 murieron 43 personas, en su gran mayoría ajenas al choque político o a la represión policial.

También corresponde evaluar cómo reaccionaría la oposición frente a un desafío equivalente. Sus gobiernos zanjaron el “Caracazo” de 1989 con centenares de muertos y miles de heridos.

La coyuntura venezolana es dramática, pero no explica la centralidad del país en todos los noticieros. Situaciones de mayor gravedad en otros países son totalmente ignoradas por los mismos medios.

Desde el comienzo del año en Colombia fueron asesinados 46 líderes sociales y en los últimos 14 meses perecieron 120. Entre el 2002 y 2016 las fuerzas paramilitares masacraron a 558 dirigentes populares y el número de sindicalistas aniquilados en las últimas dos décadas asciende a 250010. ¿Por qué razón ninguna emisora de peso menciona esta continuada sangría en el principal vecino de Venezuela? 

El panorama de México es más aterrador. Todos los días algún periodista incrementa la incontable lista de estudiantes, maestros y luchadores sociales asesinados. En el clima de guerra social impuesto por las “acciones contra el narcotráfico” desaparecieron 29.917 personas11¿Este nivel de masacre no debería suscitar más atención periodística que Venezuela?

Honduras es otro caso espeluznante. Junto a Berta Cáceres fueron ultimados otros quince militantes. Entre 2002-2014 la cifra de defensores del medio ambiente asesinados se elevó a 11112. El listado de victimas del horror ignorado por la prensa hegemónica podría extenderse a los presos políticos de Perú. Muy pocos conocen, además, los padecimientos afrontados por el dirigente independentista portorriqueño Oscar López Rivera durante sus 35 años de prisión.

La mayoría de la población latinoamericana simplemente desconoce las tragedias imperantes en los países gobernados por la derecha. El doble estándar informativo confirma que el protagonismo de Venezuela en las pantallas, no obedece a preocupaciones humanitarias.

MODALIDADES DE UN GOLPE

La cobertura mediática apuntala el golpismo de la oposición. Como no pueden perpetrar una clásica asonada pinochetista, ensayan procesos destituyentes centrados en el disloque de la sociedad. Retoman lo intentado en febrero del 2014, para consumar un golpe institucional semejante al efectivizado en Honduras (2009), Paraguay (2014) o Brasil (2016). Pretenden imponer por la fuerza lo que posteriormente validarían en las urnas.

La derecha carece de la fuerza militar utilizada en el pasado para recuperar gobiernos. Pero intenta recrear esa intervención con escaramuzas frente a los cuarteles, incendios de estaciones policiales o marchas hacia las sedes militares.

Su plan combina el sabotaje de la economía con la virulencia callejera a través de grupos armados, que a diferencia de Colombia actúan en forma anónima. Se mezclan con el hampa y aterrorizan a los comerciantes13.

Estas acciones incluyen los métodos fascistas auspiciados por las corrientes más violentas del antichavismo. Se apropian de la simbología insurgente forjada por los movimientos populares y presentan su acción depredadora como una gesta heroica. Su líder Leopoldo López no es un inocente político. Cualquier tribunal ajustado a derecho, lo hubiera condenado a perpetua por sus responsabilidades criminales.

La derecha propicia un clima de guerra civil para desmoralizar a las bases del chavismo, afectadas por la falta de alimentos y medicinas. Presiona explícitamente por una intervención extranjera y negocia con los bancos acreedores una interrupción de los créditos al país. 

La oposición pretende linchar a Maduro para enterrar al chavismo. Dirime su batalla en las calles, en la conquista de la opinión pública y en el colapso de de la economía. Considera a los comicios como una simple coronación de esa ofensiva.

Pero afronta obstáculos crecientes. El predominio de los violentos en sus marchas aleja al grueso de los descontentos y desgasta a los propios manifestantes. Como ya ocurrió en el 2014 el rechazo a los fascistas socava a toda la oposición. La permanencia de Maduro disuade, además, la concurrencia a las marchas. No han logrado penetrar en los barrios populares, donde siempre afrontan el riesgo de una adversa confrontación armada14.

La gran burguesía venezolana instiga el golpe con el sostén regional de Macri, Temer, Santos y Peña Nieto. Impulsa desde hace meses en la OEA un plan desestabilizador. Pero tampoco ha logrado resultados en ese terreno. Las sanciones contra Venezuela no prosperaron por la oposición de varias cancillerías y quedó bloqueada la unanimidad que en los años 60 tenía la expulsión de Cuba.

Es también notorio el protagonismo golpista de los Estados Unidos, que intenta recuperar el control de la principal reserva continental de crudo. El Departamento de Estado busca repetir los operativos de Irak o Libia, sabiendo que luego de tumbar a Maduro nadie se acordará dónde queda Venezuela. Basta observar como los medios omiten en la actualidad, cualquier mención de los países ya intervenidos por el Pentágono. Una vez liquidado el adversario los informativos se ocupan de otros temas.

Las metas estratégicas del imperialismo no son registradas por quienes resaltan el coqueteo de algún diario yanqui con el presidente venezolano o las ambigüedades verbales de Trump15. Suponen que esos irrelevantes datos ilustran la ausencia de conflicto entre el Estados Unidos y el chavismo. Pero no registran que la inmensa mayoría de la prensa ataca virulentamente a Maduro y que el multimillonario de la Casa Blanca desmiente cada día lo afirmado en la jornada anterior.

Trump no es indiferente, ni neutral. Simplemente delega en la CIA y el Pentágono la implementación de una conspiración diseñada a través de los planes Sharps y Venezuela Freedom 2. Esas operaciones incluyen espionaje, despliegue de tropas y cobertura del terrorismo16. Se desenvuelven en forma sigilosa, mientras la gran prensa descalifica cualquier denuncia sobre esos preparativos. Cuestionan especialmente las “exageraciones de la izquierda”, para que nadie moleste a los conspiradores.

Algunos analistas estiman que la presencia de Chevron en Venezuela -o los continuados negocios de PDVSA en Estados Unidos- ilustran una estrecha asociación entre ambos gobiernos17. Deducen de esa relación la ausencia de un escenario golpista. Pero esas conexiones no alteran en lo más mínimo la decisión imperial de derrocar al gobierno bolivariano.

Las actividades de empresas yanquis en Venezuela (y de sus contrapartes en Estados Unidos) han persistido desde el inicio del proceso chavista. Pero tanto Bush, como Obama y Trump han buscado recuperar el manejo imperial directo del petróleo. No les alcanza con una tensa relación de socios o clientes. Pretenden instaurar el modelo de privatización imperante en México y expulsar a Rusia y China de su patio trasero.

LA ACTITUD DE LA IZQUIERDA

Si el diagnostico de un golpe reaccionario es correcto la postura de la izquierda no debería suscitar divergencias. Nuestros principales enemigos son la derecha y el imperialismo y doblegarlos es siempre una prioridad. Este principio elemental debe ser reafirmado en los momentos críticos, cuando lo obvio puede tornarse difuso.

Cualquiera fueran nuestras críticas a Salvador Allende nuestra batalla central era contra Pinochet. Y correspondía adoptar la misma conducta frente a los gorilas argentinos de 1955 o los saboteadores de Arbenz, Torrijos y los distintos gobiernos antiimperialistas de la región. Esta misma postura supone hoy en Venezuela apuntalar una acción común contra la escala derechista.

En los escenarios de golpe también resulta indispensable distinguir a los responsables de la crisis. No es lo mismo los causantes de un desastre que los impotentes para resolverlo.

Esta diferencia se verifica en el terreno económico. Los errores cometidos por Maduro son tan numerosos como injustificables, pero los culpables del deterioro actual son los capitalistas. El gobierno es tolerante o incapaz. No se ubica en el mismo plano. Quiénes comenten el garrafal error de identificar a ambos sectores18 confunden responsabilidades de distinta índole.

Los desaciertos del gobierno se han verificado en el inoperante cambio de billetes, en el inadmisible endeudamiento externo o en el descontrol de los precios y del contrabando. Pero el desplome de la economía ha sido causado por los acaudalados que manipulan las divisas, disparan la inflación, manejan los bienes importados y desabastecen la provisión de bienes básicos.

El Ejecutivo no responde o actúa mal por muchas razones: ineficiencia, tolerancia a la corrupción, amparo a la boliburguesía, connivencia con millonarios disfrazados de chavistas. Por eso no corta el sostén a los grupos privados que reciben dólares baratos para importar caro. Pero el desmoronamiento de la producción ha sido una acción de la clase dominante para tumbar a Maduro. Desconocer ese conflicto retrata un insólito nivel de miopía.

Esta ceguera impide registrar otro dato clave del momento: la resistencia del chavismo a la embestida derechista. Con métodos y actitudes muy cuestionables Maduro no se rinde. Mantiene el verticalismo del PSUV, favorece la proscripción de las corrientes críticas y preserva una burocracia que asfixia las respuestas desde abajo. Pero a diferencia de Dilma o de Lugo no se entrega. Se ubica en las antípodas de la capitulación que consumó Syriza en Grecia.

Esa postura explica el odio de los poderosos. El gobierno adoptó la excelente decisión de retirarse de la OEA. Abandonó el Ministerio de Colonias y concretó la ruptura que siempre ha exigido la izquierda. Esta decisión debería suscitar el contundente apoyo que muy pocos han explicitado.

Como toda administración acosada por la derecha, el gobierno recurre a la fuerza para defenderse. Los comunicadores del establishment denuncian esa reacción con un infrecuente grado de histeria. Se olvidan de las justificaciones que habitualmente aportan para gobiernos de otro signo frente situaciones semejantes. Pero Maduro también ha recibido cuestionamientos inversos por su relativa contemplación hacia los fascistas. Sólo adoptó medidas acotadas ante al salvajismo opositor.

En esa respuesta el oficialismo seguramente ha cometido injusticias. Es el lamentable costo de cualquier enfrenamiento significativo con la contrarrevolución. Esas adversidades han estado presentes en todas las batallas contra la reacción desde Bolívar hasta Fidel. Hay que evitar en este delicado terreno la auto-indulgencia, pero sin repetir las calumnias que propaga la oposición.

Actualmente Maduro dirige sus cañones contra la brutalidad derechista y no contra el pueblo. Por eso carecen de sentido las comparaciones con Gadaffi o Sadam Hussein. No perpetró ninguna masacre de militantes de izquierda, ni participó en aventuras bélicas instigadas por Estados Unidos. La analogía con Stalin es más ridícula, pero recuerda que el espectro de Hitler sobrevuela a muchos opositores asociados con Uribe o nostálgicos de Pinochet.

POSTURAS SOCIALDEMÓCRATAS

En los últimos meses se han multiplicado también entre los adversarios de la derecha, las miradas que culpan a Maduro por el desgarro de Venezuela. Esas opiniones repiten la vieja actitud socialdemócrata de sumarse a la reacción en los momentos críticos.

Cuestionan la legitimidad del gobierno con los mismos argumentos de la oposición. En lugar de acusar a la CIA, a los escuálidos o a la OEA, concentran sus objeciones sobre el chavismo. Adoptan esa postura en nombre de un ideal democrático tan abstracto, como divorciado de la batalla por definir quién prevalece en el manejo del estado.

Esa postura ha incidido en varios pensadores del pos-progresismo ligados al autonomismo. No sólo acusan a Maduro por la situación actual. Afirman que reforzó un liderazgo autoritario para mantener el modelo rentista petrolero19.

Esta caracterización es muy semejante a la tesis liberal que atribuye todos los problemas de Venezuela a políticas populistas, implementadas por tiranos que malgastan los recursos del estado. Con un lenguaje más diplomático el diagnóstico es semejante.

Otras miradas del mismo signo resaltan en forma más categórica la responsabilidad del líder chavista. Convocan, además, a evitar el “simplismo conspirativo de culpar a la derecha o al imperialismo” por el drama del país20¿Pero las conspiraciones de la reacción son imaginarias? ¿Los asesinatos, los paramilitares y los planes del Pentágono son paranoicas invenciones bolivarianas?
Sin responder a este elemental interrogante, esa postura también descarta cualquier comparación con lo ocurrido en Chile en 1973. Pero tampoco explica la invalidez de esa analogía. Presupone las diferencias entre ambas situaciones como un sobreentendido, sin notar las enormes semejanzas que existen en el terreno del desabastecimiento, la irritación conservadora de la clase media o la intervención de la CIA.

Los paralelos objetados con Allende son en cambio aceptados para el caso del primer peronismo, que es visto como un antecedente directo del chavismo. ¿Pero el parecido se ubica en los años de estabilidad o en los momentos previos al golpe del 55? La preocupación por la escalada de violencia sugiere que la semejanza está referida a este último período. Y en una situación de ese tipo: ¿Cuál era la prioridad? ¿Confrontar con el autoritarismo de Perón o resistir a los gorilas?

Los socialdemócratas y pos-progresistas enfatizan la culpabilidad autoritaria de Maduro21. Por eso desdeñan el peligro golpista y desestiman la necesidad de preparar alguna defensa contra las provocaciones de la derecha.

Pero las consecuencias de esa actitud se verifican cuando los oligarcas y sus bandidos recuperan el gobierno. Lo ocurrido hace poco en Honduras, Paraguay o Brasil, ni siquiera suscita alertas entre los diabolizadores del chavismo.

También objetan el extractivismo, el endeudamiento y los contratos petroleros. Pero no explicitan si postulan alternativas anticapitalistas y socialistas frente a estas evidentes falencias de Maduro. Lo mismo ocurre con el desabastecimiento y la especulación. ¿Proponen actuar con mayor firmeza contra los banqueros y los pulpos comerciales? ¿Promueven medidas de confiscación, nacionalización o control popular directo?

Para la adopción de estas iniciativas podrían concebir puentes con el gobierno, pero nunca con la oposición. Los detractores del chavismo soslayan esta diferencia.

CONVOCATORIAS POS-PROGRESISTAS

La óptica socialdemócrata ha signado el urgente llamado a la paz que firmaron numerosos intelectuales. Esa declaración promueve un proceso de pacificación, rechazando tanto la deriva autoritaria del chavismo como la actitud violenta de sectores de la derecha22.

La convocatoria propicia un equilibrio para superar la polarización y recurre a un lenguaje más próximo a las cancillerías que la militancia popular. Este tono es acorde con la implícita adscripción a una teoría de los dos demonios. Frente a ambos extremos propone transitar por la avenida del medio.

Pero esa equidistancia queda inmediatamente desmentida por la responsabilidad primordial que le asigna al gobierno. Subraya esa culpabilidad no sólo ignorando el acoso de la derecha. El imperialismo es apenas mencionado al pasar.

El texto recibió una contundente respuesta auspiciada por la REDH y suscripta por muchos intelectuales. Esa crítica objeta acertadamente la fascinación con el republicanismo convencional y recuerda la preeminente gravitación de fuerzas extra-constitucionales en las situaciones críticas23.

La recaída liberal de los pensadores pos-progresistas recrea lo ocurrido con los gramscianos socialdemócratas de los años 80. La enemistad de ese grupo con el leninismo y la revolución cubana se asemeja a la hostilidad actual hacia el chavismo. Varios firmantes del llamamiento han transitado por los dos periodos.

Pero la vertiente socialdemócrata actual es tardía y carece de la referencia política que aportaba el PSOE español. La deriva social-liberal de ese partido ha demolido por completo el imaginario progresista inicial Esa orfandad quizás explica el actual reencuentro con el viejo liberalismo.

En algunos casos ese desemboque corona la división que afectó a distintas variantes del autonomismo. Las posturas frente al proceso bolivariano desencadenaron esa fractura. Quienes optaron por situarse en la vereda opositora cuestionan a los que se “aferran al chavismo” 24.

Pero este segundo sector maduró las insuficiencias precedentes y ha sabido comprender la necesidad de batallar por el poder del estado, en perspectivas socialistas afines al marxismo latinoamericano.

En cambio el otro segmento, continúa navegando en la ambigüedad de generalidades sobre el anti-patriarcado y el anti-extractivismo, sin ofrecer ningún ejemplo concreto de lo que propone. Al quedar absorbidos por el universo liberal, sus enigmáticas vaguedades ya no enriquecen el pensamiento de la izquierda. Entre olvidos de la lucha de clases y fascinaciones por la institucionalidad burguesa, sus denuncias del extractivismo se convierten en una pintoresca curiosidad.

DESPISTES DEL DOGMATISMO

Un discurso convergente con la socialdemocracia es también propagado con argumentos sectarios. En este caso Maduro es presentado como un gobierno corrupto, entreguista y ajustador que consolida un régimen dictatorial25En otras ocasiones esa misma ilegitimidad es descripta con categorías más indirectas (presidente de facto) o sofisticadas (jefe bonapartista).

Pero todas las variantes coinciden en subrayar la responsabilidad primordial de un gobierno autoritario que desgarra al país. La sintonía de este enfoque con el relato de medios salta a la vista. Pero el principal problema no se ubica en la retórica, sino en la acción práctica.

Todos los todos los días hay marchas de la derecha y del gobierno. Los abanderados del rigor socialista: ¿A cuál de las dos movilizaciones concurren? ¿Con cuál se identifican? Si estiman que el oficialismo es el enemigo principal deberían hacer causa común con los escuálidos de las guarimbas.

En Buenos Aires, por ejemplo, convocaron en mayo pasado a una movilización exigiendo la salida de Maduro 26. Todos los transeúntes que observaron esa marcha, percibieron con claridad quién ocuparía inmediatamente la presidencia de Venezuela, si se derroca al actual mandatario. Notaron también la total coincidencia de este llamado con los mensajes emitidos cotidianamente por los noticieros.

No es la primera vez que sectores provenientes de la izquierda convergen tan nítidamente con la derecha. Un antecedente en Argentina bajo el kirchnerismo fue la presencia de banderas rojas en las marchas agro-sojeras y en las manifestaciones de los caceroleros. Pero lo que fue patético en Buenos Aires puede tornarse dramático en Caracas.

Otras visiones equiparan a Maduro con la oposición, estimando que bajo la mascarada de una aparente contraposición se esconden coincidencias mayúsculas. Por eso especulan sobre el momento en que esa convergencia se tornará explicita27.

Esta curiosa interpretación contrasta con las batallas campales entre ambos sectores que registra el resto de los mortales. Resulta un poco difícil interpretar a las guarimbas, los asesinatos y las amenazas del Pentágono como una reyerta ficticia entre dos allegados.

La única lógica de esa presentación es quitar dramatismo al conflicto actual, para interpretarlo como una simple lucha inter-burguesa por la apropiación de la renta. Por esa razón el totalitarismo de Maduro es visto como un peligro equivalente (o superior) a la oposición.

El mayor problema de ese enfoque no es su despiste, sino la implícita neutralidad que propicia. Como todos son iguales, el auto-golpe atribuido al gobierno es equiparado al golpe que propicia la derecha.

Pero esa equivalencia es obviamente falsa. En Venezuela no actúan las dos vertientes reaccionarias, que por ejemplo en Medio Oriente corporizan el yihadismo y las dictaduras. Tampoco prevalece el tipo de contrapunto entre trogloditas que oponía en Argentina a Isabel Perón con Videla.

El choque entre Maduro y Capriles-López se asemeja a la confrontación de Allende con Pinochet, de Perón con Lonardi o más recientemente de Dilma con Temer. Como no son iguales el triunfo de la derecha implicaría una terrible regresión política.

La neutralidad frente a esta disyuntiva es sinónimo de pasividad y retrata un grado de impotencia mayúscula frente a los grandes acontecimientos. Implica renunciar a la participación y compromiso con causas reales.

Como esa actitud da por sentado que el chavismo se acabó, limita todo su horizonte a redactar un balance de esa experiencia. Pero el mayor fracaso en la acción política nunca afecta a los procesos inacabados o frustrados. Lo peor es la intrascendencia frente a las grandes gestas.

Cualquiera sean los cuestionamientos a Maduro, el desenlace de Venezuela define el destino inmediato de toda la región. Si triunfan los reaccionarios prevalecerá un escenario de derrota y una sensación de impotencia frente al imperio. El fin del ciclo progresista será un dato y no un tema de evaluación entre pensadores de las ciencias sociales.

La derecha lo sabe y por eso acelera las campañas contra los intelectuales que defienden al chavismo. La reciente andanada de Clarín es un anticipo de la arremetida que preparan en un escenario regional pos-Maduro28Los sectarios no registran siquiera ese peligro. 

COMICIOS FICTICIOS

En lo inmediato hay dos opciones políticas en juego: la derecha exige adelantar las elecciones generales y gobierno convocó a una Asamblea Constituyente. La oposición sólo está dispuesta a participar en comicios que le aseguren el primer puesto.

De las 19 elecciones realizadas bajo el chavismo, los bolivarianos ganaron 17 y reconocieron de inmediato las derrotas restantes. En cambio la derecha nunca aceptó resultados adversos. Siempre denunció algún fraude o recurrió al boicot. Cuando triunfó en elecciones parciales exigió la inmediata caída del gobierno.

En diciembre del 2015 obtuvieron mayoría en la Asamblea Nacional y proclamaron el derrocamiento de Maduro. Intentaron varios desconocimientos posteriores, recurrieron a la instalación de diputados truchos y falsificaron firmas para el revocatorio.

Capriles, Borges y López promueven ahora elecciones ficticias, en medio de la guerra económica y la provocación callejera. Auspician comicios tipo Colombia, donde entre voto y voto hay centenares de militantes populares asesinados. Pretenden concurrir a las urnas como Honduras bajo la presión del crimen de Berta. Promueven las votaciones que imperan en México entre cadáveres de periodistas, estudiantes y docentes.

Sería un terrible error sumarse a elecciones concebidas para preparar un cementerio de chavistas. A Maduro le exigen realizar comicios en un clima de guerra civil que ningún gobierno suele aceptar.

Venezuela atraviesa por una situación parecida a la prevaleciente en Nicaragua en el ocaso del primer sandinismo. El cerco militar y el desabastecimiento desgastaron a un pueblo exhausto, que votó a la derecha por simple agotamiento. En esas condiciones los comicios tienen un ganador preestablecido. 

En cambio la comparación con el escenario que rodeó a la caída de la Unión Soviética carece de sentido. Venezuela no es una potencia que afronta la implosión interna, al cabo de un largo divorcio del régimen con la población. Es un vulnerable país latinoamericano acosado por Estados Unidos.

Algunos pensadores dan por descontado ese rol opresivo del imperialismo, para sugerir que no es determinante de la crisis actual29. Suponen que las insistentes denuncias de esa dominación constituyen “un dato ya sabido” o un simple ritual de la izquierda. Pero olvidan que nunca está demás subrayar el demoledor impacto que ejercen las agresiones del Norte, sobre los gobiernos enemistados con Washington.

Todo el espectro de ex chavistas que acompaña el reclamo de elecciones generales confunde la democracia con el republicanismo liberal. Han perdido de vista cómo el derecho al autogobierno es sistemáticamente obstruido por la institucionalidad burguesa.

Por ese impedimento la inmensa mayoría de los regímenes constitucionales han perdido legitimidad. Cada vez resulta más evidente que la clase dominante utiliza los sistemas de votación para consolidar su poder. Ejerce ese control manejando la economía, la justicia, los medios de comunicación y el aparato represivo. La democracia real sólo puede emerger en un proceso socialista de transformación de la sociedad.

Es cierto que Maduro canceló el referéndum revocatorio, suspendió elecciones regionales y proscribió a políticos opositores. Estas medidas forman parte de una reacción ciega frente al acoso. Pero el líder chavista confronta con la hipocresía de mayor porte que exhiben los defensores de los regímenes electorales actuales.

Basta observar cómo en Brasil el impeachment fue consumado por un grupo de bandidos, con el amparo de los jueces y parlamentarios que manipulan el sistema de selección presidencial indirecta. A la OEA ni se le ocurrió intervenir frente a esa grosera violación de los principios democráticos.

El establishment tampoco se indigna ante el colegio electoral que ungió a Trump, luego de recibir varios millones de votos menos que Hilary. Les parece natural la monarquía imperante en España o Inglaterra o los burdos enjuagues que rodean a manipulación de cualquier elección en México. La sacro-santa democracia que exigen para Venezuela está complemente ausente en todos países capitalistas. 

LAS POSIBILIDADES DE LA CONSTITUYENTE

Es evidente que la mejor oportunidad para una Constituyente transformadora se perdió hace varios años. El llamado actual es puramente defensivo e intenta lidiar con una situación exasperante.

Pero es inútil discutir sólo lo que no se hizo. Siempre habrá tiempo para esos balances. Lo importante es dirimir ahora en qué medida la convocatoria puede reabrir un camino de iniciativa popular.

Antes del llamado a la Constituyente el gobierno se limitaba a desenvolver una confrontación puramente burocrática, entre un poder del estado y otro. Auspiciaba el choque por arriba del Ejecutivo contra el Legislativo o del Tribunal Supremo de Justicia contra la Asamblea Nacional. Ahora apela formalmente al poder comunal y habrá que ver en si ese planteo se traduce en una movilización real.

Hay incontables signos de cansancio y escepticismo en el seno del chavismo. Pero nadie elige las condiciones en que batalla y el principal dilema gira en torno a la continuación o el abandono de la lucha. Quiénes han resuelto no bajar los brazos apuestan al resurgimiento del proyecto popular.

Varias corrientes de izquierda con planteos muy críticos hacia la gestión de Maduro, estiman que la convocatoria actual podría destrabar una dinámica de comunas contra los manejos burocráticos30. Observan a la Constituyente como un imperfecto instrumento para desenvolver la disputa con los sectores del chavismo aburguesado, corrupto y boliburgués.

La Constituyente podría contribuir, además, a romper el empate de los últimos meses entre guarimbas y movilizaciones del gobierno. Si es encarada en forma adecuada podría quebrar el frente de la oposición, separando a los descontentos de los fascistas.

Pero es evidente que sin medidas drásticas en el plano económico-social, la Constituyente será un cascarón vacío. Si no ataca el desastre productivo con la nacionalización de los bancos, el comercio exterior y la expropiación de los saboteadores, no habrá recuperación del acompañamiento popular.

Son insuficientes los paliativos ensayados para aumentar la participación de los organismos de base en la distribución de los alimentos. Hay medidas radicales que no pueden posponerse.

En cualquier alternativa no será fácil reencauzar la economía al cabo de tantos desaciertos en el terreno de la deuda, la creación de zonas especiales de inversión o la tolerancia a la fuga de capital.

Chávez realizó una gran redistribución de la renta con inéditos métodos de politización popular, pero no logró cimentar un proceso de industrialización. Chocó con los capitalistas opositores y con la boliburguesía interna y no supo desactivar la cultura rentista, que socava todos los intentos de forjar una economía productiva. Las vacilaciones en romper con la estructura capitalista explican estos adversos resultados.

El contexto actual es más difícil por los acotados precios del petróleo y por el bloqueo que afrontan los proyectos de integración regional bajo restauración conservadora. Pero conviene igualmente recordar que todos los procesos revolucionarios despegaron en la adversidad y la Constituyente aporta un marco para retomar la iniciativa.

Algunos críticos de ese llamado objetan la modalidad sectorial y comunal de elección. Afirman que con ese formato la “asamblea será trucha, corporativa o ilegítima”31. También aquí repiten el endiosamiento que hace la derecha (cuando le conviene) del constitucionalismo convencional. Esa reivindicación no sorprende entre comunicadores del establishment, pero inquieta entre los entusiastas de la revolución rusa.

Al cabo de tres décadas de regímenes pos-dictatoriales muchos han olvidado las duplicidades de la democracia burguesa. Convendría recordar cómo Lenin y Trotsky defendieron en 1917 la legitimidad de los soviets, desconociendo una Asamblea Constituyente que rivalizaba con el poder revolucionario.

La coyuntura venezolana actual es muy distinta. Pero la revolución bolchevique no sólo enseñó a registrar el trasfondo social, los conflictos de clase y los intereses en juego. Indicó también un camino para superar la hipocresía del liberalismo burgués y confirmó que los actos de fuerza contra la reacción, forman parte de la confrontación con la barbarie derechista.

La izquierda deberá definir si converge con la oposición en el boicot o participa en la Constituyente. También cabe una tercera opción para un minúsculo auditorio, con mensajes de “si, no y todo lo contrario”.

En el resto de la región urge la solidaridad. Tal como ocurrió con Cuba durante el periodo especial hay que poner el hombro en las situaciones difíciles. Cabe esperar que muchos compañeros asuman esa actitud antes que sea tarde.

REAGRUPAMIENTO INTELECTUAL

Venezuela suscita no sólo intensos debates. También ha determinado significativos reagrupamientos de intelectuales que suscribieron llamamientos contrapuestos. Ese posicionamiento ha sido más relevante que los controvertidos detalles de las distintas declaraciones. Se ha consumado una gran división de campos.

La convocatoria socialdemócrata impugnada por el texto de la REDH fue complementado por otras respuestas contundentes 32. La delimitación política ha sido vertiginosa.

Frente a la tensión creada por los manifiestos varios firmantes convocaron a preservar el dialogo fraternal. Ese respeto es indispensable, pero las reacciones indignadas se explican por lo que está en juego. Si la derecha se impone sobrará el tiempo para los lamentos y los seminarios de investigación de lo ocurrido.

Como la primera declaración contiene un llamado a la paz, muchos pensadores adhirieron en forma espontánea para favorecer un freno de la violencia. Al evaluar más detenidamente el contenido del texto, algunos retiraron su adhesión y otros la mantuvieron con argumentos defensivos. Resaltan su continuada solidaridad con el proceso bolivariano o remarcan sus discrepancias con otros firmantes.

Pero lo más significativo ha sido la rápida y generalizada reacción que suscitó el documento antichavista y el gran rechazo que generó el planteo socialdemócrata. Ese impulso indujo a una súbita convergencia de intelectuales de la izquierda y el nacionalismo radical. Si este entrelazamiento se consolida, Venezuela habrá despertado un reencuentro del pensamiento crítico con las tradiciones revolucionarias de América Latina.

RESUMEN

Los medios silencian la violencia de la oposición venezolana y la represión imperante en los gobiernos derechistas de la región. La estrategia de golpe institucional afronta serios límites, pero la izquierda debe confrontar con esa amenaza, apoyando decisiones antiimperialistas y distinguiendo el boicot capitalista de la inoperancia oficial.

Siguiendo pautas socialdemócratas, el pos-progresismo objeta al chavismo, desecha el peligro golpista e identifica erróneamente al autoritarismo. Los dogmáticos ignoran al enemigo principal y convergen con los conservadores o se deslizan hacia una pasiva neutralidad.

La derecha sólo pretende comicios que le aseguren primacía. En condiciones muy adversas la Constituyente reabre oportunidades y suscita un reencuentro de la intelectualidad radical. 

LECTURAS ADICIONALES

Mazzeo, Miguel Venezuela: sobre defecciones y oportunismos, 11-5-2017,
Houtart, François La Venezuela de hoy y de mañana, 24-5-2017, http://www.jornada.unam.mx/2017/05/24/opinion/023a2pol
Almeyra, Guillermo. Venezuela: la prioridad absoluta
Olmedo, Beluche La Asamblea Nacional Constituyente y la lucha por una salida obrera, popular y socialista a la crisis venezolana, 15-5-2017, https://www.aporrea.org/actualidad/a246009.html
Boron, Atilio. Venezuela: no callar, pero para decir la verdad 17-5- 2017 http://latinta.com.ar/2017/05/venezuela-no-callar-pero-para-decir-la-verdad/17
Guerrero, Modesto Emilio. La prueba histórica de Maduro Por Guerrero
Curcio, Pasqualina ¿Entonces, dónde estaban los billetes de 100 bolívares?
Cieza, Guillermo. Tres hipótesis para el actual momento que vive Venezuela Bolivariana. 23-11-2016 http://www.resumenlatinoamericano.org/2016/11/23/tres-hipotesis-para-el-actual-momento-que-vive-venezuela-bolivariana/
Bacher, Norberto. EL IMPERIALISMO QUIERE ACABAR CON VENEZUELA, 23-4-2015, http://redcritica.net/?p=262
Toledo, Enrique. Comentarios a la Entrevista de Eduardo Lander, 22-4-2017
Notas: 
2 Teruggi, Marco. Radiografía de la violencia en Venezuela, 14-5- 2017. http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas/1/radiografia-de-la-violencia-en-venezuela
3 Siris Seade, Pablo. Las nuevas víctimas de las guarimbas en Venezuela, 20-05-2017, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=226887
4 Cieza, Guillermo. La derrota política de la derecha venezolana, 7-6- 2017, www.resumenlatinoamericano.org/2017/06/07/la-derrota-politica-de-la-derecha-venezolana/
5  Boron, Atilio. Venezuela sumida en la guerra civil, 26-5-2017, www.jornada.unam.mx/2017/05/26/opinion/018a1pol
Boron, Atilio. La “oposición democrática” en Venezuela: peor que el fascismo 25-4-2017, http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/04/25/la-oposicion-democratica-en-venezuela-peor-que-el-fascismo/#.WTx8T2g1_IU
6  Aznárez, Carlos. La cuestión es impedir que el fascismo se adueñe de Venezuela, 22-5-2017, http://www.resumenlatinoamericano.org/2017/05/22/la-cuestion-es-impedir-que-el-fascismo-se-adueno-de-venezuela-por-carlos-aznarez/
7 Pineda, Manu, La mentira como herramienta de guerra en Venezuela, 29/05/2017. http://www.eldiario.es/contrapoder/mentira-herramienta-guerra-Venezuela_6_648195186.html
8 Teruggi, Marco. Análisis del esquema de la ofensiva paramilitar, 24-5-2017, http://hastaelnocau.wordpress.com/2017/05/24/analisis-del-esquema-de-la-ofensiva-paramilitar/
9  Bracci Roa, Luigino.  Lista de fallecidos por las protestas violentas de la oposición venezolana, abril a junio de 2017, 9-6-2017, http://albaciudad.org/2017/06/lista-fallecidos-protestas-venezuela-abril-2017/
10 Restrepo Domínguez, Manuel Humberto. 46 líderes asesinados evidencian una política del horror, 22/05/2017. http://www.alainet.org/es/articulo/185633
11 TRIAL International, Informe de seguimiento presentado al Comité contra la Desaparición Forzada, 2-2- 2017 http://trialinternational.org/wp-content/uploads/2017/02/FINAL-InformedeseguimientoCED-MEX2017.pdf
12 TelesurTV. Asesinan a Berta Cáceres, líder indígena de Honduras. 3-3-2016. http://www.telesurtv.net/news/Asesinan-a-Bertha-Caceres-lider-indigena-de-Honduras--20160303-0016.html
13 Teruggi, Marco. Llegó la hora Venezuela, 28-5-2017, http://www.resumenlatinoamericano.org/2017/05/29/llego-la-hora-venezuela/
14 Cieza, Guillermo. La derrota política de la derecha venezolana, 7-6- 2017, www.resumenlatinoamericano.org/2017/06/07/la-derrota-politica-de-la-derecha-venezolana/
15 Rodríguez Porras, Simón. Nueve errores de Claudio Katz sobre Venezuela, 11-5-2017 http://laclase.info/content/nueve-errores-de-claudio-katz-sobre-venezuela/
16 Cabrera, Ángel Guerra. Venezuela, situación de peligro, 25-5-2017, https://lapupilainsomne.wordpress.com/2017/05/25/venezuela-situacion-de-peligro-por-angel-guerra-cabrera
Luzzani, Telma. El plan destituyente del Pentágono y el secretario de la OEA, 30-3-2017, https://www.tiempoar.com.ar/articulo/view/65767/el-plan-destituyente-del-penta-gono-y-el-secretario-de-la-oea-por-telma-luzzani
17 Rodríguez Porras, Simón. Nueve errores de Claudio Katz sobre Venezuela, 11-5-2017http://laclase.info/content/nueve-errores-de-claudio-katz-sobre-venezuela/
18 Rodríguez Porras, Simón. Nueve errores de Claudio Katz sobre Venezuela, 11-5-2017http://laclase.info/content/nueve-errores-de-claudio-katz-sobre-venezuela/
19 Lander, Edgardo. “Sociólogo venezolano cuestiona la “solidaridad incondicional” de la izquierda latinoamericana con el chavismo, 23-3-2017. http://ladiaria.com.uy/articulo/2017/3/sociologo-venezolano-cuestiona-la-solidaridad-incondicional-de-la-izquierda-latinoamericana-con-el-chavismo/
20 Svampa, Maristella. Carta abierta al campo militante prochavista de la Argentina, 5-6-2017, http://www.lateclaene.com/maristella-svampa
21 Svampa, Maristella; Gargarella, Roberto. El desafío de la izquierda, no callar, 8-5- 2017,
22 VVAA, Llamado internacional urgente a detener la escalada de violencia en Venezuela. 30-5- 2017, http://www.cetri.be/Llamado-internacional-urgente-a?lang=fr
23 VVAA. ¿Quién acusará a los acusadores?, 5-6-2017, http://www.humanidadenred.org.ve/?p=8134
24 Svampa, Maristella. Carta abierta al campo militante prochavista de la Argentina, 5-6-2017, http://www.lateclaene.com/maristella-svampa
25 Rodríguez Porras, Simón. Nueve errores de Claudio Katz sobre Venezuela, 11-5-2017. http://laclase.info/content/nueve-errores-de-claudio-katz-sobre-venezuela/
27 Altamira, Jorge. Constituyente “a la Maduro”, 18-5-2017 http://www.po.org.ar/prensaObrera/1458/internacionales/constituyente-a-la-maduro-1
28 Bazzan, Gustavo. El reclamo de Atilio Borón a Nicolás Maduro para "aplastar" a la oposición en Venezuela, 30-5-2017, http://www.clarin.com/mundo/reclamo-atilio-boron-nicolas-maduro-aplastar-oposicion-venezuela_0_rylWQfs-W.html
29 Carcione, Carlos. Las “lecciones” de algunos intelectuales de la izquierda: ¿Quiénes son los sepultureros del proceso bolivariano?, 16-5-2017, http://questiondigital.com/las-lecciones-de-algunos-intelectuales-de-la-izquierda-quienes-son-los-sepultureros-del-proceso-bolivariano/
30 STALIN PÉREZ BORGES .Movimiento EN LUCHAS: la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente es un reto que debemos asumir, 9-5-2017, http://www.aporrea.org/actualidad/n308188.html
31 Giménez, Gustavo. Venezuela: una Constituyente trucha, 11-5-2017, http://mst.org.ar/2017/05/11/venezuela-constituyente-trucha/ 
32  VVAA. Declaración sobre Venezuela: Intelectuales en solidaridad con el pueblo bolivariano, 5-6-2017, http://www.barricadatv.org/?p=6842
VVAA. LUCHAS y otras organizaciones se pronuncian por una salida democrática, revolucionaria y socialista a la crisis venezolana http://www.aporrea.org/actualidad/n309714.htm 


Claudio Katz. Economista, investigador del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI. Su página web es: www.lahaine.org/katz