La militarización impulsada por el gobierno de Calderón amplió la violencia social que sufrimos y tiene un doble propósito: mantener un clima de terror que facilite la embestida contra los derechos de los trabajadores y de la sociedad en su conjunto así como darle una razón de ser a su gestión. En todo caso, habrá que admitir que el hecho de que el ejército esté en las calles no es el origen de la violencia aunque es evidente que la ha magnificado.
Una segunda causa de la violencia es el debilitamiento de los Estados Unidos como potencia hegemónica mundial lo que ha provocado que prefieran las soluciones de fuerza a la ampliación de consensos. En la medida en que el poder económico y político estadounidense decrece, sus dirigentes se ven obligados a echar mano de las armas para mantener su posición de privilegio. El anuncio de la instalación de siete bases militares en Colombia para contener las aspiraciones geopolíticas de Brasil y presionar a los gobiernos de Venezuela y Bolivia debe ser interpretado desde esa perspectiva. En el caso mexicano, el narcotráfico resulta un excelente pretexto para exigirle una mayor gasto militar (se ha duplicado en lo que va del sexenio de Calderón) pero también para que el Pentágono justifique el aumento de 12.2 millones de dólares en 2008 a 34 millones en 2010 entregados al gobierno mexicano para el combate del narcotráfico. Esto sin mencionar el contrabando al alza de armas, que aumenta las ganancias de los productores de armas y de paso incrementa la capacidad de fuego de los cárteles de las drogas. Las guerras son un gran negocio… para la industria del armamento, of course.
Las consecuencias económicas de la guerra civil que experimentamos saltan a la vista. A nadie se le ocurriría poner un negocio en Matamoros o ciudad Juárez y el pago de ‘impuestos’ vía extorsión disminuyen las ganancias de los empresarios, lo que se traduce en bajos índices de confianza de los inversionistas. Tal vez el único sector que se ve favorecido es el dedicado a la seguridad privada aunque no parece suficiente para impulsar el crecimiento económico.
En la esfera de la política, el debilitamiento de las instituciones del estado y su pérdida de legitimidad frente a la ciudadanía no parecen ser un mal menor, pues provocan la polarización de los actores políticos pero sobre todo por la pérdida paulatina del derecho a un trabajo bien remunerado, a recibir educación, salud, vivienda, etcétera. La desaparición de fuentes de trabajo por decreto o por quiebras amañadas son el pan de cada día y la protesta social es criminalizada en un contexto de violencia cotidiana.
La crisis sistémica de la economía mundial ha agudizado la violencia social que vive nuestro país pero nuestros gobernantes están más concentrados en seguir ofreciendo buenas condiciones para que las corporaciones internacionales sigan disfrutando de altos rendimientos. Militarizar el país parece ser la condición básica para que México continúe distinguiéndose por ser un paraíso para los inversionistas, aun a costa de la paz social y la calidad de vida de sus habitantes.
6 comentarios:
que tonto
que tonto enverdad
no tiene la imformacion que quiero osea no sirve es una porqueria y la imformacion que yo queria era causas de la violencia social
no es cierto si sirve
No creo que sea tonto lo que dice, es notorio que le hace falta datos informativos que sustenten lo argumentos que menciona.
No me sirve de nada
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