“Afirmaron: todo lo que destruyes te hiere. Traza una cicatriz que no lava el olvido. Repitieron: todo lo que creíste es falso: se hundieron las palabras con que empezó tu tiempo”.
- José Emilio Pacheco
Con la palabra se recobra la deshecha materia del olvido. El mundo que se vive suena hueco porque han crecido los miedos como piedras inamovibles. Nos sentimos vivos, pero estos tiempos de males nos quitan tal orgullo para que en las bocas renazca el lenguaje con que hablen las cosas: lo que somos y deseamos ser.
En este tiempo he encontrado fuente para qué escribir: Avalanchas de fuego a su paso quemando todo en San Martín Texmelucan: infierno creado por irresponsabilidad exclusiva de Pemex, y su siempre pretexto: ordeña clandestina en ductos, y no reconocer la ausencia de vigilancia y seguridad en sus ductos, por lo que sospechamos que gente de arriba estén coludidos con estos ordeñadores. Cállate, Mejía, y habla de la gota que derramará al vaso: Los cazadores deportistas fueron cazados por policías, entregándolos a sus pretendientes secuestradores, y el que logró escapar, posteriormente fue secuestrado para callarlo y no poner en entredicho “la seguridad que nos brindan los elementos policiacos”. ¿Acaso debemos seguir permitiendo estar vivos en esta caldera del diablo?
Busquemos un sentido para vivir, sin retener su recorrido porque si apagamos su fuego de vida es dejarla morir. Al escribir debo ser sincero, decir lo que me regalan los tiempos, y sentir vivos los días con su luz, y si así no fuere seria como cerrar mi corazón y neblinar mi razón de ser y su deber ser. Amarnos para saber amar sería nuestra mejor cura, y dándonos nunca estaremos solos, porque lo afectos otorgados nos unirán hasta el final sin cadenas ni ataduras, y entonces seremos el águila o el halcón volando contra el huracán de las palabras de manifestado miedo por desaventuras vividas, para topar con espacios azules y de libertad en los aires, y poder volar a lugar seguro para seguir viviendo, porque el hombre también de soledad puede morir, como mueren las aves encarceladas.
En este mundo dividido (gato triste en el tejado de tu casa) nadie está de más, y aquí el justo es el que sabe que si miente, daña. No cerremos los ojos a los aconteceres del tiempo. El dolor que se otorga al mentir será plena negación (y de políticos mentirosos estamos hasta la madre). Actuando con verdad todos nos echamos mano: la vida en común y en paz es tesoro del existir. Nietzsche: “Se debe modificar la mente del hombre en todos los órdenes: aumentar en él la equidad y racionar sus instinto de violencia”.
Las cosas tienen el olor de lo que muere y de lo que comienza. El 2010, enfermo, nos dejó asuntos humillantes que nos cercaron, sumergiéndonos en misterio de lo que sucede. Despertar al 2011, tal vez se recupere lo perdido; pero como están las cosas, tal vez se destruya lo ganado para desgracia nuestra, y nadie cometió pecado alguno. Y sin ellos, ojalá 2011 nos traiga paz, piedad y un poco de esperanza a este mundo nuestro: el de México. Lo deseamos, lector, yo como escribidor, y ladignavoz, como periódico tuyo a tu servicio informativo.
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