viernes, 29 de junio de 2012

La certeza del fraude

El fraude ya se configuró. Tiene un semblante extra-comicial. El día de las elecciones sólo se confirmará formalmente su fatal materialización. Y es que la democracia electoral es por sí misma un fraude aparatoso, una simulación cuyo objeto es dotar de legalidad a un sistema social tiránico. Los partidos políticos sencillamente constituyen un mecanismo de sublimación que desplaza la conflictividad ontológico-política –inherente a una sociedad estratificada– al terreno que más conviene a la clase social dominante: a saber, el de la farsa, el de la fórmula circense a veces con pan, a veces con tortas condimentadas con estafilococos (recuérdese los más de 700 intoxicados en un mitin de Sergio Dolores, priista, en el Edo. de Guerrero).

Carlos Reygadas, director de cine, acierta parcialmente cuando sostiene que “en democracia muchas veces se vota por el menos malo, [aunque] esta vez se ha rebasado el límite de la subrepresentación”. Lo que no dice Reygadas, ya sea por desconocimiento o mala memoria, es que la subrepresentación es la norma en los sistemas democráticos, inclusive en aquellos que se ufanan de ser altamente funcionales. Cabe recordar, que el formato democrático vigente supone la delegación de facultades individuales a un “todo” abstracto: el Estado. Los partidos políticos, entelequias enquistadas en la maquinaria estatal, tienen la encomienda de llevar a feliz término la realización de la “voluntad general”, concepto eufemístico que bien pudiera traducirse como “dictadura de una mayoría al servicio de una minoría”. Resumidamente, en democracia la representatividad sólo abarca a los estamentos dirigentes. Otra vez un director de cine, esta ocasión Alfonso Cuarón, aduce con incisiva precisión: “la tiranía del siglo XXI se llama ‘democracia’”. 

Por eso llama la atención que el Instituto Federal Electoral (IFE) exhorte a los candidatos a convalidar anticipadamente un proceso fraudulento de principio a fin. En sentido estricto, es un llamado a la ciudadanía a aceptar las reglas de un ejercicio político orgánicamente viciado. Esto es, a suscribirse sin recurso de amparo a una normatividad –la democracia constitucional– que aquí hemos definido como una “política de pequeñas concesiones, grandes saqueos a las masas”. No es casual que frente a las demandas ciudadanas expresadas ante el IFE (incorporación de observadores del YoSoy132, presencia ciudadana durante el cómputo electoral, etc.), seudoperiodistas de distinguida prosapia como Héctor Aguilar Camín sostengan casi socorridamente que “…Todas estas cosas [solicitudes ciudadanas] son imposibles física o legalmente”. Sólo les falta añadir: “Entiendan que la democracia tiene límites insoslayables, méndiga prole resentida”. Es apenas sintomático que el IFE haya atendido tan solícitamente el llamado a los candidatos que emitió el Consejo Coordinador Empresarial para que éstos se comprometieran por escrito a respetar el resultado de la contienda. Mientras que, por otro lado, aplicando un criterio marcadamente sesgado, hiciera caso omiso a las peticiones de los jóvenes YoSoy132 en lo tocante a la realización de un tercer debate presidencial y a la participación de estos jóvenes como observadores de casilla. 

Imperativos categóricos de la democracia: a saber, la ley de hierro de la oligarquía, la irrenunciable subrepresentación de la ciudadanía, el consenso forzado como estrategia para atemperar el disenso razonado. 

Ante la certeza del fraude, ¿qué hacer el próximo 1º de julio? Uno de los escasos argumentos valiosos que leí a favor del voto se lo debo a un colectivo feminista. Reprodúzcole a continuación: “Quiero que gane [AMLO] para debatirle sus posturas sobre nuestros temas. Prefiero convertirme en la oposición de AMLO que de cualquiera de los otros” (Marta Lamas, Proceso). 

En suma, de los fraudes el menor.

jueves, 28 de junio de 2012

Fraude

A escasos días de que se lleve a cabo la jornada electoral en nuestro país bien valdría la pena llevar a cabo algunas reflexiones que vayan más allá de la política partidista en la que nos hemos visto envueltos los últimos meses. Ante tanta propaganda, manipulación mediática, debates, acusaciones y grilla barata, es fácil perder de vista la realidad del juego electoral. Es necesario poner en perspectiva tanto los acontecimientos recientes como lo que ocurra después del 1º de julio y dilucidar así el sentido real del proceso democrático.

Las elecciones nos presentan una falsa disyuntiva en la que el dilema no es entre votar por un candidato u otro. La verdadera disyuntiva se encuentra en legitimar o no mediante el sufragio un sistema de representación que dice ser “del pueblo para el pueblo”, y termina siendo de unos pocos para otros menos.

Tanto el abstencionismo como el voto nulo son expresiones del descontento generalizado ante un sistema cuya ineficacia para resolver los problemas estructurales de la sociedad es probada. Los partidos políticos no se representan más que a ellos mismos, y los gobiernos electos ejercen el poder en función de determinados intereses que, en el mejor de los casos, no coinciden con los de las mayorías, por no decir que son completamente opuestos.

El gran problema radica en la vaga definición que existe de la democracia. Un sistema de gobierno de ineficacia probada, cuando de canalizar y resolver demandas sociales se trata. Sin embargo, es también un modelo extremadamente útil y eficaz a la hora de dar una apariencia de cambio, al tiempo que se mantienen y refuerzan las condiciones necesarias para la reproducción de un modelo económico intrínsecamente desigual.

El próximo domingo no habrá un fraude orquestado desde las altas esferas del poder para impedir el eventual triunfo de un candidato determinado en la manera en la que se practicaba hace décadas en la tradicional política mexicana. El fraude existe ya, aún antes de que se instalen las primeras casillas. El fraude es por sí mismo el sistema democrático tal cómo se lleva a la práctica en la mayor parte del “mundo civilizado”.

A nadie le quede duda de que, en este sentido, México es una verdadera democracia consolidada. Una democracia en la que, gane quien gane, gran parte de lo que es verdaderamente importante cambiar se mantendrá exactamente igual. Así sean gobiernos de ideologías supuestamente encontradas, de derecha o de “izquierda”, en una democracia consolidada como la nuestra los intereses económicos de un puñado están por encima de los de las mayorías. Una democracia consolidada se pliega a los dictados de los organismos financieros internacionales y las potencias extranjeras en casi cualquier ámbito: política interna, de seguridad, de gasto, monetaria, etcétera.

La libertad de expresión es fundamental en un sistema democrático como el nuestro, siempre y cuando se mantenga light y no ponga de manifiesto las desigualdades estructurales del sistema. Las libertades de organización y manifestación son derechos establecidos y protegidos constitucionalmente, siempre y cuándo dichos grupos organizados no amenacen la continuidad del sistema.

En fin, una democracia consolidada es aquella en la que las elecciones transcurren periódicamente, cambia la cabeza constantemente, y en el fondo nada cambia.

Por eso, este domingo salga a votar. Por el candidato de su preferencia o por ninguno de ellos. O quédese en casa. Lo que hace grande a un país, contrario a lo que le haya dicho el IFE, no es la participación de su gente en una farsa montada cada seis años. Lo que realmente es necesario es tomar conciencia de que la elección de un candidato no representa la solución a los problemas del país. De que la participación política debe salirse de la esfera institucional y partidista, para traducirse en acciones concretas que hagan evidente la imposibilidad de seguir por el mismo rumbo.

miércoles, 27 de junio de 2012

Perlas electorales: Peña Nieto y el nuevo (viejísimo) rostro del PRI


A menos de una semana de las elecciones presidenciales en México y en este periplo que ha procurado identificar el eje de las campañas electorales encarnadas en sus candidatos, solo falta enfocarnos en el candidato del PRI y mostrar sus miserias, inocultables, a pesar de la que probablemente sea la operación mediática más sofisticada y más cara de la historia política del país. 

La idea rectora de la campaña priísta resulta grotesca: Peña representa el cambio necesario, el nuevo rostro de la política nacional. Algunos incluso han elaborado la especie de que el PRI llega por primera vez al poder en sana competencia y en un contexto democrático, lo cual conduce a pensar que sólo un nuevo instituto político, ajeno a su larga tradición autoritaria, respetuoso de la normatividad electoral y sin el apoyo del presidente en turno, podría lograrlo. 

Comparado con lo anterior, los tropiezos de Peña Nieto -que iniciaron a cobrar notoriedad en la Feria de Guadalajara, cuando quedó al descubierto su torpeza para improvisar y que tomaron fuerza en el encuentro con estudiantes de la Ibero, donde reveló su verdadero rostro, más cercano al estilo de Díaz Ordaz que al de a un galán de telenovela- son sólo consecuencia de su (de)formación política y de la ineptitud de sus asesores de campaña.

Vender la idea de que el PRI ha cambiado para satisfacer la demanda de una sociedad democrática, para ponerse a tono con los nuevos tiempos, no puede lograrse más que a través de la imposición monumental, al viejo estilo, echando mano de toda su experiencia para justificar el fraude patriótico, como lo hizo en 1988. En ella radica la doble cara de Peña Nieto, su contradicción fundamental.

Para enfrentar semejante contradicción Peña Nieto no tiene empacho en declarar que “… son los otros (partidos) los que no han cambiado... mientras el PRI formó nuevos cuadros, jóvenes modernos…” manteniéndose fiel a la promoción del nuevo rostro del partido. Sin embargo, cuesta trabajo encontrar cuadros jóvenes en las listas de candidatos a senadores y diputados y es evidente la presencia de la vieja guardia.

Dice Roger Bartra que el PRI no puede regresar al pasado porque nunca salió de él. Después de tres meses de campaña la frase cobra sentido al observar en videos compra de voto, acarreo, golpizas a opositores, bodegas repletas de ‘propaganda’ y detenciones arbitrarias de jóvenes del #132. Anclado en el pasado, el partido de la revolución sólo puede ofrecer un nuevo rostro en el discurso, amplificado hasta la náusea por los medios de comunicación, pero nada más, pues incluso las ideas centrales del ideario político de Peña Nieto abrevan de la más rancia tradición autoritaria.

Su propuesta de reformas políticas apunta a centralizar el poder en manos del presidente, manteniendo el control del Congreso vía reducción de los diputados de representación proporcional y legalizando la reelección, ya que ésta funciona de facto. Pero además le molesta que el Congreso tenga que ratificar a miembros del gabinete del ejecutivo: “… la Constitución le otorga (al presidente) la facultad de designar a su equipo directamente. Más vale que se le permita designar a quienes deberán cumplir con las expectativas” Su idea de eficacia gubernamental, en caso de concretarse, regresaría el sistema político a los años setenta, cuando surgió el sistema de representación plurinominal, y rompería con la tendencia a acotar los poderes del ejecutivo federal, inaugurada con las reformas electorales de 1997.

Lo anterior no es una coincidencia o una ocurrencia casual. En realidad denota un desprecio por los acuerdos que la clase política mexicana configuró para mantenerse en el poder y una fuerte inclinación por volver al presidencialismo tradicional. Lo que nos está tratando de decir Peña Nieto es que los problemas que vivimos son consecuencia de la supuesta transición a la democracia, de ese acuerdo político que nunca debió existir. Por eso es necesario  rescatar los viejos equilibrios para revitalizar el viejo régimen pues de ello depende la salvación de la patria. 

La esperanza de recuperar el paraíso perdido, de seguir viviendo en el pasado, nos son otra cosa que la manifestación más clara de la decadencia del PRI y de la imposibilidad de renacer con una nueva identidad. Por eso a Peña Nieto no tiene más remedio que continuar con la táctica que confirma su inmovilismo: “Los mexicanos ya no queremos más de lo mismo y rechazamos dar un salto al vacío... Juntos vamos a dejar atrás las prácticas de la vieja política”

sábado, 23 de junio de 2012

Grecia y México: insurrección a dos voces

En la antesala de las elecciones en Grecia, Alexis Tsipras, dirigente de Syriza, partido en cuyo seno se congregan múltiples grupos de izquierda, sostuvo sin ambages: “Lo más normal sería que la gente intentara convertir su rabia en una propuesta política alternativa. Y creo que si no fuera por el miedo, el terror mediático, que es el arma más fuerte de nuestros políticos enemigos, estas elecciones serían para nosotros un paseo”.

Y es tan sólo natural remitirse al caso mexicano al leer estas líneas. No sólo por la manipulación y el hiper-control que se ejerce vía el terror mediático en ambos países (que es un fenómeno que bien amerita un estudio aparte, obligadamente exhaustivo, dada la magnitud y el alcance sociopolítico del mismo). Sino también, y acaso especialmente, por la curiosa correlación que guardan los dos países en el contexto del moderno sistema-mundo. Porque también México, cuyo principal referente debiera ser la crisis política de la nación helénica, está pagando ociosamente las tropelías económicas de la metrópoli regional –Estados Unidos. En la comunidad europea, Grecia es el principal damnificado en la crisis económica que sacude a la región. Francia y Alemania, los auténticos beneficiarios de la eurozona, se han respaldado en el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y el Banco Mundial para salvar a sus respectivas bancas nacionales, transfiriendo la responsabilidad político-económica de este colosal atraco plutocrático al más débil de los países en la Unión Europea –Grecia. Este mismo patrón se repite en la zona del TLCAN: México subsidia la recuperación económica de Estados Unidos, inyectando sumas astronómicas a la banca norteamericana por concepto de lavado de dinero proveniente de los cárteles de la droga; nutriendo la industria armamentista a través de la compra cada vez más desproporcionada de tecnología castrense; incrementando sin la pertinente regulación la participación de las empresas estadunidenses en territorio nacional; financiando la capitalización de los organismos monetaristas-financieros con sede en aquel país (en la reciente cumbre del G20 Felipe Calderón acordó aportar 10 mil mdd al FMI “para enfrentar los tiempos de la crisis económica” [sic]). No importa cuán enérgicas sean las manifestaciones de censura a los respectivos regímenes, los poderes fácticos siguen operando a sus anchas en ambos lados del Atlántico. Los dos países continúan sometidos políticamente a los caprichos de potencias contiguas, en lo regional, y del capital transnacional, en lo global.

Tanto en México como en Grecia estos penosos antecedentes son de dominio público, a pesar del cerco que ha desplegado el poder y el silencio cómplice de los medios masivos. La gente en las calles habla de economía con datos duros a la mano, esgrime argumentos sólidos en defensa de la soberanía nacional, discute en casa sobre política doméstica e internacional, toma plazas públicas en señal de indignación. Algo nuevo ha emergido en estos países que padecen las inclemencias de una crisis a todas luces civilizatoria. Es una suerte de politización espontanea, sin doctrinas intermediarias ni vanguardias ilustradas. Es el conocimiento práctico que arroja la experiencia de la desprotección, la impotencia frente a la tiranía del dinero, la zozobra desquiciante que arrastra consigo la precariedad material, la irrenunciable sensación de engaño, la inseguridad que se palpa en las calles… el anhelo colectivo de que toda esta mierda se vaya al carajo, y vengan tiempos mejores, pero no en el futuro (entelequia metahistórica a la que aluden los políticos), sino ahora.

Cabe preguntarse si en las elecciones en puerta, la gente en México intentará “convertir su rabia en una propuesta política alternativa”, o si se impondrá “el miedo, el terror mediático”. Las movilizaciones juveniles representan una primera respuesta a este dilema. Se comienza a configurar un modelo alternativo de participación político-ciudadana; un canon adecuado a las demandas concretas de una sociedad largamente ignorada e históricamente desprovista de herramientas para incidir en los asuntos que le conciernen. Falso e inicuo es el mito liberal que condiciona la capacidad propositiva de una persona al horizonte educativo que posee. Las voces que hoy demandan el cambio político emanan de todos los segmentos sociales, sin distingo de clase, nivel educativo u origen: la transversalidad es la norma de la acción insurreccional.

En Grecia, la derecha (que sí existe y es cada vez más avariciosa) obtuvo tan sólo una ventaja de tres puntos porcentuales frente a su adversario Syriza. Pero el terreno electoral es sólo un frente más –acaso el más coaccionado– en el extenso abanico de espacios políticos donde la sociedad puede y debe intervenir. Si en México conseguimos evitar que se reedite el fraude electoral de 2006, el 2º de julio se refrendará la primera conquista de la naciente ciudadanía crítica. Empero, cualquiera que sea el resultado de los comicios en puerta, la sociedad mexicana deberá perseguir la construcción de una “propuesta política alternativa”, sí o sí. Basta de imposiciones, de saqueos, de atropellos a la soberanía, de violencia inducida desde el poder corrupto y corruptor, de gobiernos entreguistas, de jerarquías sociales edulcoradas con fórmulas ideológicas pedestres, de tributos neocoloniales a una potencia vecina que nos trata con la punta del pie.

México y Grecia tienen una doble misión histórica, a saber: sepultar el neoliberalismo y recuperar el valor de la soberanía como precepto inalienable. La Historia no está de ningún lado. Es la acción concreta de hombres concretos orientados a partir de criterios éticos lo que definirá el curso de la Historia.

miércoles, 20 de junio de 2012

Perlas electorales: AMLO y el ‘Ulises criollo’ de su gabinetazo


Como lo señalamos en una colaboración anterior, las exigencias mediáticas del proceso electoral han obligado a los candidatos a sacarse ases (¿o heces?) de la manga para mantener y apuntalar su presencia en la carrera por la presidencia de la república. En esta ocasión nos ocuparemos de AMLO y su propuesta de gabinete. 

Omitiremos señalar su propuesta de la república del amor o su actitud de perdonavidas hacia sus adversarios políticos, como Salinas, Televisa y demás, que contienen perlas electorales de alto mérito. Tampoco entraremos en el tema de su imagen de viejito buena onda, siempre en control de sus emociones y con la misma cantinela -que no varió en los dos debates oficiales más el reciente organizado por los jóvenes del #132- concentrado en mostrarse conciliador y sin dientes. Sin duda que en los últimos seis años su transitar por los caminos de terracería le han aflojado bastante su actitud crítica, convirtiéndose en una sombra de lo que fue en la campaña del 2006.

Así las cosas, nos vamos a concentrar en su propuesta de gabinete, que no es más que una muestra clara de las exigencias que impone la mercadotecnia política y de su calculado desplazamiento hacia la derecha, como bien lo señaló hace ya varios meses el subcomandante Marcos. En su gabinetazo podemos encontrar una prueba de lo dicho por el sup pues evidencia los compromisos políticos que el tabasqueño suscribió públicamente para utilizarlos como moneda de cambio por votos. Empresarios, burócratas de alto rango y personalidades del mundo de la cultura y la ciencia no dejan lugar a dudas de que su proyecto no quiere molestar a los dueños del país sino pavimentar el camino para la continuidad del modelo económico.

Para muestra basta un botón: Juan Ramón de la Fuente, ex secretario de Salud con Ernesto Zedillo, y por si fuera poco represor de estudiantes de la UNAM y cabeza visible del proyecto privatizador de la educación superior, como eventual secretario de Educación. Cómo olvidar el papel que jugó de la Fuente en el conflicto universitario de 1999-2000, su petición para violar la autonomía universitaria y solicitarle al gobierno federal la intervención de la Policía Federal Preventiva (PFP) –que por cierto se estrenó con esa infame acción. Cómo olvidar su paso por la rectoría de la UNAM, que no tuvo otro objetivo que posicionarlo para que fuera mencionado como posible candidato a la jefatura del Distrito Federal. Pero sobre todo, cómo olvidar que gracias a su amor por la educación pública envió a la cárcel a más de mil estudiantes y los acusó de terrorismo, sabotaje y demás linduras.

A los que estuvimos en esos días en la UNAM nunca dejó de sorprendernos la frialdad y el cinismo con que se condujo a lo largo y después del conflicto estudiantil. Y además cómo -después de haber metido a la policía militar y ‘recuperado’ el control de la UNAM- improvisó una campaña mediática que promovió lo que ya todos sabíamos desde antes del fin de siglo: que la UNAM es la universidad más importante de habla hispana en el mundo. Gracias a ella quedó como el salvador de la UNAM, pues muchos pensaron que la Máxima Casa de Estudios jamás se repondría de la enorme campaña de desprestigio instrumentada por los poderes fácticos en contra del movimiento estudiantil y de la educación gratuita, laica y obligatoria entre 1999 y 2000.

Con esos antecedentes, AMLO tuvo la ocurrencia de anunciar que “…quiero que Juan Ramón de la Fuente se convierta en el nuevo José Vasconcelos para sacar adelante la educación” El referido Vasconcelos fue un personaje claramente emparentado con la derecha católica mexicana en los años veinte y simpatizante de Alemania durante la II guerra mundial. Pero en el colmo de su optimismo edulcorado, AMLO cierra el anuncio diciendo que daría completa libertad de maniobra a de la Fuente “… porque no es sólo mejorar la calidad de la enseñanza, es garantizar el acceso de todos a la educación”. Pero ¿no fue el señor de la Fuente el que se enfrentó y reprimió a un movimiento estudiantil que defendía precisamente el acceso de todos a la educación?

Ahora bien, si el perredista se refería a la simpatía que externó Vasconcelos con respecto al nazismo y su desprecio por la democracia, no me queda más remedio que reconocer que Juan Ramón de la Fuente, gracias a su demostrada inclinación por el autoritarismo y la represión, se ajusta plenamente al perfil político del autor del Ulises criollo. Pero además, esta perla nos demuestra hasta donde se ha recorrido AMLO hacia la derecha, haciéndose el olvidadizo  a cambio de reforzar una imagen de conciliación y cordura política. Supongo que en el fondo de semejante táctica está la idea de que los mexicanos no tienen memoria histórica y por lo tanto su dislate, por decir lo menos, no le pasará la factura. Veremos dijo el ciego.

domingo, 17 de junio de 2012

Zizek sobre Grecia

Lo que está en juego en las elecciones de hoy en Grecia según Slavoj Zizek en su artículo: 



Al final de su vida Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, hizo la famosa pregunta «¿qué quiere una mujer?», admitiendo su perplejidad frente al enigma de la sexualidad femenina. Similar perplejidad surge hoy: «¿Qué quiere Europa?» esta es la pregunta que vosotros, los griegos, estáis dirigiendo a Europa. Pero Europa no sabe lo que quiere. El modo en que los estados europeos y los medios de comunicación se refieren a lo que está pasando hoy en Grecia, creo que es el mejor indicador de la Europa que pretenden. Es la Europa neoliberal, la Europa de los estados aislacionistas. Los críticos acusan a Syriza de ser una amenaza para el euro, pero Syriza es, al contrario, la única posibilidad que tiene Europa. ¿Qué amenaza?. Vosotros estáis dando Europa la posibilidad de salir de su inercia y encontrar una nueva vía....

jueves, 14 de junio de 2012

Las contribuciones del #132 a la crítica de la farsa electoral. (3 de 3)

Se había mencionado en la primera parte de este tema que el #132 había subrayado el carácter pacifista de sus acciones, lo que resulta lógico en un contexto permeado por la guerra de ‘baja intensidad’ que ha invadido al país. Y a pesar de que los seguidores del candidato del PRI han insistido en calificarlo como violento -para ocultar el verdadero origen de la violencia electoral exhibido en innumerables videos donde aparecen grupos priístas agrediendo a jóvenes que se manifiestan en los actos de campaña de Peña- los integrantes del #132 tienen muy claro que la violencia no es el camino.

En este sentido, las actividades del movimiento tienen como eje la no violencia y su acción por excelencia es articular su presencia en cada acto de campaña de Peña, manifestando su repudio y visibilizando lo que muchos ciudadanos no se atreven a manifestar en público: su hartazgo por los viejos estilos de hacer política en México y el cinismo de un candidato de laboratorio.

Pero estas manifestaciones de repudio no podrían ser organizadas sin la otra cara de las acciones colectivas del #132: la creativa y dinámica utilización de las redes sociales. Y es este rasgo el que define la naturaleza de sus acciones y su alta efectividad para burlar el cerco informativo impuesto por la mediocracia mexicana. De hecho, estirando un poco el argumento se podría afirmar que la dinámica de las redes sociales es la que configura la base del movimiento, no sólo porque surge con el video en donde los jóvenes estudiantes responden a las acusaciones de ser porros y acarreado sino porque es en el ciberespacio en donde los #132 se encuentran en su elemento natural. Su destreza en el manejo de las redes y su capacidad para neutralizar por ese medio los ataques y descalificaciones son lo que potencian sus acciones y actividades.

Casi de manera instantánea, los #132 ‘suben’ a la red todo acción, magnificando así su impacto. De hecho, buena parte de los actos de repudio contra Peña son llevados a cabo por decenas o a veces centenas de estudiantes, pero son grabados y colocados en infinidad de blogs, en twitter y videos en Youtube, magnificando así su impacto e involucrando a miles y miles de personas, que las comparten en sus plataformas personales y comentan en donde los dejen. Y el decir buena parte es porque no se pueden pasar por alto las manifestaciones masivas, como la organizada en la ciudad de México esta semana, que contó con alrededor de cien mil manifestantes. Esto sin mencionar que mucha de la información que produce el movimiento es retomada por la prensa nacional –la local sigue amordazada en la mayor parte del país- por noticieros y grupos de discusión en la televisión y la radio.

Así las cosas, la consistencia entre las demandas, la organización y las formas de acción del #132 configuran un movimiento con una fuerza moral y gran capacidad para influir en la percepción de los ciudadanos con respecto al proceso electoral. Muchos se preguntan, incluso sus propios integrantes, cuál será el futuro del movimiento, sobre todo después de las elecciones. Pero esa pregunta pasa por alto que el #132 ha logrado ya sus objetivos originales: denunciar la manipulación de los poderes fácticos en las elecciones y el voto de calidad que ejercen para burlar la voluntad de las mayorías. Más allá del futuro del movimiento habrá que evaluar al movimiento por su capacidad para evidenciar, durante las campañas, las trampas de la democracia electoral entre los habitantes de este país. Y en ese aspecto su éxito ha sido enorme. Más aún, probablemente logre también sacar a los votantes indecisos de sus casas para desafiar a esos poderosos que, elección tras elección, se salen con la suya envueltos en el falso manto del discurso democrático y acabar con la farsa electoral.

miércoles, 13 de junio de 2012

La dignidad a la política

Por: Camilo González 

La dignidad en la lucha política tiene su manifestación material en la obtención de las cinco condiciones que hemos encontrado como básicas, es decir, una vivienda y una alimentación dignas, una educación y un sistema de salud justo y digno y un trabajo digno para todas las personas.

En tiempos donde las políticas públicas internacionales y por tanto las de Estados Unidos, así como las políticas nacionales y por tanto las de Estados Unidos, como la referente a la Iniciativa Mérida, están hechas para controlar por la vía militar a los territorios que no se dejen controlar por el mercado libre ya en decadencia o por la ideología liberal a la que desde hace mucho se le había predicado su muerte; en estos tiempos, decía, las condiciones de vida siguen siendo espantosas, de lesa humanidad.

Quizá deberíamos acusar al capitalismo financiero de lesa humanidad. Lo cierto es que lo podemos acusar de poco virtuoso, en cuanto a las 4 referidas por los griegos. Lo importante es que ya no importa el discurso político liberal. Incluso, es una fórmula que hasta dejó de ser políticamente correcta.

Ahora lo fundamental es comenzar la crítica del liberalismo y de toda la ideología liberal, para que en algún momento podamos pensar en una filosofía política que termine con el pan en la mesa, y no con el fusil.
 
Un movimiento armado no tiene sentido en estos momentos. El llamado a la violencia solo puede salir de las llamadas “fuerzas del orden” porque son las que provocan la violencia, y que son destacadas en el tema entre la serie de incongruencias institucionales de la teología capitalista.

El gran problema es la democracia, pues sin la ideología liberal reinando sobre el régimen político, es muy probable que logremos un sistema mucho más humano, contrario al capitalista democrático.

Cierto es que a nadie le interesa pensar en los cambios que sufren los sistemas políticos en las regiones de México y en el nivel federal tal vez haya uno que otro cronopio perdido que piensa sin que culmine en una acción que es trascendental cambiar el sistema político capitalista por uno más humano.

Y yo lo entiendo. Seria desperdiciar el dinero que se le ha dado al IFE. LoL.

No puede haber más violencia en nuestro país deberían ser nuestras palabras.

Para muestra, les dejo esta liga:

http://english.pravda.ru/world/americas/25-05-2012/121231-mexico_presidential_elections-0/

Fuente: http://esp.mexico.org/lapalabra/una/45960/la-dignidad-a-la-politica

martes, 12 de junio de 2012

Los retos de #YoSoy132

Hace exactamente un mes fuimos testigos de cómo el reclamo de gran parte de la población tomaba forma. Ante la evidente manipulación de información por parte de las televisoras y medios de comunicación, y la imposición de un candidato a través de la desinformación, los gritos de repudio en un acto de campaña se transformaron en un movimiento que empieza a configurarse como un elemento crítico del aparato estatal en toda su magnitud y cuyo desenvolvimiento será fundamental en la construcción de alternativas a la crisis política y social que atraviesa el país.

Una elección cuyo rumbo era dictado por las televisoras y casas encuestadoras se encuentra ahora con el contraste que representa un sector crítico de la sociedad, que concentra sus reclamos en exigir libertad de información y pone en el terreno de la discusión un punto fundamental: la ilegítima capacidad con la que cuentan ciertos agentes para imponer agendas, manipular elecciones y salirse con la suya, haciendo énfasis en el duopolio televisivo.

Las fortalezas del movimiento son muchas. Existe una vasta experiencia previa de donde extraer valiosas lecciones: los movimientos estudiantiles que desde 1968 se han manifestado como expresiones del descontento de generaciones tradicionalmente olvidadas; movimientos de carácter social que han sido objeto de represión por parte del Estado; una realidad socioeconómica deprimente frente a un Estado incapaz de resolver problemas de raíz, y que encuentra a una sociedad cada vez más consciente de que las cosas no pueden seguir por el mismo rumbo. Y por supuesto la experiencia internacional: movimientos estudiantiles en Latinoamérica, indignados, ocupas, etcétera. Movimientos con los que establecer vínculos será fundamental para la consecución de los objetivos.

Las exigencias del movimiento pueden ser condensadas en hacer valer un derecho a recibir información plural de calidad y en exigir libertad de expresión. No obstante, muchos de sus objetivos se han trasladado a un plano inmediato exigiendo, en una coyuntura electoral, una mayor democratización de los medios y de las estructuras de renovación del poder, lo que puede constituir a la larga un problema para la organización interna del mismo.

El objetivo de las elecciones en los sistemas democráticos no es otro que paliar el descontento generalizado, canalizarlo mediante el voto dando así una apariencia de cambio en la superficie de las estructuras de poder, mientras las mismas dinámicas de dominación, tanto políticas y sociales como económicas, se mantienen y reproducen. Es por ello que el movimiento debe tener bien claro que lograr que Peña Nieto no llegue a la Presidencia no representa sino un minúsculo triunfo frente a las condiciones estructurales de un sistema diseñado para perpetuar las desigualdades.

El principal reto vendrá después de las elecciones, cuando sea necesario conformarse como un movimiento crítico de las decisiones tomadas desde el poder, llegue quién llegue. La transformación del movimiento en ese momento será vital para el establecimiento de un verdadero agente de cambio social.

Si el candidato del PRI gana las elecciones no se tratará de una derrota para el movimiento, sino de una llamada de atención que forzará a repensar las formas de organización, las demandas establecidas y los vínculos con el resto de la sociedad. De igual manera, el movimiento no puede hacer suyo un eventual triunfo de López Obrador.

Es necesario que las demandas de libertad de información y libertad de expresión no se reduzcan a su expresión mínima e inmediata, (una tercera televisora), sino todo lo contrario: el movimiento debe servir para iniciar un proceso de diálogo verdadero entre los distintos sectores de la sociedad, a partir del cual se puedan construir alternativas a un modelo de representación política y de organización social francamente decadente.

sábado, 9 de junio de 2012

A rio revuelto, ganancia de pescadores o nadie sabe para quien trabaja

El trastorno, la perplejidad, el sospechosismo, se apoderan de la psique del mexicano al son de un ensordecedor barullo electoral. Esta confusión reinante, apenas sintomática de la desquiciada manipulación que se ejerce desde el poder, alcanza proporciones inéditas, acaso demenciales, en el proceso comicial en curso. En este teatro prosaico de bufones, jorobados y enanos, de intrigas palaciegas inexcusablemente sórdidas, donde “el noble y el villano, el pro hombre y el gusano bailan y se dan la mano sin importarles la facha”, el pueblo (categoría que se refiere a todo aquello que está fuera de los círculos del poder) se enreda en la maraña de intereses creados que le resultan a menudo ajenos. No pocas veces renuncia a la participación, o bien, participa en condición de juguete subordinado a poderes extraños. 

El “joven” rostro de la vetusta Revolución Institucionalizada (oxímoron fatal), en un gesto de evidente oportunismo, inaugura un inverosímil Plan de Concertación Nacional, al que se suman figuras provenientes de fuerzas sólo nominalmente opositoras, aunque en la práctica tan indignas como el partido que representa el Nieto mimado de Atlacomulco-Salinas. Con una larga lista de “ex” entre las filas de este innoble séquito de neófitos a sueldo, donde destacan el horroris causa Vicente Fox, el neo-franquista Manuel Espino y la seudofeminista Rosario Robles, el priismo busca emular el proyecto de concordia lopezobradorista, aunque fuere con personajes residuales de la artificial oposición. 

Ante los calamitosos resultados de su –intencionadamente– fallida campaña, la única mujer candidata (si bien a veces pareciera ideóloga del patriarcalismo más refractario) mueve sus piezas intramuros con el fin de afianzar, al menos, el registro de su fracturado partido. Sólo las encuestas de MITOMANOfsky y GEA/RISA la colocan como aspirante al segundo puesto. En ese vaivén de “cambios estructurales” intestinos, la señora del apellido políticamente incorrecto recurre a hombres diestros en materia de guerra sucia, y reedita la estrategia de manipulación propagandística de 2006, lanzando al aire spots que tergiversan alevosamente las recientes alocuciones del malquerido tabasqueño, reconociendo, acaso tácitamente, que otra vez el adversario a vencer es el otrora “peligro para México”. 

Y mientras en 2009, en el marco de las elecciones intermedias, los principales promotores del voto nulo fueron los panistas, a través de organizaciones presuntamente ciudadanas con fines presuntamente apartidistas, izando criterios presuntamente democráticos, en este 2012 el principal panegirista de la campaña pro voto nulo es el impredecible poeta Javier Sicilia. Cabe apuntar, no obstante, que entre las huestes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que comanda el discursivamente caprichoso poeta, destaca un personaje oscuro, a saber: Carlos Emiliano Salinas Occelli, vástago del omnipresente Carlos Salinas de Gortari, padrino político de Enrique El Iletrado. ¡Sorpresas que da la vida! 

Y para que la cuña apriete, en este mar de imprevisibles oleajes, la prensa, factor perverso en la anarquía ético-intelectual reinante, insistentemente destaca la presencia de Paloma Guillen Vicente, hermana del sub-comandante Marcos, en el equipo de campaña de Peña Nieto. 

Es evidente que el propósito oculto de esta confusión inducida es el envenenamiento del pensamiento por todos los flancos. En el actual proceso electoral, todos los caminos parecen o pretenden conducir al des-Peña-dero. Las ideas se nublan; las alternativas se acotan dramáticamente. Todo con el afán de hundir al país en un estado de creciente e insufrible incertidumbre. Y esperar que el próximo 1º de julio se imponga el voto conservador.

miércoles, 6 de junio de 2012

Las contribuciones del #132 a la crítica de la farsa electoral. (2 de 3)

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La identidad del movimiento se configura en torno a la deplorable y evidente alianza entre las televisoras y Enrique Peña. En la medida en que los estudiantes mantengan identificado al adversario, las posibilidades de que el movimiento se fortalezca son grandes. Sin embargo, parece que conforme el tiempo pasa, las demandas se están diversificando, tal vez demasiado, probablemente por la enorme presión que están ejerciendo los poderes fácticos para obligarlos a neutralizar sus críticas al candidato del PRI y a Televisa.

Por lo que respecta a las formas de organización parece que el movimiento, que surgió en la ciudad de México se empieza extender a los estados de la república, lo que pondrá a prueba su capacidad para configurar una estructura que pueda tener presencia en todo el país. Las manifestaciones de repudio hacia Peña han cobrado forma en estados como Tabasco, el estado de México, Guerrero, Quintana Roo y Guanajuato, lo que confirma que el elemento aglutinador es el antipriísmo. Las consignas no dejan lugar a dudas: “¡La democracia no es una telenovela! y ¡Yo soy prole, pero sí leo!”, “¡Ibero aguanta, Guerrero se levanta!” o declaraciones como “No es odio ni intolerancia contra su nombre (Peña Nieto), sino hartazgo e indignación ante lo que éste representa” que claramente matizan la crítica y muestran su rechazo a un eventual regreso del PRI a Los Pinos.

En la primera asamblea interuniversitaria celebrada en Ciudad Universitaria a la que acudieron representantes de 54 universidades públicas y privadas se puso a prueba la capacidad del movimiento para dialogar. Por cerca de 12 horas se discutieron en 15 de mesas de trabajo temas como la postura del #132 frente a los medios, su relación con otros movimientos sociales e incluso su agenda poselectoral. Aglutinados en asamblea plenaria se leyeron las principales propuestas sin olvidar, insisto, su demanda central: su rechazo al regreso del viejo régimen encarnado por Peña.

Por otro lado, el #132 está consciente de la necesidad de establecer puentes con otros movimientos fuera del país como los Ocupa Wall Street o Los Indignados los cuales han respondido favorablemente. Este hecho podría fortalecer al #132 pues conocerá otras formas de lucha para ampliar su capacidad de movilización. En todo caso la organización girará en torno a la Asamblea General Universitaria, en donde estarán los representantes de las universidades adherentes, y una Coordinadora  Interuniversitaria que tendrá un carácter operativo pero sin capacidad para tomar decisiones.

En la primera Reunión Nacional Interuniversitaria, celebrada el martes 5 de junio y que contó con representantes de 98 universidades, el tema que generó más polémica fue su posición con respecto al voto. Se discutieron tres propuestas: voto útil, voto nulo o voto crítico e informado. La última opción fue la que recibió el visto bueno de los representantes lo que parece una decisión congruente con las demandas originales. Las discusiones duraron más de veinte horas y por momentos se tuvo que llamar al orden porque las cosas parecían salirse del control de los moderadores pero la sangre no llegó al río y se pudieron articular las propuestas.

Como se ve, el cuidado que ha puesto el #132 por abrir canales de discusión y la conformación de consensos demuestra que el impulso original empieza a tomar forma. Pero también define el carácter ético de un movimiento que quiere definir en su práctica política y en sus relaciones internas un espacio de tolerancia, de respeto a la diversidad, que los coloque en las antípodas de la política institucional. Pero y ¿cuáles son sus formas de acción? Eso lo analizaremos en la próxima entrega.

sábado, 2 de junio de 2012

Ayer, hoy y mañana: Manifiesto Generacional

Insistentemente subestimada, indiscriminadamente difamada, la Generación “Y” abandona su estado de reposo e irrumpe en la escena ya no como larva o ser viviente embrionario, sino como adulto plenamente facultado para transformar el entorno adverso que le fue heredado por las generaciones precedentes. Metamorfosis que no pocos miran con recelo e incredulidad. Pero este proceso evolutivo-ascendente es auténtico e irreversible, para desgracia de los beneficiarios del letargo, la permisividad, el anquilosamiento. 

Hace algunos años formulamos la siguiente pregunta-exhortación: “¿Se puede, a partir de la reflexión libre, del razonamiento crítico, de la pluralidad y el reconocimiento del otro –del diálogo franco–, construir una estética diferente, una nueva ética, una historia contada de otra manera[...] otra historia; un saber alternativo, contrahegemónico, antisistémico[...] creador?”. Los calificativos despreciativos fueron moneda corriente en las respuestas de receptores e interlocutores. Otros ni siquiera entendieron la dimensión de las palabras expresadas. Naturalmente, para los cínicos que desestimaron el valor de esta propuesta, el ejemplo a seguir entre los jóvenes suele ser el infame “niño verde”, arquetipo del pudrimiento ético al que condujo la cultura del poder y el dinero, tan extensamente arraigada en las sociedades de ayer y hoy. Pero precisamente hoy nos disponemos a definir el mañana con arreglo a otros criterios acaso divergentes, y mandar al carajo la “ley de hierro” del conformismo. Dice el refrán que “árbol que nace torcido jamás su tronco endereza”. A nosotros nos corresponde la misión de plantar la semilla del árbol que habrá de proveer el oxigeno a las generaciones de hoy y mañana. 

No pedimos comprensión paternalista, sino observancia ex profeso a nuestras demandas. Solicitamos además confianza. El lapso histórico en el que nos ha tocado crecer está marcado por transformaciones vertiginosas de orden social, político, científico, tecnológico. No es gratuita la seguridad, convicción y sobriedad que se revela en la formulación de demandas que enarbolan las movilizaciones en todo el orbe: hemos sido testigos vivientes de los cambios civilizatorios más recientes, y esto nos faculta, con base en intuición y/o conocimiento empírico, para elegir el camino más adecuado e inteligente. Ya en otra oportunidad describí esta condición generacional: “Si algo la distingue [a la Generación "Y"] es la acumulación de contradicciones que dormitan en su seno. Generación cuyo rasgo fatal, tal vez privativo, es el de constituir una suerte de bisagra entre el mundo antiguo y el mundo que, no exentos de los dolores de parto obligados e implacables, habremos de parir. Y no obstante la poca o nula confianza que se le concede a esta generación, es alentador observar que los primeros pasos del infante –el mundo nuevo– lucen una firmeza en el andar que subrepticiamente han de envidiar sus ascendientes”. (Léase el artículo completo en http://lavoznet.blogspot.mx/2011/10/primavera-generacional.html). 

Aún hay quienes se preguntan acerca del alcance sociopolítico de las manifestaciones juveniles en México. Eso que algunos han dado en llamar Primavera Mexicana es tan sólo el prolegómeno de una era que “está pariendo un corazón”. Es la sepultura del ayer alienado, la reivindicación del hoy redentor, la proyección del mañana deseable. La modernidad ha pretendido arrebatarnos la creatividad e imaginación. Su éxito tan sólo fue parcial, acaso efímero. Recuérdese la consigna de los sesentayocheros: “Seamos realistas, soñemos lo imposible”.