viernes, 17 de diciembre de 2010

Pobreza y violencia social

Cuando la atención de todos los medios se encuentra en difundir lo que ya todos sabíamos, acerca de las finas labores diplomáticas (entiéndase espionaje) llevadas a cabo por la mas democrática de las naciones (Estados Unidos, por supuesto) en todo el orbe, que van desde la salud mental de Cristina Kirchner y la “tendencia a las fiestas salvajes” de Berlusconi hasta la inoperancia del gobierno mexicano en la lucha antidrogas y los proyectos hitlerianos de Hugo Chávez, eventos alrededor de todo el mundo pasan desapercibidos y sin la menor atención por parte de la “comunidad internacional”.

Villa Soldati es un barrio en Buenos Aires, Argentina, del que hasta hace poco no se tenía noticia alguna, y con toda razón: se trata de un barrio marginal de la ciudad, al que los servicios públicos no llegan, y en el que la mayoría de sus habitantes viven en condiciones de vida precarias, por hablar eufemísticamente.

Varias hectáreas del barrio fueron usadas como tiradero de la basura proveniente de las zonas nice de la Capital, con condiciones higiénicas que, por decir lo menos, dejaban mucho que desear. Cualquier similitud con un buen número de poblaciones mexicanas es, obviamente, pura coincidencia.

Los últimos años han sido testigos de la gestación de un nuevo problema: la ocupación de ciertos lotes y predios por parte de inmigrantes, en su mayoría provenientes de los vecinos países sudamericanos. Son cientos de familias las que habían encontrado asentamiento en dichos predios, y de más está decir que eso de “vivienda digna” solo existe en los textos constitucionales. Ahora, vecinos del mismo barrio, se han dado a la tarea de pedir amablemente a estos invasores, a punta de golpes y balazos, que abandonen el lugar. Desde el 7 de diciembre pasado se cuentan cuatro muertos y un número indeterminado de heridos.

Podrá pensarse que poco tiene que ver la situación en Villa Soldati con lo que pasa en nuestro país, sin embargo, pone de manifiesto varios asuntos sobre los cuáles vale la pena reflexionar.

En primer lugar, la tarea fundamental del Estado es, según dicen, defender la vida, las libertades y la propiedad; poco o nada de esto se lleva a cabo en Villa Soldati, en la que una guerra entre pobres -¿cuándo ha sido diferente?- pone en jaque los derechos más básicos del hombre. La clase dirigente se encuentra muy ocupada determinando de quién es la responsabilidad como para hacer algo al respecto, mientras espera poder sacar algún beneficio político electoral de la coyuntura..

Por otra parte, se hace manifiesto un profundo racismo: las víctimas ahora son los inmigrantes. Curioso en un país cuya población extranjera hace menos de un siglo era de una tercera parte del total. La diferencia, los de hace un siglo eran rubios y los de ahora no. Los inmigrantes de ahora no molestan por ser inmigrantes, sino por ser pobres.

Todos aquellos que quedan marginados del sistema pagan el precio de una política económica que busca la estabilidad monetaria y el crecimiento económico a costa de una disminución considerable en los ingresos del ciudadano medio, eso que llaman economía de mercado, que para lo único que sirve es para crear más pobreza y dar lugar a situaciones como la que vive ahora Villa Soldati.

Los índices de criminalidad en el barrio se han disparado, consecuencia de las mismas condiciones que mantienen a miles de individuos fuera de los mercados laborales y demás manos invisibles que supuestamente han de distribuir la riqueza de forma adecuada.

¿Es tan diferente la situación que se vive ahora en Buenos Aires de la que se vive en el resto de ciudades en Latinoamérica y el mundo? Basta con darnos una vuelta por las afueras de esta o cualquier ciudad que se diga moderna para darnos cuenta que el progreso no llega a todos parejo.

El problema que se vive hoy en Buenos Aires nos afecta un poco más de lo que creemos: cualquiera de nuestras ciudades está expuesta a los mismos brotes de violencia dadas las condiciones cada vez más precarias en las que vive la gente, y mientras la lógica individualista que no nos permite tomar conciencia de los derechos de los otros sea la que predomine, la multiplicación de las Villas Soldati será inminente.

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